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El futbolista venezolano y el retiro: un duelo del que poco se habla

¿Qué pasa cuando llega la hora de decir adiós? El momento del retiro llega temprano a los deportistas y el proceso es más duro si no han tomado previsiones y no tienen claro un objetivo de vida

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“He muerto a los 33 años”, dijo el francés Michel Platini el día que se retiró de la actividad profesional del fútbol. Una declaración que demuestra a todas luces y en líneas generales lo que representa el “ya no más” para un atleta.

El retiro o la jubilación es uno de los momentos más duros de enfrentar para un futbolista en su carrera. Las derrotas, las lesiones o una mala actuación personal tienen siempre otra oportunidad de revancha, pero el retiro… el retiro no. Es el final de todo.

El futbolista siempre será futbolista, como el ingeniero o el médico morirán siendo ingeniero y médico. La diferencia está en la posibilidad de seguir ejerciendo la profesión en el tiempo. En ese caso, el balompié tiene un límite para su desempeño profesional por distintos motivos y ahí es donde la situación de retiro marca la diferencia.

En Venezuela, el profesional afronta el retiro de las canchas de distintas maneras, dependiendo siempre de cómo llevó su carrera, aunque existen ciertas particularidades que caracterizan al jugador venezolano. En este artículo, consultaremos a profesionales del fútbol y la psicología acerca de cómo se asume el retiro en nuestro país.

Llega el momento

Los avances médicos y el trato profesional del atleta con su cuerpo han permitido que el retiro hoy sea a una edad más avanzada a la que se acostumbraba antes en el fútbol.

Actualmente, según algunas estimaciones, la edad promedio para dejar las canchas es entre los 37 y 38 años, cuando hace un par de décadas la decisión se tomaba a los 34 o 35 años de edad. El estilo de vida y la alimentación, los excesos o las lesiones, son los condicionantes para determinar hasta dónde llega la carrera profesional del jugador.

El retiro puede ser un golpe abrupto o una situación normal de la vida de un profesional de la disciplina. La clave está en asumirlo como como una crisis evolutiva y el cierre de una etapa y el nacimiento de otra, y no como una crisis accidental, entendida como un accidente no previsto y terminal. Sin embargo, no todos pueden escoger entre una y otra opción.

Factores locales

De acuerdo al técnico Alí Cañas, para el futbolista venezolano el retiro suele ser una crisis difícil de superar por algunas particularidades de la idiosincrasia del nacido aquí: “Aunque antes era más marcado el hecho de que el futbolista no sabía afrontar su nueva realidad, sigue siendo un golpe duro. Es difícil que el futbolista venezolano se prepare para estas situaciones porque es muy común que no tenga un proyecto de vida. Pocos invierten o ahorran. Pocos estudian para tener una profesión, pocos invierten en tener un negocio”.

Una realidad es que la situación económica del país afecta directamente a cualquier profesional y su planificación para jubilarse. El alto costo de la vida lleva a que la mayoría se preocupe por el día a día antes que planear su futuro. Sin embargo, no es sólo el factor económico: la preparación académica, por ejemplo, no es aprovechada por todos.

Sobre este aspecto, Cañas hace énfasis en una característica: “El tema cultural tiene mucho que ver y en otros países eso está más marcado. Por ejemplo, en Argentina el futbolista sabe que su familia depende de él y suele invertir en negocios. En Venezuela somos muy inmediatistas, porque queremos tener el carro del año, el reloj del año, los zapatos del año, el teléfono del año y no nos preocupamos por el futuro”. Es decir, más allá de la situación económica del país, el futbolista poco piensa en su futuro.

La fama y el retiro

Hay una circunstancia que hace que la jubilación en el fútbol sea más complicada que en cualquier otra profesión. Cañas asegura que “en el futbolista esta situación pega más porque la edad de jubilación es a una edad muy productiva para el resto de las profesiones”.

