Deportes

Lázaro Candal convertía sus aciertos y errores en frases ingeniosas

El muy particular sentido del humor en el cual apoyaba su singular estilo el fallecido narrador en los Mundiales de Fútbol y Juegos Olímpicos lo convirtió en el más popular de su especialidad. Frases suyas,  como “¡Qué hiciste papaíto!” o “Y mañana, ¡ay mañana!”, entre otras, quedaron para la posteridad   

Publicidad
lázaro candal

El poder de penetración de la televisión es indiscutible. Es la voz y los ojos de cualquier evento, grande o pequeño, la que provee las mayores emociones, pues es el único vehículo de comunicación que permite ver y escuchar todo lo que ocurre en tiempo real. Por lo tanto, es responsable de generar un furor colectivo con la fuerza e impacto de sus imágenes.

El Mundial de Fútbol, por ejemplo, en términos de show iguala a los Juegos Olímpicos y supera abiertamente a otras transmisiones internacionales de apreciable audiencia, como la entrega del Oscar, la elección de Miss Universo o la ceremonia de los Grammys. La razón fundamental tiene que ver con la autenticidad, el saber que estamos presenciando una competencia en la que los mejores futbolistas del mundo, ostentando destrezas, habilidades e inteligencia, se miden y dan lo mejor de sí para alcanzar la gloria del triunfo.

Es imposible sustraerse de esta vorágine. Ni siquiera fuera del ámbito de esas horas que pasamos frente al televisor. En todos los lugares públicos, desde los más suntuosos hasta los más modestos, no faltan las pantallas -grandes o chicas- que, como verdaderos imanes, atraen a los fanáticos y a quienes no lo son tanto. Todos disfrutan la inolvidable experiencia de la emoción compartida por propios y extraños, a través del vínculo común que les provee la televisión.

Este ámbito fue el reino por excelencia de Lázaro Candal, quien ganó su prestigio gracias al singular sentido del humor en el cual apoyaba su estilo narrativo. Tanto en los Mundiales del balompié como en los Juegos Olímpicos, disfrutábamos por igual de sus aciertos y errores. Cuando se equivocaba, no vacilaba en reconocerlo apelando a alguna de sus humorísticas salidas. En cada oportunidad que lo veíamos, vía Radio Caracas Televisión, Venevisión o alguna otra de las tribunas donde nadó con brillantez como pez en el agua, nos preguntábamos: ¿cuál será la frase que en esta oportunidad popularizará Lázaro? ¿Será tan efectiva y elocuente como su “¡Qué hiciste papaíto!” o “Y mañana, ¡ay mañana!”?

En cada oportunidad que lo veíamos, vía Radio Caracas Televisión, Venevisión o alguna otra de las tribunas donde nadó con brillantez como pez en el agua, nos preguntábamos: ¿cuál será la frase que en esta oportunidad popularizará Lázaro? ¿Será tan efectiva y elocuente como su “¡Qué hiciste papaíto!” o “Y mañana, ¡ay mañana!”?

Aunque otros colegas suyos en la narración deportiva se autocalificaran, no pocas veces con notoria pedantería, de más “técnicos” y “conocedores”, ninguno podía con la popularidad y arrastre de este gallego, que en cada aparición suya se los llevaba a todos por los cachos.

Irrepetible carta de presentación

Vale decir que cuando le llegó el momento de retirarse para irse a vivir a A Coruña, en su natal Galicia, las transmisiones de estos eventos desde Venezuela, fueran olímpicas o futbolísticas, no volvieron a ser las mismas, por lo menos en cuanto a autenticidad y chispa, dos de los atributos que Lázaro Candal ostentaba a raudales. Era su singular e irrepetible carta de presentación, un poderoso y atrayente elemento diferenciador. Nunca encontró, en su jocoso estilo, rivales de peso que se acercaran siquiera al cariño que le profesaba su multitudinario y agradecido público. Esa audiencia que lo seguía devotamente y celebraba todas y cada una de sus ocurrencias. Fue, a no dudarlo, el más imaginativo, divertido y con más arrastre entre los profesionales de su especialidad.

Antonio Lázaro Candal Bravo, que así era su nombre completo, falleció este miércoles 23 de agosto, a los 91 años, en A Coruña. Conocimos la triste noticia a través de su hijo, el periodista deportivo de DirectvSports, Alex Candal, quien la anunció vía redes sociales con un sentido mensaje:

“Con un profundo dolor lamento decirles que acaba de fallecer mi padre, se fue en paz rodeado de nosotros. Siento una infinita tristeza, que solo me reconforta saber que ahora está con mamá. Venezuela te amó tanto como tú a ella. El amor vence siempre. Te amo papaíto”.

