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Desastre por derrame de hidrocarburos en Venezuela es grave

El derrame de unos 20.000 barriles (3,180 millones de litros) de hidrocarburos en costas de Venezuela provocó un desastre ambiental de imprevisibles consecuencias, denuncian ecologistas. Playas, ecosistemas marinos, numerosas especies de flora y fauna sufren el impacto, mientras el gobierno nacional se debate entre el hermetismo y la propaganda oficial.

Derrame
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Sobre lo que en realidad ocurre en las costas de los estados venezolanos de Falcón y Carabobo (centro occidente) hay poca información oficial del gobierno de Nicolás Maduro. Pero el desastre es tan grande que son evidentes los daños sobre la fauna y flora de los ecosistemas marinos y submarinos. Los estragos hoy visibles en playas y mar abierto también llegarán en el futuro a las personas en las poblaciones aledañas, a través de la cadena alimenticia, para causar problemas de salud propios del contacto con metales tóxicos,  advierten los expertos.

Cuando el sustento depende del mar o del turismo, se ve con más fuerza el efecto de derrames de hidrocarburos como los avistados desde finales de julio y el 2 de agosto en el Golfo Triste, en el centro occidente de Venezuela. La marea negra llega hasta el Parque Nacional Morrocoy y el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, en el estado Falcón; también en zonas del litoral de Morón y Puerto Cabello, en Carabobo.

Análisis de expertos

Científicos alertaron en un reciente foro que los daños son y serán cuantiosos sobre los corales, playas y arrecifes, vertebrados marinos, aves y moluscos. También sobre las comunidades de personas que dependen del turismo y la pesca.

¿Ahora quién querrá comer pescado a la orilla de la playa o bañarse ahí?, se preguntan unos cuantos que conocen las dimensiones del impacto ambiental de lo sucedido, a pesar de los escasos intentos gubernamentales para convencer a la opinión pública de que todo está remediado y bajo control.

«El impacto ambiental es de corto, mediano y largo plazo, sobre playas, manglares, corales, bivalvos y demás organismos invertebrados, peces, praderas de fanerógamas (pastos marinos) y megavertebrados marinos», señaló una presentación de científicos de la Sociedad Venezolana de Ecología, en un reciente foro en el que participaron por medios electrónicos científicos dispersos en 17 países.

«Hay responsabilidades legales estipuladas en la Ley Penal de Ambiente», advierte el informe.

Silencio a lo Chernobil

Pero la información oficial, luego de transcurridas más de dos semanas desde que las manchas ennegrecieron la costa que une a Carabobo y Falcón, ha sido bien opaca. Nadie ha explicado cuánto fue el producto derramado, tampoco quién es responsable o las acciones de prevención, que deberían ejecutar para impedir que el hecho se repita.

La comunicación ha sido a través de posts en las cuentas en redes sociales del ministerio de Ecosocialismo, mostrando el saneamiento en el Parque Nacional Morrocoy. Además han circulado breves reportes –que se cuelan entre periodistas y ambientalistas- donde mencionan los trabajos que realizan organismos del gobierno y algunas entrevistas que resultan poco convincentes, a decir de los conocedores de la materia ambiental.

Pero medios locales e internacionales han recogido imágenes y testimonios:

En medio de los trabajos en Falcón para contener el hidrocarburo, pobladores de El Palito, en Carabobo, denunciaron la contaminación en playas cercanas a la refinería petrolera que funciona allí y que se ha visto envuelta en un vaivén de arranques y paradas, bajo la presión que supone ser una de las pocas unidades, en este momento, donde se elabora gasolina en el país. Venezuela enfrenta una crisis por escasez de combustible que se agudizó durante la cuarentena por la pandemia.

«En una imagen de satélite de la Refinería El Palito y áreas adyacentes captada el día miércoles 22 de julio de 2020 (tomadas por satélites Planetscope Scene 4 bandas con 3 metros de resolución espacial), se observa una mancha de 5.6 km de longitud y 1.5 km de ancho aproximadamente, que de acuerdo a la señal se corresponde con una señal característica de hidrocarburos en agua; los hidrocarburos vertidos en el agua alisan la superficie del mar generando una señal más oscura que su entorno en las imágenes de radar. Suponiendo, dada las características de la mancha, que ésta tiene un espesor de 0.5 mm y haciendo el cálculo del área de la mancha es posible que se vertieran al agua unos 20 mil barriles de hidrocarburos», expuso en una presentación el biólogo Eduardo Klein, del Laboratorio de Sensores Remotos de la Universidad Simón Bolívar.

Klein, quien además es coordinador del Centro de Biodiversidad Marina de la Universidad Simón Bolívar, declaró recientemente a la BBC que derrame en barriles es el doble de grande que el de Islas Mauricio, donde un barco tanquero se partió en dos.

Especialistas en busca de soluciones

En este foro en  línea de la Sociedad Venezolana de Ecología (SVE), en el que participó Klein, los expertos evaluaron con métodos científicos las consecuencias de los derrames en Venezuela, con información disponible a esa fecha, 7 de agosto.

Con sus primeras conclusiones redactaron un comunicado que fue discutido por académicos y sociedad civil. Luego elaboraron otro texto el 16 de agosto.


Vilisa Morón, presidenta de la SVE, explicó a El Estímulo que agruparon a especialistas en ecología, conservación y áreas relacionadas con derrames de hidrocarburo. En total se hicieron presentes – mediante la plataforma Zoom- 130 personas que recibieron explicaciones no oficiales.

Morón agregó que muchos de los que concurrieron al foro virtual son investigadores con más de 30 años de experiencia en la región del Golfo Triste. “Este foro delimitó la consolidación de una agenda, definiendo líneas de acción que hemos venido siguiendo”.

