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Conmebol desafía a la pandemia: ¿está lista Venezuela para el reto?

En esta columna se analiza los desafíos que tiene Suramérica y en específico Venezuela, ahora que la Conmebol reactivó las competencias futbolísticas. Los protocolos a seguir para evitar los contagios por la COVID-19 son muchos y costosos, además que corren por cuenta del Estado. ¿Podrán los organizadores locales cumplir con las nuevas reglas?

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portada carlos domingues

Durante los últimos años, CONMEBOL ha querido mostrar una cara de renovación y limpieza luego del “FIFA Gate”, episodio que purgó las más altas esferas del organismo y sus dependencias nacionales. En esa carrera, la Confederación ha querido emular a la UEFA en distintos aspectos, sobre todo en lo que tiene que ver a la organización de competencias. Sin embargo, en lo que se refiere al manejo de la situación con la pandemia de la COVID-19, hay aspectos que difieren mucho entre ambas entidades y se ha evidenciado en la reactivación de las competiciones continentales.

Estando apenas a solo unos días del reinicio de la Copa Libertadores, el escenario epidemiológico de Suramérica evidencia un panorama muy distinto al que existía en Europa justo cuando se reactivaron la Liga de Campeones y la Liga Europa. Si bien la pandemia da señales de estabilización en el subcontinente, aún las cifras que se manejan son alarmantes (sin precisar además que la falta de datos y el subregistro de casos obligan a ser prudentes con el optimismo). Y mientras la actividad futbolística europea se reanudó justo cuando los picos máximos de contagios comenzaron a descender, en este lado del mundo la vuelta a los entrenamientos llega justo en el ascenso.

Hoy, América es la región más devastada del mundo por la COVID-19 y cuatro países del Sur se ubican entre los diez primeros del mundo en número de casos, según reportaje elaborado por la agencia EFE: Brasil (2), Perú (5), Colombia (7) y Argentina (10). Aunque el optimismo por la disminución en la propagación ha llegado a Brasil, Perú y Chile, preocupa enormemente el caso de Argentina, donde la pandemia sigue descontrolada. En ese escenario epidemiológico, hay países como Venezuela, Bolivia y Argentina donde la reanudación de la actividad no tiene fecha  y depende de la autorización del Estado para ello.

El 10 de julio, hace exactamente dos meses, Conmebol instruyó la reanudación de la Libertadores para el 15 de septiembre. En ese espacio de tiempo, los tres países mencionados no pudieron echar a andar sus competiciones, en tanto que Colombia comenzará el fin de semana siguiente (19 de septiembre). Un escenario confuso, marcado por la desigualdad de condiciones y en el que algunos equipos presentan graves problemas con respecto a sus competidores: Racing de Avellaneda juega el próximo jueves y apenas si ha entrenado, Boca Juniors testeó hasta 26 contagios en su “burbuja”

Conmebol no reprogramó el inicio de la Libertadores (a menos de una semana es poco probable que lo haga), pero sí tuvo que hacerlo con la eliminatoria mundialista, quizá la competición que más preocupa porque habrá que contar con futbolistas que hacen vida profesional en Europa y a estas alturas, a menos de un mes del inicio, no hay nada claro acerca de la cesión de los jugadores a sus selecciones y las condiciones de traslado (aeropuertos internacionales aún inactivos) y cuarentena a la que deberán ser sometidos.

«Tenemos que trabajar tres o cuatro veces más que antes para mantener viva la industria del fútbol y que los partidos puedan jugarse con todos los protocolos sanitarios vigentes», alegó un dirigente de Conmebol al portal canchallena.com. «Las eliminatorias son un torneo de FIFA y en el reglamento están estipuladas las penas para quienes no cedan a los futbolistas», contestó sobre la posibilidad de que los clubes de Europa no quieran ceder a sus futbolistas. Más allá de ese optimismo, la realidad con las restricciones en Suramérica contradice esa voluntad.

Lo cierto es que, a la fecha que se escribe este artículo (jueves 10 de septiembre), no hay nada seguro en cuanto al premundial: el Consejo Directivo habría sugerido a FIFA juntar las dos fechas de eliminatorias sudamericanas de 2020 para el mes de noviembre. Así, los jugadores que están en Europa harían un solo viaje para disputar 4 partidos en dos semanas. Este viernes se debería conocer la respuesta. De igual forma, se manejaría un margen de tiempo mayor para lograr la disminución del número de contagios hasta noviembre. Sería a todas luces, lo más sensato.

Ahora bien, revisando el protocolo sanitario sugerido por Conmebol para la Copa Libertadores, llama poderosamente la atención que establece la realización de pruebas PCR y desaconseja la utilización de pruebas rápidas. Todos los involucrados en cada partido deben hacerse pruebas de hisopado (hasta policías, camilleros y recoge balones). Los resultados deben estar entre dos y tres días después que se hace la prueba y los equipos que se desplacen al extranjero deben realizarse la muestra una vez arribado al país que visitan. ¿Se podrá lograr esto en países como Venezuela donde el Estado monopoliza la realización del análisis de las pruebas y cuya duración de respuesta entre toma de muestra–resultados supera los tres días máximo establecidos por Conmebol? ¿Quién corre con el costo de las pruebas PCR que Conmebol sugiere sean realizadas “periódicamente”? ¿Quién maneja los recursos aprobados por Conmebol para la adquisición de estas pruebas? ¿Son suficientes? Lo veo realmente difícil. La duda aquí embarga.

Donde no parece tener piedad Conmebol es en la amenaza hecha a Venezuela: si no organiza un campeonato que distribuya los cupos a competencias internacionales en 2021, podría perder dichos cupos y no garantiza devolverlos en 2022 al ser “derechos adquiridos” por las confederaciones beneficiadas. Esto obliga a Venezuela a jugar sí o sí, sin determinar las posibilidades sanitarias para que eso pueda ser posible. El “patito feo” del continente está amenazado y no parece haber condescendencia. ¿Será parte de la nueva normalidad el “juega como sea”?

¿Formará parte de la “nueva normalidad” las desventajas competitivas? Parece que sí cuando hay que salvar la industria del fútbol. Al menos en Suramérica parece ser así. La Copa Libertadores será la prueba de fuego para saber cómo el fútbol puede convivir con la pandemia justo cuando los picos de contagios están en su punto más alto en el continente.

Conmebol desafía a la pandemia. Ojalá el riesgo asumido valga para recuperar la industria del fútbol, pero que ello no cueste un desastre epidemiológico.

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