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El "Toro" Zambrano regresa a la pelota criolla por un "llamado de Dios"

Carlos Zambrano, uno de los mejores lanzadores que Venezuela haya tenido en las Grandes Ligas, regresa a los diamantes en su país con los Navegantes del Magallanes tras romper un largo retiro.

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Foto: AP/Gene J. Puskar/Archivo

El derecho de 37 años, ganador de 132 juegos en 12 temporadas en las mayores con los Cachorros de Chicago (2001-2011) y los Marlins de Miami (2012), dejó el béisbol hace cuatro años para ordenarse como pastor evangélico y ahora dice haber recibido «un llamado de Dios» para volver a jugar.

Su retorno comenzó a gestarse a finales de 2016, contó a la prensa tras comenzar sus prácticas con Magallanes en la naciente temporada 2018-2019 de la pelota venezolana.

«Un pastor de Argentina me dijo: amigo, vengo de parte de Dios a decirte que él te va a llevar nuevamente al béisbol, así que prepárate. Yo le dije: estoy retirado», relató Zambrano.

Pero en los meses siguientes otros pastores en Estados Unidos, Sudáfrica y México le darían mensajes similares.

«Personas diferentes me decían lo mismo y ninguna se conocía (…). Era una señal», continuó el pitcher diestro.

Apodado ‘El Toro’ por su resistencia física y su tamaño (1,93 metros de estatura y 124 kilos de peso), Zambrano lanzó por última ocasión en Venezuela en la campaña 2013-2014, en la cual Magallanes obtuvo el último de los 12 trofeos de campeón que colecciona.

Los Navegantes únicamente son superados por sus grandes rivales, Leones del Caracas, dueños de 20 títulos.

– Vieja estrella –

Zambrano dejó récord de 132-91 en las mayores, con efectividad de 3,66 en 354 presentaciones, 302 como abridor. Estuvo en tres ediciones del Juego de Estrellas (2004, 2006 y 2008).

Tal vez tuvo su mejor temporada en 2004, con marca de 16-8, efectividad de 2,75 en 31 aperturas y 188 ponches; aunque su tope de victorias fue de 18 en 2007.

Y la ofensiva tampoco se le dio mal, ganando tres veces el Bate de Plata (2006, 2008 y 2009).

Su carrera en Estados Unidos tuvo como único defecto un explosivo carácter que le metió en más de un problema. Hoy, con ayuda de la fe, dice haberlo domado.

Dios cambió su vida. Un día rompió en llanto cuando escuchó a un predicador llamado Rubén Hernández, aunque su padre le había enseñado «que los hombres no lloran», y decidió convertirse en pastor, recordó en una entrevista publicada por un diario venezolano.

– Paso a paso –

Zambrano dio en México sus primeros pasos en el regreso a la pelota. Viene de lanzar siete juegos este verano con los Leones de Yucatán, con balance de 2-1, aunque una elevada efectividad: 5,18.

«Me encuentro bien físicamente», asegura.

Su pesada recta, que llegó a marcar 99 millas por hora (mph) en sus mejores tiempos, rondó las 92 mph en su periplo por el béisbol mexicano.

Su meta no es otra que «volver a lanzar en las Grandes Ligas y llevar el mensaje de Dios», confiesa con esperanza.

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