Pero para el psicólogo Abel Saraiba, el reconocimiento público, llamémosle “fama”, también acentúa el duelo: “Es el mismo duelo que tiene cualquier persona que le ha dedicado su vida a cualquier tipo de oficio, ocupación o profesión que no solo es una actividad, sino que se hace parte de tu identidad. El futbolista tiene la particularidad de que tiene reconocimiento público o fama. No solo está cumpliendo sus funciones en la cancha sino ante los ojos del fanático, obteniendo su aprobación o rechazo. Se construye una identidad que termina por marcarlos”.

Los que se preparan y los sorprendidos

Hay diferencias en el retiro: el que se prepara y el que es sorprendido. Para los primeros, la planificación es clave. Los segundos, por una u otra circunstancia, no tienen esa fortuna. Cañas asegura que en el futbolista venezolano es más común ver a los sorprendidos. “El fútbol es como un libro: en la última hoja dice ‘fin’ y se termina el libro. El futbolista se preocupa cuando le faltan dos páginas por leer. El primer problema es que no acepta que su carrera se está acabando. La otra situación es la adaptación: siguen comportándose como futbolistas. La mayoría comienza a preocuparse tarde. Es un proceso doloroso al que cuesta mucho adaptarse”.

Abel Saraiba explica la diferencia: “Hay algunos jugadores que demoran el retiro porque no se encuentran fuera de la cancha. El duelo amargo del retiro es producto de no saber qué hacer con sus vidas, sobre todo para aquellos que no ven otra perspectiva. Hay otros, los mejor parados, que consiguen hacer una readaptación de su rol: se ven aspirando a ser dirigentes, técnicos, aprovechando la experiencia acumulada en el mundo del fútbol”.

Hay futbolistas que han sido sumamente afectados por el retiro y la situación puede tener consecuencias en la salud mental. Saraiba explica: “Para el que no sabe qué hacer después, la cosa es más compleja y el duelo se acentúa. Un duelo es un proceso de adaptación a una pérdida y esto se considera normal entre seis meses y un año, siempre y cuando los síntomas no impliquen alteraciones gravísimas en patrones de sueño, alimentación, relación con el entorno, depresión. Si no tiene esos síntomas, no es patológico, es parte de la readaptación. Si se extienden en el tiempo estos patrones o son intensos, la persona requiere asistencia y atención profesional”.

Tres casos criollos

Consultamos a tres futbolistas venezolanos sobre cómo asumen el retiro. Oswaldo Vizcarrondo, hoy director técnico en Francia; Guillermo Ramírez, quien trabaja como encargado en un supermercado y Jesús “Pulga” Gómez, aún activo en Estudiantes de Mérida, pero quien anunció que una vez culmine el campeonato, se retirará.

Vizcarrondo vivió una situación abrupta. Aún en activo, una complicación en lo deportivo lo obligó a retirarse. Admite que vivió un duelo muy fuerte por lo sorpresivo del asunto: “Firmé por dos años con Troyes y en el segundo año bajamos a segunda. Vino un técnico portugués que me dijo que iba a contar conmigo. Hice toda la pretemporada y cuando comenzó la campaña, arranqué como titular y capitán. Después del tercer partido, cuando faltaban dos días para cerrar el período de fichajes, me dijo que me buscara un club. Él se había traído un central portugués y entendí que me querían fuera. El trato no fue bueno, ni del director técnico ni del club, que siempre dice que hace prevalecer los valores de una familia. Me irrespetaron a mí, a mi familia y mi proyecto de vida”.

Que no contaran de un día para otro con él en su equipo hizo que considerara distintas opciones para seguir en otro país. “Hubo ofertas de regresar a Suramérica, pero mi prioridad era seguir en Francia porque me faltaba un año para tener pasaporte francés. Mi prioridad siempre fue mi familia, así que intenté conseguir algo en Francia y salió algo en segunda o más abajo, pero yo no quería jugar por jugar, así que preferí retirarme”, explica.

En su caso, la preocupación no pasó por qué iba a ser de su vida fuera de las canchas, sino por la nostalgia de no seguir haciendo lo que le apasiona: “Fue un momento muy duro. Trato de motivarme porque el bache entre ser futbolista y pasar al retiro es muy difícil. No por el dinero, afortunadamente invertí bien lo que gané, sino por la necesidad de sentirse activo”, indica.

