Economía

Militares aceleran colapso en Venezuela: Sin luz, agua, transporte ni gasolina

El presidente Maduro recurrió a más militares para gerenciar áreas claves de la economía venezolana, pero los resultados han sido desastrosos. La crisis de los servicios públicos incentiva los reclamos de la población para exigir mejor calidad de vida y destruye la capacidad de crecimiento de la actividad económica.

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Foto: EFE | Archivo

Anderson Oliveros Núñez de 15 años de edad salió a las calles la noche del pasado 23 de abril para junto con otros vecinos protestar por la falla eléctrica que duró 18 horas en la ciudad de Maracaibo, estado Zulia. Mientras se encontraba cerca de una barricada, recibió un disparo en el abdomen que provenía de un conductor que huyó del lugar. Según cuentan los testigos, Anderson murió en el acto.
La muerte de este joven estudiante se suma a los 10 asesinados en diferentes protestas realizadas en el primer trimestre de 2018 en Venezuela, pero también han sido detenidas 25 personas en manifestaciones exigiendo el suministro de luz y agua.
De acuerdo al Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) entre enero y marzo se registraron 2.414 manifestaciones por diferentes causas, lo que representa un alza de 93% con respecto al mismo periodo de 2017.
A diferencia de otros años cuando las manifestaciones se centraron en las exigencias de derechos políticos, en 2018 aumentaron las demandas por derechos sociales como alimentación, salud y servicios públicos. Todo ello en medio de una conflictividad social y política.
“Lo que se desprende de los datos obtenidos por el OVCS durante este primer trimestre es que Venezuela ha entrado en una etapa de colapso de los servicios públicos, de la alimentación, de la salud y han crecido los conflictos laborales”, indicó en un informe.
Sólo en el mes de abril hubo 927 manifestaciones, es decir, 184 más que en abril de 2017. «De las 927 protestas registradas, al menos 338 estuvieron vinculadas a la precariedad en servicios básicos. Un promedio de 11 protestas diarias».
Entre la falta de servicios destacan los apagones que han afectado incluso a la capital Caracas, la cual había estado blindada contra las fallas eléctricas. Haya sequía o lluvia, el suministro de agua dejó de ser constante en los grifos de las casas de los venezolanos. Mientras que Pdvsa ha tenido problemas para procesar gasolina, al tiempo que el transporte público terrestre y subterráneo ha pasado a ser un dolor de cabeza más para la población que no tiene como trasladarse a su lugar de trabajo o a su casa.
¿Las razones? La falta de mantenimiento y de inversión, así como la corrupción que se ha evidenciado en los entes estatales, afirman analistas. Los servicios públicos empeoran al ser comandados por personal militar y no por expertos en el área, cuyo único plan para atender la emergencia es el racionamiento.
La preferencia por los hombres de uniforme para puestos claves en la administración pública comenzó desde la gestión del fallecido presidente Hugo Chávez, pero Nicolás Maduro lo intensificó. Desde 2013 duplicó el número de militares en su gabinete y hoy en día funcionarios castrenses gestionan 14 de los 32 ministerios.
A pesar de esa alta presencia de militarse en diversas posiciones del gobierno, evaluar su gestión es una misión imposible, ya que a ninguno se le puede investigar gracias a una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que prohíbe a la Contraloría General de la Republica abrir causas contra estos funcionarios y reserva esta competencia a la justicia militar.
– Menos gasolina –
Desde que el general Manuel Quevedo fue designado presidente de Pdvsa en 2017, la producción petrolera ha caído significativamente al pasar de 1,7 millones de barriles diarios a 1,4 millones bd en abril de 2018, la cifra más baja en 30 años.
Instalaciones en mal estado, una importante cantidad de taladros parados, refinerías que operan a 30% de su capacidad y la renuncia masiva de sus trabajadores que suman 25.000 de 130.000, han hecho que disminuya la producción y en consecuencia el abastecimiento para el mercado interno de combustibles como diésel, gasoil y gasolina.
