Eldric Sella es un nombre que ahora todos conocen. El pugilista consiguió su sueño de participar en Tokio 2020 con el Equipo de Refugiados. Pero, ¿cómo sucedió esto legalmente? El abogado Gustavo Mijares, especialista en Derecho del Deporte del ISDE y miembro del escritorio Jurídico Carrero y Quintero de Justicia Deportiva, lo explica en las siguientes líneas
Nunca debió pasar. Nuestros ciudadanos tienen derecho a su país, a ser protegidos. Tienen derecho a representarnos, a luchar por nuestra comunidad, a escuchar su himno cuando ganan. Tienen derecho a convertirse en el símbolo de una nación. En el caso de Eldric Sella, a él lo abandonaron quienes se supone que debían protegerlo y proteger a sus seguidores. En las siguientes líneas explicaremos de forma legal, cómo esto ocurrió:
Los refugiados son todas aquellas personas que se han visto obligadas a huir de su país a causa de algún tipo de persecución, una guerra o maltrato violento sufrido, tal y como lo definió la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de Refugiados (1951) (ACNUR).
También, como lo amplió la Declaración de Cartagena (1984), son personas a las cuales se les extiende la protección de refugiados a los casos de violencia generalizada en el país de origen, agresión extranjera, conflictos internos, violaciones masivas de los derechos humanos u otras situaciones que alteren seriamente el orden público. En este sentido, los atletas no están exentos de pertenecer a este grupo y tener que tomar la decisión infortunada de paralizar o abandonar su carrera deportiva. Tal es el caso de Eldric Sella, un boxeador profesional venezolano y uno de los atletas que fue elegido para representar al equipo de refugiados en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Sella se inició en la disciplina del boxeo desde muy joven, hasta que finalmente recibió el llamado a sus 15 años para representar a la ciudad de Caracas en un torneo nacional, convirtiéndose en el campeón. Posteriormente, tan sólo 3 años después, fue convocado para integrar la Selección Nacional, pero dicha alegría no duró mucho toda vez que la crisis económica y otras situaciones, obligaron a sus padres a emigrar en vista de una mayor calidad de vida. Escogieron a Trinidad y Tobago.
Una vez que arribó a su nuevo destino, el atleta venezolano trabajó en diversos oficios pero siempre mantuvo intacta la ilusión de seguir boxeando. Su convicción fue tan grande, que poco a poco fue dándose a conocer en dicho deporte, hasta que participó en una competición organizada por la Asociación Nacional de Boxeo del país caribeño y posteriormente logró cumplir su sueño de acudir a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, como uno de los miembros del equipo de refugiados. Llegados a este punto, les pueden surgir las siguientes dudas:
El Equipo de Refugiados es un movimiento llevado a cabo por el Comité Olímpico Internacional (COI) con el fin de ofrecer la oportunidad de identificar y apoyar a todos aquellos atletas refugiados para prepararse y participar en las competiciones de alto nivel.
En octubre de 2015, el presidente del COI Thomas Bach, anunció la creación de dicho equipo para la siguiente edición de los Juegos Olímpicos de Río.
En marzo de 2016, el Comité Ejecutivo del COI aprobó la creación de este equipo con el fin de ofrecer a los potenciales atletas de élite que se vieron afectados por diversas crisis la oportunidad de clasificarse y participar en los Juegos Olímpicos. Además, el COI quiso trasmitir un símbolo de esperanza a todas aquellas personas que sufren esta crisis y enviar un mensaje a la comunidad internacional de que todos los refugiados fueran compañeros creando un enriquecimiento para la sociedad, ya que pueden contribuir a través de su talento, habilidades y fuerza de espíritu a la humanidad. Todo esto bajo la virtud de la Solidaridad Olímpica.
Para los Juegos Olímpicos de Río 2016, se creó el primer equipo de refugiados, el cual estuvo compuesto inicialmente por 43 candidatos antes de elegir a los 10 atletas que participarían en dicho evento.
La Solidaridad Olímpica es una comisión del COI que tiene como objetivo ayudar a todos los Comités Olímpicos Nacionales (CON) en programas de desarrollo para los atletas, particularmente a los que más la necesitan. Tal y como se contempla en el artículo 5 de la Carta Olímpica.
Todos aquellos atletas que deseen postularse para integrar el este equipo deberán ser reconocidos como refugiados o beneficiarios de protección internacional según ACNUR y cumplir con los requisitos de elegibilidad (algún registro, marca o quedar posicionado entre los primeros puestos de una competición) preestablecidos en competencias de alto nivel en un deporte individual.
El COI implementó unos lineamientos para todos los atletas que encajen dentro del grupo de refugiados. En dicho documento, se hace la especificación en cuanto al proceso de asignación de cupos, el cual consta de tres fases: la solicitud, el análisis y la aprobación.
Para la presente edición de los Juegos Olímpicos, el equipo de refugiados está compuesto por un total de 29 atletas (19 más que en la antigua edición) y se conocerá con el acrónimo en francés EOR (Équipe Olympique des Réfugiés). Afortunadamente, la mayoría de los miembros del equipo cuenta con el apoyo de las becas otorgadas por Solidaridad Olímpica para entrenar durante los últimos años.
Los 29 representantes participarán en un total de 12 disciplinas: atletismo, bádminton, boxeo, canotaje, ciclismo de ruta, judo, karate, tiro, natación, taekwondo, halterofilia y lucha.
Por esta razón, el hecho de que un atleta sufra la crisis y su estatus migratorio pase a ser refugiado no implica que deba renunciar a su sueño de poder ser un deportista de alto rendimiento ni de no asistir a unos Juegos Olímpicos. Únicamente, deben procurar cumplir con los requisitos de elegibilidad, postular su candidatura y es más que probable que puedan reanudar sus aspiraciones deportivas.
Desafortunadamente sí. Un país puede regular la entrada de migrantes extranjeros en virtud de su soberanía. Sin embargo, Trinidad y Tobago ha dicho al atleta que puede hacer su solicitud para volver a entrar y allí la evaluarán.
Oficialmente no puede hacer nada. Las políticas migratorias de un país son de orden público y ese país puede establecer las que quiera. No obstante, no dudamos en las acciones diplomáticas del COI que seguro ayudarán al atleta a regresar a Trinidad y Tobago con su familia. El deporte tiene el poder de lograr cosas mágicas.
Finalmente, hay que recalcar que esto nunca debió haber pasado. Los venezolanos no deberían tener causas para ser refugiados. Nuestros atletas no deberían huir por un futuro mejor. Deberíamos ser autosuficientes. Es triste, pero es nuestra realidad.
Igualmente, pido permiso a los lectores para dedicarle unas palabras a Eldric Sella, por si nos llega a leer:
Eres un claro ejemplo de superación, luchando contra todas las adversidades que te ha puesto la vida. Muchas gracias por tu ejemplo, lo necesitamos desesperadamente. Y quiero decirte, creyendo que hablo en nombre de todos los venezolanos, que te queremos y te apreciamos, aunque hoy no estés en nuestro equipo. No importa lo que pase, aquí seguiremos apoyándote. Pase lo que pase, siempre serás nuestro símbolo.
Por Gustavo Mijares*
*Abogado de la Unimet, Especialista en Derecho del Deporte del ISDE y miembro del escritorio Jurídico Carrero y Quintero de Justicia Deportiva
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