Economía

El mercado negro en Venezuela se sofistica mientras empeora la escasez

La escasa oferta de productos regulados en las cadenas de supermercados privados y públicos, aunada a la orden del gobierno de que en los mercados municipales de Caracas no se vendieran bienes esenciales de la cesta básica para que estos sean distribuidos por los Comité Locales de Abastecimiento y Producción, ha robustecido la actividad de los bachaqueros, como llaman en Venezuela a los intermediarios y operadores en el mercado negro de productos regulados.

Publicidad
Por Dulce María Rodríguez @dulcemrn

De vendedores al detal se han convertido en comerciantes más sofisticados que despachan por volúmenes y que aprovechándose del fuerte desabastecimiento existente, sacan rédito a la necesidad de la gente para multiplicar el precio y con ello las ganancias.

Los riesgos de ser un vendedor informal son los mismos. Si son descubiertos por las autoridades le quitan la mercancía o hay que negociar parte de ella o del dinero para que los dejen «trabajar» tranquilos.

La aguda escasez, que a duras penas trata de administrar el gobierno, es caldo de cultivo para que el negocio del bachaqueo se vaya perfeccionando. Con la creación de los CLAP, que distribuyen bolsas de alimentos casa por casa, la clase media ha quedado prácticamente excluida de las pocas opciones que tiene para acceder a productos subsidiados.

El ministro de Alimentación, Rodolfo Marco Torres, declaró que 70% de los alimentos del país serán distribuidos a través de los CLAP, lo que disparó las señales entre las mafias que desde hace tres años han venido profesionalizando sus estructuras paralelas de venta a medida que crece la escasez.

Ya no solo venden por unidades, sino que la mayor de las veces el negocio se cierra por bultos y efectivo de por medio.

Algunos aseguran que tienen sus distribuidores que le despachan por bultos lo que se consigue y se autodefinen como “revendedores, no bachaqueros”.

“Los proveedores de los supermercados nos despachan las pacas, también algunos mayoristas”, contó un joven que en la entrada del Mercado Municipal de Quinta Crespo, exigió que no le pidiera mayores detalles.

Ofrecía azúcar y se le preguntó si la vendía por bulto: “Eso es mucho real mamita. Mis clientes son gente pana que tienen restaurantes”, respondió. La paca de 20 paquetes de a kilo cuesta 76 mil bolívares y en efectivo.

Es decir, cada paquete de un kilo de azúcar lo vende a 3.800 bolívares aunque está regulado a 26,57 bolívares, esto es un sobreprecio de 14.201,8%.

Comprar un bulto de 20 kilos implicaría el pago de 5 salarios mínimos.

¿Tienes harina de maíz precocida? “Te la consigo. 20 kilos son 44.000 bolívares. Trae los reales y te la monto en la maleta. Eso sí, te vienes temprano que yo todos los días estoy aquí”.

La harina la ofrece a 2.200 bolívares el kilo, al igual que la pasta alimenticia y el arroz. El litro de aceite y el kilo de harina de trigo, se podían adquirir por 3.200 y 3.000 bolívares, respectivamente.

Con la venta de un bulto de arroz, este joven puede ganarse hasta 35.000 bolívares, lo mismo que hacía antes en dos días y medio vendiendo por unidad. “A mí me venden caro y yo le subo más”, confesó.

En un salón de belleza ubicado en Los Cortijos, una peluquera le decía a su jefa que los bachaqueros le dieron un precio por una paca de arroz y cuando se la fueron a entregar le pidieron más. “Esos tipos son unos vivos”, afirmó.

– Lo que hay –

En las adyacencias de la redoma de Petare los pedidos de bultos no son por encargo, se entrega “lo que hay”, dijo uno de los oferentes. El viernes 17 de junio vendían un bulto de arroz María Emilia, de 10 unidades, a 15.000 bolívares, y el aceite, de 20 litros, a 50.000 bolívares.

“Nos ha pasado que nos llega la Policía y nos quita la mercancía. Eso es pérdida. Lo que hay sale, por bulto o por separado, no se guarda nada”, aclaró uno de los revendedores.

Eleonora Zapata, ingeniera, contó que junto con tres amigas compraron una paca de 20 kilos de arroz a 30.000 bolívares y cada una pagó 7.500 bolívares. “En mi casa comemos arroz todos los días, por eso le pago a quien me lo consiga. Yo trabajo y no tengo tiempo para pasar todo el día en una cola”, contó.

Indicó que al bachaquero lo conocen en su oficina porque todas las semanas va a ofrecerles algún producto.

Daniel Vegas, radiólogo, refirió que ahora no queda de otra que comprarle a los bachaqueros. “En el mercado de Quinta Crespo ni en Guaicaipuro venden productos regulados y en los supermercados hay que pasar todo el día en cola para conseguir, si tienes suerte, alguna cosa”.

Dijo que por su casa no hay consejo comunal ni CLAP que entregue bolsas de comida, lo que además aseguró que era denigrante y discriminatorio.

“Nosotros no tenemos derecho a conseguir arroz, pasta, harina, aceite en los supermercados cercanos a nuestra casa porque la orden es que se los den a los CLAP”.

Vegas contó que el pasado fin de semana se encontró con que tampoco en Makro le venderán al público, porque se dedicarán a surtir las bodegas del gobierno y los CLAP. “Cada vez nos cierran más el acceso a la comida. El gobierno cree que así lucha contra los bachaqueros y lo que hace es darle más clientes”.

Indicó que junto a sus cuatro hermanos compró una paca de arroz, otra de harina y pasta, el total fue 168 mil bolívares “Yo gasté 33.600 bolívares y tuve que recurrir al adelanto de efectivo de mi tarjeta de crédito para financiarme, porque no cuento con esa cantidad”, aseguró.

Publicidad
Publicidad