Los estados que más sufren de la escasez de gasolina son los cercanos a la frontera con Colombia y Brasil, los cuales además son castigados con racionamiento tras la excusa del gobierno de evitar el contrabando.
El general Quevedo afirmó en enero que impulsaría todos los planes necesarios para aumentar la producción a 2,5 millones de bd, pero hasta ahora no ha tenido éxito. Venezuela producía 3,5 millones de barriles en 1999 cuando Chávez llegó al poder.
Pero su aceptación entre los propios trabajadores de la estatal Pdvsa ha disminuido. El pasado 23 de marzo la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) tuvo que reprimir por primera vez desde el paro petrolero de 2002-2003, una protesta dentro del propio comedor de la sede principal de la empresa en Caracas en la que exigían su renuncia.
Pero otro problema enfrenta la industria como proveedora de servicio: el gas doméstico. Zonas de Mérida, San Cristóbal, Valera, Coro, Cumaná, Los Teques, San Antonio, Barquisimeto, Ciudad Guayana, Tucupita, Maturín, son algunos en donde se han escenificado protestas por falta de gas en bombonas entre enero y mayo.
La falta de Gas Licuado de Petróleo en todo el país y que ya comienza a afectar la distribución directa a los hogares es producto de la caída en la producción, la escasez de divisas, la falta de mantenimiento en las plantas de llenado y la estatización de empresas.
– Colapso de la red eléctrica –
Hace unos meses el gobierno ejecutó -una vez más- un plan de racionamiento eléctrico en seis de los 23 estados del país, argumentado que la llegada de la sequía afectaba los embalses del sistema hidráulico. Sin embargo, las unidades termoeléctricas que pudieran abastecer de energía tampoco alcanzan para suplir esta carencia ya que operan a 35% de su capacidad, según fuentes del sector.
La población tuvo que sufrir por la falta de electricidad por un plazo de 15 horas diarias, durante el “plan de administración de carga” como suele llamar el gobierno al racionamiento.
Ya se han dado este año cinco grandes apagones, pero todos los días se registran fallas momentáneas.
De acuerdo a cifras del Comité de Afectados por los Apagones ocurrieron 7.780 eventos entre enero y abril, y solo en el tercer mes del año unas 2.457. La interrupción más larga la sufrió la ciudad de Mérida, cuyos pobladores estuvieron 72 horas continuas sin luz.
Al frente del ministerio de Energía Eléctrica se encuentra desde 2015 el mayor general de la GNB, Luis Motta Domínguez. Durante toda su gestión ha afirmado que los apagones son producto de actos de sabotaje, al señalar la presencia de “personas electrocutadas al tratar de dañar el sistema”. Ello a pesar de que las instalaciones son custodiadas por efectivos militares.
Según investigaciones de medios venezolanos, la industria eléctrica es ejemplo del desvío de los recursos públicos que debieron ser invertidos para mejorar el sistema, especialmente en ampliar la red de generación y distribución.
Esta situación afecta al sector industrial y empresarial. Consecomercio acotó que en el estado Zulia, las ventas han caído 30% debido a las fallas eléctricas y por tanto dejan de funcionar los puntos de venta, por lo que a los comercios se les dificulta el cobro de los productos a sus clientes. Mientras que Conindustria recalcó que a pesar de haber una cantidad importante de industrias que tienen plantas eléctricas, esa generación no alcanza sino para áreas básicas y por lo tanto afecta la productividad en un sector agobiado ya por la falta de materia prima, poco acceso a las divisas, férreas fiscalizaciones estatales y la emigración de sus trabajadores.
Venezuela está sumida en un profunda recesión y de acuerdo a las proyecciones de la Cepal y del Fondo Monetario Internacional caerá 8,5% y 15%, respectivamente, lo que sería su quinto año consecutivo de pérdida económica.
– Agua tres días a la semana –
