El departamento de gestión de activos del banco compró el año pasado los papeles a 31 centavos por dólar, o un total de 865 millones, una operación criticada por los opositores al presidente Nicolás Maduro, aunque la firma señaló que no interactuó directamente con el gobierno venezolano.
Al comprárselos al Banco Central de Venezuela, Goldman Sachs inyectó dinero al Ejecutivo precisamente en un momento en que se producían protestas que resultaron violentas en ocasiones y dejaron decenas de muertos y cientos de heridos.
El diario, que cita a fuentes cercanas al asunto, señala que el pago parcial por 90 millones de dólares se hizo en noviembre pero había quedado retenido por la cámara de compensación que procesa esas operaciones por las sospechas de que podría violar las sanciones que le impuso Estados Unidos al país.
En agosto del año pasado, la Administración de Donald Trump impuso sanciones financieras a Venezuela y prohibió las «negociaciones en deuda nueva y capital emitidas por el gobierno de Venezuela y Pdvsa», así como de ciertos bonos en manos del sector público del país, y el pago de dividendos a su Ejecutivo.
En los últimos meses, Washington anunció otras medidas punitivas que afectan a altos cargos, exmilitares e, incluso, al ‘petro’, el criptoactivo puesto en circulación por Venezuela.
Esos bonos, emitidos al mercado por Pdvsa en 2014 y con vencimiento en 2022, se han negociado con poca frecuencia desde la transacción, y con gran descuento, ante el rechazo de algunas firmas a ponerles un precio y de los inversores a comprarlos, según un estudio realizado por la Universidad de Duke en marzo.
Venezuela, acuciada por una crisis económica y humanitaria, dejó de pagar a sus tenedores de deuda a finales del año pasado, en el mes de noviembre, de acuerdo con información del banco central obtenida por la firma de inversión Caracas Capital Markets, cita el WSJ.]]>