Bingos y casinos: ¿realmente salvarán la economía de Venezuela?

Los expertos coinciden en que la apertura de casinos y bingo no tendrá un impacto significativo en el PIB del país, aunque puede ayudar a recuperar los empleos que se perdieron hace diez años y en la recaudación de impuestos a nivel municipal

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El Gobierno de Nicolás Maduro, en un proceso de apertura y flexibilización económica, autorizó a los casinos y bingos reiniciar operaciones en Venezuela tras diez años clausurados.

Aunque la decisión es una iniciativa que busca generar un impacto significativo en la economía del país, varios expertos consideran que esa realidad está distante.

Uno de ellos es el economista venezolano Manuel Sutherland, quien explicó a Efe que el presidente del país, Nicolás Maduro, tomó esta medida contrariando la que planteó su antecesor y padre político, Hugo Chávez (1999-2013), hace diez años.

«(Maduro) está en un proceso de apertura para, de alguna manera, recuperar la economía, aunque de una forma muy precaria, muy improvisada», señaló.

Diez años sin casinos

Hace 10 años, Chávez ordenó la clausura de estas casas de juego por considerarlas, entre otras cosas, un «lugares de perdición». No obstante, este 2021, Maduro dio la autorización a 30 casinos para que operen en el país por considerarlos una especie de salvavidas económico.

Pero, contra lo que muchos opinan, el economista Leonardo Buniak explicó a Efe que la decisión de Maduro no significa necesariamente que esté en contra de Chávez.

«Para Maduro es necesario y es importante abrir los casinos por, entre otras cosas, la posibilidad de dinamización de ciertas actividades económicas», puntualizó Buniak.

El economista sostuvo que el mandatario está dando pasos de «apertura acelerada» para tratar de reanimar la economía «y cree que esa es una manera de hacerlo».

Más empleo

Los expertos coinciden en que la apertura de casinos no es negativa, pero, según Sutherland, este tipo de medidas son iniciativas del sector privado y no del Ejecutivo, que solo se limita a autorizar las aperturas.

«El Gobierno no va a invertir ni un dólar en el casino ni va a comprar infraestructuras, entonces no hay un desvío de recursos de una zona a otra», apuntó.

Recalcó, además, que no tendrá un impacto significativo en el Producto Interno Bruto (PIB) del país, aunque puede ayudar a recuperar los empleos que se perdieron hace diez años y en la recaudación de impuestos a nivel municipal.

«Sobre todo en el interior del país, la actividad del casino (…) pudiera generar algunos impuestos para esos municipios, (para) pintar alguna acera, remodelar alguna cosa o plantar algún árbol», indicó.

Por su parte, Buniak afirmó que con esta iniciativa se podrán generar unos 12.000 empleos directos, beneficiando a igual número de familias.

«No va a tener un impacto en el empleo en Venezuela, pero va a generar trabajos y eso es positivo», añadió.

El economista apuntó que, a nivel internacional, los casinos son un negocio que genera altas riquezas por las que pagan grandes impuestos que luego son devueltos a la sociedad en forma de servicios públicos.

Además existe la responsabilidad social, donde estos casinos tienen la obligación de mantener escuelas, hospitales e infraestructura.

«La pregunta es si estos casinos venezolanos van a tener responsabilidad social para devolver a la sociedad, a las ciudades donde van a operar, parte de las riquezas que van a generar», apostilló.

No bastan los casinos

En enero del año pasado, cuando Maduro anunció la apertura de un casino internacional en el remodelado hotel Humboldt, ubicado en la cima del cerro El Ávila, en Caracas, dijo que los recursos recaudados serían invertidos en diversas áreas del Estado, como en la salud y la educación.

Sin embargo, Sutherland dijo que este tipo de negocios son difíciles de fiscalizar porque, uno puede «llegar y comprar cinco millones de fichas en efectivo y no pasa por la contabilidad, o hacer transferencias vía Zelle o cualquier cosa que elude de alguna manera el tributo; entonces es muy difícil que eso verdaderamente genere algún impuesto importante».

Para Buniak, la apertura de casinos no incidirá tampoco en el turismo nacional e internacional, porque solo una pequeña proporción de las personas viaja por los casinos.

«El turista busca servicios básicos, infraestructura. A nivel de infraestructura turística el país sufre grandes debilidades, entre otras cosas, porque no hay agua, luz eléctrica ni gasolina», recalcó.

En búsqueda de cambios

En opinión de Sutherland, la industria es el sector que puede verdaderamente impulsar la economía del país, pero «no se están haciendo inversiones en esa área porque persiste la inseguridad jurídica y política».

Ratificó que en Venezuela se necesitan medidas económicas «muy grandes y radicales» para que vuelva a crecer.

«Hay que buscar un plan de estabilización macroeconómica; un plan de ajustes; un préstamo internacional; hay que cambiar muchísimas cosas en Venezuela y evidentemente el casino es una gota en un océano de cambios que se necesitan y cambios que todavía no llegan», puntualizó.

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