Las empresas anunciaron la noche del domingo que cancelaron su fusión por 28.600 millones de dólares que hubiera unido el número dos mundial del sector, Halliburton, con el número tres, Baker Hughes. Juntas, serían un gran desafío para Schlumberger; el poderoso líder mundial.
El acuerdo apuntaba a fortalecer la competitividad de ambos grupos cuando la industria petrolera estadounidense batalla contra el derrumbe de los precios del crudo y se zambulló en una ola de recortes de gastos e inversiones, quiebras y despidos de empleados.
Cuando se anunció en noviembre de 2014, el acuerdo era que Halliburton adquiriría Baker Hughes en 34.600 millones de dólares.
«El reto de obtener las aprobaciones de las autoridades regulatorias y las condiciones generales de la industria que dañaron nuestras economías, nos llevaron a concluir que dar por terminado el trato era lo mejor», dijo el presidente de Halliburton, Dave Lesar.
Ahora que el plan se fue a pique, Halliburton deberá pagar 3.500 millones de dólares por la ruptura de los contratos.
Ya este mismo lunes, Baker Hughes anunció que seguiría funcionando sola y emprendió medidas para reducir costos y seguir en el negocio.
Los 3.500 millones que recibirá de compensación por la frustrada fusión serán destinados a recomprar 1.500 millones de acciones y hacer frente a deudas por 1.000 millones de dólares.
«La compañía emprenderá estas acciones concienzuda, decidida y rápidamente a fin de maximizar los valores de los accionistas», dijo Martin Craighead, presidente de Baker Hughes.
Analistas de la firma Evercore ISI dijeron que era previsible la ruptura del acuerdo y que eso favorece a Baker Hughes.
«La compañía ha mostrado prístinos balances durante la operación y la compensación de 3.500 millones de dólares que le pagará Halliburton mejorará su liquidez», dijeron en una nota a clientes.
La fusión colapsó menos de un mes después de que el Departamento de Justicia presentó una demanda para bloquearla. Alegó que engendraría un gigante que eliminaría la competencia, aumentaría precios y reduciría la innovación en servicios petroleros.
La fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, se declaró conforme con la cancelación del negocio.
«Es una victoria para la economía de Estados Unidos y para todos los estadounidenses», dijo Lynch en un comunicado.
«Este caso sirve de severo recordatorio de que ninguna fusión es demasiado grande o demasiado compleja como para ser cuestionada», añadió.
Al otro lado del Atlántico, la Comisión Europea había abierto en enero una investigación sobre la fusión tras expresar su preocupación por posibles encarecimientos de la exploración de crudo y gas debido a los precios más altos de la energía en Europa.
«La transacción planteaba dudas en términos de competencia sobre una gran cantidad de mercados», comentó este lunes en un comunicado la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager.
Vestager precisó que la Comisión había llevado a cabo sus investigaciones en estrecha cooperación con el Departamento de Justicia de Estados Unidos así como con las autoridades de regulación del mercado de Brasil y de Australia.
En 2015, Halliburton tuvo ingresos por 23.600 millones de dólares mientras que los de Baker Hughes fueron de 15.700 millones. Los de Schlumberger alcanzaron los 35.500 millones.