El nafta que llegó a Venezuela proviene de dos empresas trasnacionales de Europa: la italiana Eni y la española Repsol. Ambas empresas operan en Venezuela con una licencia otorgada por EEUU, a pesar de las sanciones
El martes 29 de agosto llegó a las costas venezolanas el buque Minerva Xanthe, cargado con 260 mil barriles de combustible nafta y proveniente del puerto Milazzo de Eni, ubicado en Italia. Ante la escasez de gasolina que se vive en el país, la llegada de este buque generó esperanzas sobre una posible normalización del suministro de combustible en un contexto en el que las estaciones de servicio de muchas ciudades de país están rodeadas de colas de autos que esperan por surtir combustible.
La novedad en la llegada de este buque está precisamente en que traiga con él gasolina y que lo haga de forma libre y sin restricciones. Tras las sanciones de EEUU a Pdvsa, las restricciones para la importación de combustible por parte del Gobierno venezolano aumentaron, provocando que Irán cubriera en parte las necesidades con la venta de gasolina a Venezuela.
El nafta que llegó a Venezuela proviene de dos empresas trasnacionales de Europa: la italiana Eni y la española Repsol. Ambas empresas operan en Venezuela con una licencia otorgada por EEUU, a pesar de las sanciones.
Aunque Pdvsa no revela las cifras del consumo de combustible en el país, los especialistas señalan que el consumo promedio para un parque automotor de 4,2 millones de vehículos se encuentra en el orden de los 230.000 a 240.000 barriles diarios.
El parque refinador de Venezuela cuenta con una capacidad instalada de1.300.000 barriles diarios, sin embargo su producción es mucho menor, cerca del 10% de su capacidad, por lo que abastecer la demanda nacional se hace cuesta arriba.
Los 260 mil barriles que entraron desde Europa, en teoría cubrirían pocos días de la demanda de combustible nacional, pero según la información de las fuentes consultadas por la agencia Bloomberg, la idea de Pdvsa es mezclar este combustible con uno de menor calidad producido en el centro de refinación de Paraguaná, para así incrementar el suministro de combustible.
De acuerdo con una fuente de Bloomberg con conocimiento de la operación, Pdvsa se encuentra en conversaciones con Eni y Repsol para mantener este tipo de intercambios acordando un cronograma de envíos de combustible.
Pese a que se trata del primer cargamento recibido por parte de empresas internacionales condicionadas por las sanciones en más de cuatro años, antes de las medidas aplicadas por Washington este tipo de intercambios eran comunes, pues Pdvsa solía enviar crudo a cambio de subproductos refinados tales como gasolina, diésel y diluyentes.
De hecho, muchos antes de las sanciones, Pdvsa ya no producía el combustible interno, por lo que importaba gasolina.
A mediados del 2022, después de la invasión a Ucrania, Estados Unidos permitió a las petroleras Eni y Repsol exportar crudo venezolano a Europa a cambio de la cancelación de la deuda de PDVSA con las petroleras europeas. Sin embargo, la licencia no permitía pagos directos al gobierno venezolano ni exportación. Por ello, hubo una pausa en agosto del 2022 cuando el gobierno venezolano exigió que las petroleras enviasen combustible a cambio de crudo, recuerda el economista y director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros.
A través de su cuenta de X (antiguo Twitter), Oliveros señala que este intercambio puede tener un impacto geopolítico: permitiéndole a las petroleras europeas tomar el espacio que Irán ha labrado desde 2020, proveyéndole gasolina a Venezuela por las paralizaciones recurrentes de sus refinerías.
«Aunque el combustible exportado por Eni y Repsol no acabará de raíz la escasez de combustible de Venezuela, que es un problema estructural que necesitará de cambios institucionales e inversión masiva en sus refinerías, si puede mitigarla al proveer gasolina que aumente la oferta», asegura.
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