En concreto, Alexandre Silva es sospechoso de los crímenes de «corrupción de agentes públicos internacionales, blanqueo y corrupción activa y pasiva en el sector privado».
Tras ser presentado ante el juez, el detenido quedó en prisión domiciliaria y tiene prohibido contactar con otros implicados en el caso.
Esta detención se produce una semana después de que las autoridades portuguesas registrasen seis domicilios y siete empresas, entre ellas varias entidades bancarias, en Lisboa y Funchal (Madeira) vinculadas al llamado «universo Espírito Santo».
Aunque la Fiscalía no dio más detalles, la prensa portuguesa vanza que las autoridades investigan unas cartas firmadas por el ex presidente del banco Ricardo Salgado y otro ex administrador de la entidad, José Manuel Espírito Santo, en las últimas semanas de vida de la entidad.
En las misivas, dirigidas a Petróleos de Venezuela, los dirigentes del Banco Espírito Santo garantizaban a esta empresa que se le reembolsaría la inversión realizada en títulos de compañías del Grupo Espírito Santo (GES).
El GES era el mayor emporio empresarial de Portugal hasta su desplome en verano de 2014 e incluía diferentes actividades de negocio, desde seguros a agricultura y turismo, pasando por el sector financiero.
Las primeras irregularidades contables se hicieron públicas en mayo de 2014 y desde ese momento comenzó una caída que acabó afectando también a varias sociedades que formaban parte del Grupo, entre ellas el banco, que era su activo estrella.
Tras su colapso, el Banco Espírito Santo tuvo que ser intervenido y dividido en dos partes, una de ellas el Novo Banco, que heredó los activos saludables y fue recapitalizado con 4.900 millones de euros.]]>
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