Al mundialista sub 20 Guillermo Ramírez, una situación psicológica y otra económica lo obligaron a retirarse. “Me pegó mucho el fallecimiento de mi madre. Aun no lo he superado, pero el otro tema es la estabilidad económica en el fútbol venezolano. Son muy pocos los clubes donde puedas encontrar una estabilidad, recibir el pago al día, se atrasan mucho. Estamos viviendo una situación complicada, clubes donde deben muchos meses y uno necesita una estabilidad personal y para la familia. Eso influyó en mi decisión”, analiza quien cree que nunca se dejará de ser futbolista. “Uno nunca está preparado para dejar la cancha. Nunca dejas de ser jugador, así hagas otras cosas. Es la pasión, es la vida de uno. A veces uno se prepara, lo que no fue mi caso, pero era la mejor opción”.

Aún activo y siendo figura en su club, Estudiantes de Mérida, Jesús “Pulga” Gómez ha preparado su retiro y, contrario al común denominador, lo está disfrutando. Que haya jugado en el extranjero y haya mantenido una trayectoria intachable, le permite abordar el retiro con optimismo. Sin embargo, hay momentos en los que duda: “He planificado mi retiro. Quise anunciarlo para irme adaptando, aceptando la decisión. Es muy complicado hacerlo. Muchas veces se me pasa por la mente cambiar la decisión. Es difícil porque aún todavía me dicen que puedo dar más, hasta el presidente me ha dicho que esté un año más. Lo que más me pone a dudar es que aún sé que puedo seguir aportando”.

Piensa que tomó la decisión en el momento apropiado, en la cúspide de su carrera. “Tomé la decisión porque he visto a buenos jugadores que disminuyen su nivel y empiezan a ser irrespetados por compañeros, fanáticos. No quiero llegar a que el fútbol me retire a mí. Quiero que el último recuerdo como jugador sea bonito. Estoy disfrutando cada concentración, cada entrenamiento, sabiendo que no van a existir estas cosas. Ahora veo todo lo bueno que tiene el fútbol… pero igual se le arruga a uno el corazón”.

El merideño sí ha sabido planificar el día después del retiro: “No tengo la vida resuelta, pero sí tengo un proyecto de vida. Estoy iniciando la construcción de un complejo deportivo hasta con salones de clases. Estoy encaminado en eso. También me he preparado para ser director técnico”.

La importancia de planificar

El técnico Alí Cañas cree que al futbolista profesional se le debe preparar desde muy joven para tener una alternativa de vida al fútbol. “A los chicos les aconsejo que si tienen el talento, la personalidad y el físico necesario, se dediquen a jugar fútbol, pero que nunca dejen de desarrollarse integralmente como ciudadanos. Así no los va a sorprender el retiro. En la medida que haya aceptación y se sepan preparar para lo que viene, el trauma será mucho menor”.

Abel Saraiba considera que es necesario que el futbolista tenga la información necesaria para asumir que en algún momento no podrá seguir haciendo lo que tanto le apasiona: “La clave es que a medida que se acerque ese momento del retiro, debe pensar hacia dónde ve su vida. Debe prepararse para hacer transición de rol, un período para procesar la pérdida. El duelo termina cuando el futbolista encuentra cómo rehacer su vida”.

Lo cierto es que la realidad del entorno para el futbolista que hace vida profesional en Venezuela siempre es diferente a la del jugador que tuvo la oportunidad de emigrar. Sin embargo, la planificación, en cualquier caso, siempre será vital para que el duelo lógico del retiro sea menos preocupante y angustiante.

El futbolista, como cualquier profesional en Venezuela, también sufre de los embates de la crisis económica, un problema que se incrementa, además, en los casos de los clubes que son impuntuales con el pago de los compromisos. Luchar el día a día se ha hecho parte del estilo de vida del venezolano y el futbolista no está desligado de esa realidad.

Planificar, advertir que la carrera en algún momento se acaba, es imperioso y el futbolista debe darse por enterado de que su profesión cesará desde que es muy joven, para que entienda que hay vida más allá de la disciplina. Educarlo es tarea de todos: club, técnicos, familiares, entorno y prensa.   

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