Economía

Crisis eléctrica: No por mucho madrugar amanece más temprano

A partir del 1° de mayo de este año, se retomó el huso horario anterior con el argumento de disponer de más tiempo de luz. Al adelantar la hora se corre el anochecer, pero habrá que levantarse nuevamente en la oscuridad de la madrugada.

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Foto: AFP

Hasta 2007, Venezuela mantuvo el huso horario -4 del Meridiano de Greenwich. A partir de ese año, se pasó a -4.30 horas de diferencia con el argumento de evitar que las niñas y  niños tuvieran que madrugar y más bien se levantaran con la luz del sol.

A partir del 1° de mayo de este año, se retomó el huso horario anterior con el argumento de  disponer de más tiempo de luz. Al adelantar la hora se corre el anochecer, pero habrá que levantarse nuevamente en la oscuridad de la madrugada. Dice el decreto 2.301:

“Vistos los efectos del fenómeno climático denominado El Niño, ha sido necesaria la toma de medidas para el ahorro energético, motivo por el cual se ha requerido la revisión del actual huso horario, presentándose circunstancias que obligan a la realización de un cambio, que permita lograr que la actividad diaria del pueblo venezolano tenga un mejor aprovechamiento en los diferentes ámbitos de salud, orgánicos, funcionales, intelectuales, productivos y ecológicos, en procura de disponer de más tiempo con la luz del soly de esta forma propender a ahorrar energía y aprovechar la convivencia familiar, social y recreativa”.

Esta práctica de atrasar o adelantar la hora es común en los países que tienen días muy largos en verano y noches muy largas en invierno. Como el cambio de hora les permite hacer rendir la poca luz solar que hay en el invierno, ciertamente logran un importante ahorro de energía eléctrica. Pero Venezuela es un país tropical y tanto sus días como sus noches duran en promedio 12 horas. El cambio del huso horario no hace más largos los días ni más cortas las noches. Por lo tanto, como aquí el sistema de radiación solar prácticamente no cambia a lo largo del año, la variación del huso horario tiene poco impacto en el ahorro neto de energía, ya que las luces que ahora no se encienden porque se retrasó la llegada de la noche, de todas formas habrá que encenderlas al tener que levantarse nuevamente de madrugada. No por mucho madrugar amanece más temprano.

Repensar el modelo energético

Un modelo energético altamente dependiente de la generación de hidroelectricidad demostró su vulnerabilidad ante los cambios climáticos. Cuando estalló la anterior crisis eléctrica que obligó a crear el Ministerio de Energía Eléctrica, la solución basada en las ventajas comparativas estaba al alcance de la mano.

Como Venezuela tiene las reservas de petróleo y gas más grandes de Latinoamérica, lo más fácil fue comenzar a instalar a diestra y siniestra plantas termoeléctricas. Pero estas plantas generan gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global y agravan los fenómenos climáticos.

Repensar el modelo energético no puede limitarse a buscar un balance adecuado entre generación hidroeléctrica y termoeléctrica. Ser consecuentes con la defensa del planeta implica apostar a las energías renovables y limpias derivadas del aprovechamiento inteligente de la luz solar y el viento.

Claro que hay que optimizar el uso del potencial hidroeléctrico del río Caroní, pero hay que complementarlo no solo con generación termoeléctrica sino sobre todo con energía fotovoltaica y eólica, que son energías limpias, no contaminantes. Se trata de evolucionar hacia un nuevo modelo que genere tanta energía hidroeléctrica, fotovoltaica y eólica como sea posible y solo la energía termoeléctrica que sea necesaria para compensar los déficit estacionales de las energías limpias.

Improvisación 

Una de las principales críticas que se le hace al Gobierno es el alto grado de voluntarismo e improvisación que ha demostrado en el manejo de la crisis eléctrica. En solo 100 días prometió el ex Ministro Jesse Chacón superar la crisis eléctrica, pero tras casi dos años y medio al frente del despacho se retiró dejándole al nuevo Ministro una bomba de tiempo.  

Por el Ministerio de Energía Eléctrica han desfilado agitadores del PSUV, ministros súper enrocados, profesionales preparados y conocedores de la materia y, por supuesto, no podían faltar los militares de la nomenklatura burocrática. Equipos sin experiencia previa en el sector eléctrico y sin siquiera haber recibido una inducción sobre el a,b,c de la planificación y ejecución de políticas públicas han dirigido Corpoelec y otros entes adscritos al Ministerio de Energía Eléctrica. La frecuente rotación impide la continuidad de las políticas que se ven alteradas con cada cambio en los titulares de los cargos y el desmantelamiento de los equipos que los acompañan.

El errático manejo de la crisis eléctrica se debe a la improvisación en el diseño y ejecución de las políticas, planes y programas. Es la consecuencia inevitable de la debilidad institucional, el reflejo de la baja calificación técnica de los gerentes públicos como planificadores y decisores que retrasan y adelantan la hora con los mismos argumentos.

El fenómeno de El Niño era guerra avisada y el Gobierno tuvo que haber preparado al país para encarar la amenaza anunciada. Pero no fue capaz de crear la capacidad de generación termoeléctrica, fotovoltaica y eólica que compensara la caída de la hidroelectricidad que era previsible debido a la sequía y reducción de los embalses.

Con el fin de superar la carencia de funcionarios con alta calificación técnica y compromiso político, se impone fortalecer la calidad y eficiencia de la gerencia pública. Esto exige nuevos conocimientos teóricos y prácticos que permitan profundizar en el estudio y comprensión de los principales problemas que afectan a la sociedad venezolana, cuya superación es susceptible de la aplicación de políticas públicas y estrategias de organización social.

Desterrar el voluntarismo e improvisación que se expresa en el creciente grado de burocratismo e ineficiencia en el manejo de la crisis eléctrica pasa por prever y anticipar la formación de los profesionales, técnicos y gerentes que asumirán el Ministerio de Energía Eléctrica y sus entes adscritos.

Solo así se aportarán herramientas conceptuales y metodológicas a los actuales y futuros gobernantes, de tal forma que puedan perfeccionar sus habilidades en la identificación precisa de causalidades, diagnósticos acertados, diseño de eficaces soluciones y la evaluación oportuna de los impactos y resultados.

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