Economía

Altos precios acabaron con las tradiciones navideñas

La crisis económica que atraviesa Venezuela también ha perjudicado el mantener las tradicionales navideñas, no solo en la preparación del plato por excelencia de la época como son las hallacas, sino también en la compra de ropa y calzados para estrenar y entrega de regalos, especialmente a los niños.

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En un recorrido realizado por El Estímulo en algunos mercados, centros comerciales y ventas callejeras a pocas horas que termine 2017, los caraqueños señalaron que no han podido cumplir con las viejas tradiciones para despedir este año y recibir 2018. Dicen que la última noche solo se aferrarán a una infinita fe, que vendrán tiempos mejores para el país.

Ropa interior amarilla

Pocas fueron las ventas de ropa interior amarilla que se pudieron observar en los distintos comercios y en aquellos lugares en donde pudimos ver alguna variedad los precios eran muy altos, por lo cual los clientes no se mostraban muy animados a adquirirlos.

Un pantaleta, según el modelo y tipo de tela la ofrecían entre Bs 50.000 y Bs 200.000; los sostenes entre los Bs 80.000 y 400.000, mientras que un interior de caballero lo ofrecían entre Bs 80.000 y 200.000.

En las instalaciones del mercado de San Martín la señora Isis Bruces, enfermera y madre de una niña “quería mantener la tradición de recibir el año nuevo con ropa amarilla, pero lamentablemente los precios de las prendas me lo impiden, ya que mi prioridad es comprar comida, para una pequeña cena de hoy 31 de diciembre, pero más importante para tener algo en casa para abastecerme en la primera quincena de enero”.

Entre tanto los vendedores reportaron pocas ventas. “Tampoco nos preocupamos por comprar mucha mercancía, sabemos los problemas que tiene la gente, que la principal preocupación es comprar comida y que las tradiciones quedaron en el olvido”, señaló un comerciante del centro de Caracas.

María y Estela, dos vendedoras ambulantes en los alrededores del mercado de Quinta Crespo, ofrecían las prendas amarillas para la buena suerte a razón de Bs 80.000 por cada pantaleta; Bs 200.000 por cada sostén y Bs 60.000 por cada interior.

“Estamos rematando la mercancía, pero el problema es que no tenemos punto de venta y la gente nos dice que no tienen efectivo, aquí vamos a trabajar todo el día para ver si en la tarde mejoran las ventas”, señalaron las mujeres esperanzadas.

Una cena modesta

Se preguntó, además, a las personas si habían tenido la oportunidad de hacer hallacas y si en su mesa podrán tener un pernil para compartir en la cena de año nuevo.

“Yo vivo en la zona del Silencio, allí fue una de las comunidades que nos quedamos esperando el combo hallaquero y el pernil ofrecido por el Gobierno, sin embargo  inventamos y en familia preparamos unas hallacas con caraotas, no hay pernil pero sí un pollo al horno, no hay refrescos pero sí un jugo natural de patilla, no habrá uvas para pedir deseos pero sí mandarinas, total lo importante es compartir en familia y aferrarnos a una fe infinita de que vienen tiempos mejores”, señaló Luis Salmerón, de profesión cantante.

No todos tienen para cancelar Bs 390.000 por un kilo de pernil; Bs 180.000 por un kilo de pollo; un millón de bolívares por un kilo de aceitunas rellenas; así como cancelar Bs 200.000 por cada kilo de pimentón o cebolla; o Bs 100.000 por un kilo de zanahorias.

“En casa vamos a preparar un poco de ensalada de pollo, pero para comprar los alimentos realizamos un colecta, en total gastamos en ingredientes unos dos millones de bolívares. No preparamos hallacas, sino unos bollitos aliñados, compramos la harina de maíz a los revendedores en Bs 50.000 cada paquete y tratamos de buscar ofertas entre los vendedores ambulantes, para las verduras y hortalizas, pero los precios son iguales en todas partes”, dijo Paola Aular, vecina de Catia.

Las personas también se quejaron de los precios del pan de jamón que era ofrecido entre los Bs 200.000 y 400.000, según el tamaño; un panetón importado con chocolate lo ofrecían en un millón de bolívares, mientras que otros más pequeños entre los Bs 200.000 y 500 mil bolívares. En Quinta Crespo, un comerciante ofrecía un panetón pequeño en Bs 100.000 “para que no se me quede fría esa mercancía”, señalaba a los clientes.

Las nueces las ofrecían en Bs 400.000 por kilo, mientras que las uvas importadas en un millón de bolívares por kilo. Las uvas nacionales se podían encontrar entre los Bs 150.000 y 250.000 bolívares.

Para aquellos que querían preparar las tradicionales lentejas, tenían que pagar entre Bs 88.000 y 100.000 por el kilo del producto y los amantes del turrón debían cancelar entre Bs 80.000 y 200.000 por unidad.

Un brindis muy caro

En cuanto a las bebidas para los tradicionales brindis, los precios también asombraron a los clientes. Una botella de Ponche Crema se vendía en Bs 575.000; una botella de vino La Española en Bs 279.000; una garrafa de sangría La Caroreña en Bs 270.000 y una botella de Ron Cacique en Bs 510.000. En los comercios se agotaron los refrescos y los vendedores ambulantes los ofrecían a Bs 100.000.

En cuanto a la venta de fuegos artificiales, prácticamente desaparecieron. En nuestro recorrido solo encontramos una venta de las llamadas luces de bengala a razón de Bs 30.000 por cada caja, unos detonadores cada uno en Bs 50.000 y unos cohetones en Bs 100.000 por unidad, mercancía que la gente ni miraba al pasar por el establecimiento.

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