No hay barrio o urbanización que no sufra del plan de racionamiento de agua, esto a pesar de que Venezuela cuenta con una de las mayores reservas hídricas del mundo. Este plan lleva años motivado por el hecho de que no se construyen embalses nuevos desde que el chavismo llegó al poder.
El ministerio de Ecosocialismo y Agua es comandado por el coronel de la Aviación Militar Ramón Velásquez Araguayán desde enero de 2017. Hasta ahora su única estrategia para atender la emergencia ha sido la de racionar a tres veces a la semana el suministro del vital líquido.
En Caracas es común ver a las personas ir a las faldas del cerro el Ávila para surtirse de los manantiales de la montaña más alta del Caribe. Lugar al que también acudían los camiones cisternas a abastecerse hasta finales de abril, pues el presidente de Hidrocapital, mayor Edison Torrealba, prohibió la toma por ser ésta una «acción ilegal» al venderla como agua potable y a elevados precios.
Desde 2013 se agravó el suministro al deteriorase la infraestructura de los 18 mayores embalses de agua potable, así como los miles de kilómetros de tuberías que no han podido ser reemplazadas por nuevas tras la falta de inversión pública.
La crisis es de tal magnitud que traspasa la incomodidad de la población de no tener agua en sus hogares. De acuerdo a un monitoreo sobre el sector salud realizado por el diputado de la Asamblea Nacional, José Olivares, 79% de los hospitales se encuentran afectados por la escasez del vital líquido, lo que agrava la ya precaria situación de la red hospitalaria.
– Camiones para transportar gente –
El ministro de Transporte, Carlos Osorio, es un mayor general, sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Lleva un fracaso en un área clave: bajo su mando lo que era una crisis alimenticia incipiente en 2015 se convirtió en una crisis humanitaria en ciernes.
En junio de 2015, siendo Ministro de Alimentación, Osorio dijo que en dos meses acabaría con la escasez de alimentos.
El repunte de las protestas laborales registradas por el OVCS incluye la crisis del sector transporte. Trabajadores del sector exigen incremento de pasajes y acceso justo a repuestos y autopartes para mantener el servicio y garantizar la movilidad de los ciudadanos.
Estos conductores denuncian que gran parte del parque automotor está paralizado por falta de repuestos o ha tenido que reprogramar sus horarios para alargar la vida útil de las pocas unidades disponibles. De acuerdo al monitoreo del OVCS, los transportistas realizaron en promedio al menos una protesta diaria. En febrero realizaron 33 protestas.
En las calles de las regiones del país cada vez más se observan como las personas se han visto obligadas a desplazarse en camiones destinados para el traslado de ganado, productos agrícolas y de construcción. Así como de un tren recreacional y de turismo tal y como ocurre en Maracaibo.
Largas colas se observan todos los días en las paradas de transporte de los pobladores de las ciudades dormitorios Guarenas y Guatire, ante la falta de unidades para esas zonas.
El Metro de Caracas, el modelo por excelencia del sistema de transporte subterráneo en la región años atrás, ahora se encuentra a poco de un colapso. A los usuarios que antes les tomaba 15 minutos trasladarse hacia su destino, ahora les toma 1 hora 30 minutos y a veces más tiempo tras las constantes fallas eléctricas y mecánicas.
En sus primeros 22 años la compañía tuvo dos presidentes y se construyeron 40 estaciones. Entre 1999 y 2018 han pasado 15 ejecutivos y solo se han construido 9 estaciones en Caracas y 4 en el Metro Los Teques, recuerda la Organización No Gubernamental Transparencia Venezuela en un reporte. A principios de mayo el sistema dejó de pagar pasaje debido  la falta de tickets que se deben pasar por los torniquetes. 
La situación del transporte ha obligado a empresas a flexibilizar los horarios de trabajo, incluso en algunos casos a asumir una bonificación especial o servicio de traslado para apoyar a sus trabajadores. El propio gobierno admitió que hay un serio problema, al permitir hace unas semanas a sus más de 3 millones de empleados a ir a la oficina solo tres de los cinco días a la semana.]]>

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