Uno de los aspectos fundamentales del encuentro fue la explicación del profesor Klein, quien analizó imágenes satelitales del derrame y concluyó que el mismo sucedió a mediados del mes de julio. Klein afirmó que provino de las instalaciones de la Refinería El Palito (REP).

“Los ecosistemas marinos-costeros, como los manglares, arrecifes de coral y praderas de fanerógamas aportan bienes y servicios como la pesca y el turismo, que constituyen, en muchos casos, la principal fuente de ingreso de poblaciones humanas que habitan en regiones próximas a éstos”, explicó Morón.

No activaron el plan

En tanto que Fernando Morales, especialista en evaluación y remediación de daños ambientales y profesor de la Universidad Simón Bolívar, explico que el daño se produjo porque no activaron el plan de contingencia de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) cuando ocurrió el primer derrame a mediados del mes de julio.

“Pdvsa siempre ha tenido ese plan de contingencia que puede ser local, regional o nacional, que ahora vemos que fue el que activaron días más tarde. Si el derrame es muy grande, hay una cadena de mando, como en este caso, nacional”, expresó Morales.

“No creo que haya sido un derrame de crudo fresco porque está muy disgregado, se nota degradado y cuando éste llega a la costa, no tiene forma de película sino como un parcho. Esta es mi opinión”, sostuvo Morales, especialista que ha realizado numerosos trabajos de campo en otros casos de daños ambientales por derrames de hidrocarburos.

El daño es incalculable

De igual forma, Morales precisó que el impacto ambiental que genera cualquier derrame se mide en dos dimensiones, la física y la tóxica. “Cuando a un ave se le mojan las plumas de petróleo y no puede volar, va a morir. Ese es el daño físico”.

También ocurre con los organismos sésiles que no pueden desplazarse y son llenados con el producto. La consecuencia es la misma: la muerte.

“Si el crudo llega a la costa, el mayor impacto está en la frontera, en la orilla”, añadió el profesor Morales.

“El impacto por toxicidad no lo podemos evitar, solo se puede monitorear. El impacto físico sí, por eso existe el plan de contingencia. Sin embargo, lo ideal es que las operaciones se mantengan confiables –en la industria petrolera- para evitar situaciones como éstas (…) Creo que ya es muy  poco lo que se puede hacer allí en la zona del derrame”, destacó.

Recordó que la remediación en ecosistemas sensibles es sobre todo manual, con uso de material oleofílicos –que absorben aceites rápidamente- y de solventes o surfactantes que son más eficaces para la limpieza pero pueden generar un impacto mayor, por lo que no aconseja su utilización.

El profesor Morales agregó que es importante convertir esta fatalidad en un aprendizaje, desde todo punto de vista e insistió en que el plan de contingencia de Pdvsa debió activarse desde el primer momento.

La opinión de un toxicólogo

El médico especialista en toxicología, César Rengifo, explicó que hay un efecto físico del hidrocarburo cuando entra en contacto con la flora marina, mueren, y en el caso de los peces, el petróleo llega a las branquias, se asfixian y también mueren.

 “Los hidrocarburos, es decir el petróleo y sus derivados, vienen cargados con metales tóxicos, es propio de los hidrocarburos y del proceso de refinación. Una vez que éstos se van al fondo y se mezclan con la arena y el sedimento marino, entonces el plancton y el fitoplancton van tomando esos elementos y los metales tóxicos no se descomponen, comienzan a entrar en la cadena alimentaria hasta que nos llega a nosotros, los seres humanos”.

 A su parecer, ese es el efecto más importante, por lo cual su recomendación también es que se haga la limpieza de los derrames de una manera rápida.

 “Los entes de Ambiente y Salud deberían monitorear a largo plazo la contaminación por metales tóxicos en la población aledaña, a fin de evitar problemas médicos en el futuro”.

 Rengifo –que desarrolla su trabajo desde Punto Fijo, en Falcón- ha advertido con anterioridad que en zonas petroleras e industriales de Venezuela, han detectado la contaminación de la población por cinco metales: cadmio, arsénico, plomo, aluminio y mercurio. Esto ha traído consecuencias de un aumento alarmante de problemas de aprendizaje y de comportamiento en niños, entre otros aspectos negativos.

De importancia biológica

Por su parte Vilisa Morón, dijo que es relevante recordar a la colectividad que el Parque Nacional Morrocoy y el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, resguardan arrecifes de coral, manglares, pastos marinos, playas arenosas y otros ecosistemas que son altamente biodiversos. “Además son refugios de aves migratorias que visitan anualmente nuestro país y dependen de estos humedales para abastecerse”.

 En tanto que Fernando Morales observó un aspecto positivo, en medio del daño, y es que los procesos de degradación físicos, químicos y biológicos son mucho más rápidos en el trópico, “porque no tenemos estaciones y contamos con un clima cálido todo el año”.

Lo más lamentable es que este no es un problema aislado.

Como lo advirtió en el mismo foro el profesor Héctor Barrios Garrido, de la Universidad del Zulia, en su presentación sobre «Los efectos de la contaminación por hidrocarburos en megavertebrados marinos»:

«En Venezuela los derrames petroleros son lastimosamente cotidianos. Este impacto forma parte de los pasivos ambientales que esta industria ha generado por décadas en diversas zonas marino-costeras y con diferentes escalas de impacto en Venezuela. A pesar de ser Venezuela un país petrolero (refinador y exportador), son pocos los estudios de libre acceso que permiten un monitoreo real sobre el efecto de estos derrames en la fauna venezolana, en especial las decenas de especies de megavertebrados marinos (tiburones, rayas, reptiles, aves, y mamíferos). El impacto de este tipo de contaminación es innegable».

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