Nacido el 4 de diciembre de 1931, vivió su infancia en Galicia, donde comenzó en el periodismo deportivo, antes de venirse a Venezuela en 1960, como corresponsal de los periódicos La Voz de Galicia y Marca.

En Venezuela desarrolló una amplia y consistente actividad y se convirtió en ciudadano de nuestro país, del que nunca se cansó de decir que sentía como el suyo. Además de su trabajo en radio y televisión, escribió amenas crónicas para los diarios Últimas Noticias, El Mundo y El Universal.

Sin embargo, siempre será recordado por los Mundiales que cubrió y narró con su muy peculiar acento gallego, que fueron los de Alemania 1974, Argentina 1978, España 1982, México 1986, Italia 1990, Estados Unidos 1994, Francia 1998, Alemania 2006 y Suráfrica 2010.

También narró para Venezuela los Juegos Olímpicos de 1984, 1988, 1992, 1996 y 2000.

Fue gran amigo de Alfredo di Stéfano. Lo conoció cuando al futbolista fue secuestrado por la incipiente guerrilla urbana en una visita que hizo a Caracas, en 1963. Candal dio la primicia para el vespertino El Mundo, que la publicó en su primera página, así como en el madrileño diario Marca, del que era corresponsal.

De su vasto catálogo de logros y reconocimientos, hay que decir que fue finalista del Premio Internacional Príncipe de Asturias y también que escribió tres libros: “El fútbol es risa y poesía” (2003), “Futbol es” (2006) e “Historia de la Vinotinto” (2014). Y dejó dos sin editar: “Poesías y futbolerías” y “Qué hiciste papaíto”. Algunos de sus hitos:

  • A partir de 1969, condujo durante 30 años, para la cadena radial española Ser, el programa “Carrusel deportivo”.
  • Desde 1967, y durante 33 años, narró todas las Copas Libertadores.
  • Durante 20 años presidió la Liga Nacional de Fútbol menor.
  • Todos los Mundiales de fútbol y Juegos Olímpicos que transmitió para radio y televisión, los cubrió igualmente para los diarios Últimas Noticias y El Mundo.

El origen de una frase

Sobre cómo se le ocurrió su frase más famosa, se lo contó el mismo narrador al periodista zuliano Jesús Enrique Leal:

“En el Mundial España 82 surgió el ‘¡Qué hiciste papaíto!’. Fue en un juego entre Brasil y la Unión Soviética. Leandro, el marcador derecho de Brasil, se enredó con una pelota y por poco le hacen el gol y yo dije ‘¡Qué hiciste papaíto!’ y me quedé callado, porque no me pareció prudente decirle a un hombre así, pero resulta que a todo el mundo le gustó y he vivido de eso. En ese mismo juego me preguntaron qué significaban las iniciales CCCP que tenía el equipo soviético en su uniforme y yo dije que significaban cucurrucucú paloma”.

Leandro, el marcador derecho de Brasil, se enredó con una pelota y por poco le hacen el gol y yo dije ‘¡Qué hiciste papaíto!’

Lázaro Candal

Buen tándem con Di Stefano

Para comprender a Candal, vale la pena recordar este relato de Carlos Peralta, periodista de La Voz de Galicia:

En un encuentro el balón fue a parar a un sector repleto de hinchas británicos, algunos de ellos ebrios. Tras perder de vista el esférico, Candal preguntó dónde estaba el balón. «Se lo están bebiendo», contestó Alfredo Di Stefano. La Saeta Rubia fue su compañero de viaje en varios Mundiales, ese torneo en el que el argentino, campeonísimo de la vieja Copa de Europa, apenas llegó a destacar. Sí lo hizo a la vera de Papaíto. Fueron un tándem que se mantenía fuera del micrófono. «Era un ser extraordinario, magnífico«, decía de él Lázaro, ya retirado y de regreso a A Coruña.

El sentido del humor era un nexo común entre ambos. Candal se reía de la vida. Tanto, que hasta le presentó a Di Stefano a su secuestrador, Paúl del Río. Todo quedó en una anécdota e incluso el argentino se llevó un regalo del hombre que lo raptó años atrás.

Publicidad
Publicidad