Industria

¿La arepa es china? Industria de harina precocida denuncia desventajas

El negocio de la arepa se complica. Mientras los productores de maíz piden un mejor pago, industriales denuncian que nuevas marcas de harina en el mercado juegan de forma desleal

Mes de la arepa
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Hasta hace cinco años, la harina precocida de maíz que se encontraba en los anaqueles venezolanos provenía de unas tres empresas tradicionales, ahora hay más de 100 marcas en el mercado y la competencia por lograr una porción de la arepa del consumo nacional se ha vuelto despiadada.

Mientras los productores nacionales de maíz denuncian que el precio de la tonelada debe aumentar y se sientan en mesas de trabajo con el Gobierno para intentar que se fije un precio mínimo, industriales tradicionales de la harina precocida en Venezuela denuncian competencia desleal en el sector.

La entrada en los anaqueles de marcas de harina precocida como Kaly y Mimasa (producidas con capital chino) hace que el consumidor final se encuentre con una variedad de precios a la hora de elegir. La tradicional harina PAN de Empresas Polar se ha visto así desplazada como la reina de la arepa venezolana al tener, en algunos casos, un precio superior que las nuevas marcas. Sin embargo, expertos en el área que hablaron en condición de anonimato señalan que la diferencia de precios no se genera en un ambiente de libre mercado, sino en condiciones preferenciales para las marcas chinas que entraron al mercado hace ya cuatro años.

¿Cuánto cuesta una arepa? Los números tras el budare

En una economía como la venezolana, en la que la mayor parte de la población entra en el umbral de la pobreza, la decisión del consumidor se ve muy influenciada por el precio. Eso está claro en la evolución de los números de la industria de la arepa en Venezuela.

En Venezuela se consumen alrededor de 80 mil toneladas de harina de maiz mensualmente. Hace 15 años entre el 60 y el 65% de ese consumo lo capitalizaba la marca harina PAN. Ahora, la famosa marca de Empresas Polar se quedó con el 33% del mercado, mientras que aproximadamente el 37% de la harina que se consume en Venezuela la venden empresas de capital chino.

Pero, ¿qué pasó? ¿Cómo se explica este desplazamiento del mercado y por qué los precios en los anaqueles pueden ser tan variados?

Expertos en el área señalan que el precio se determina por el costo de producción y mientras a algunos industriales se les concede permiso para importar maiz y no pagar ciertos aranceles, para los industriales tradicionales la situación es más compleja, lo que hace que los costos de producción entre una y otra empresa varíen.

¿Importar o no importar?

El maíz de la arepa en Venezuela mayormente es venezolano. De hecho, para que un productor pueda importar maíz blanco debe recibir permisos del Estado, con la finalidad de que en primer momento la industria se abastezca con la producción de maíz nacional. En teoría, esta es la manera en la que está planteado el funcionamiento en la industra desde hace años, el problema está en las distorsiones del mercado de maíz nacional frente al internacional y el otorgamiento discrecional de permisos.

Para entender mejor la situación se deben mirar los números. En Venezuela actualmente una tonelada de maíz se paga al productor en $320, a ese monto se le debe sumar el costo del flete y el costo del secado, con lo que la industria termina gastando alrededor de $365 por tonelada de maíz nacional. El problema con estos montos está en que el precio de la tonelada de maíz en los mercados internacionales se está cotizando en $268, por lo que la diferencia en la tonelada entre un maíz producido en Venezuela y uno importado es de casi $100.

Foto Federico PARRA / AFP

Como la regla establece que la agroindustria debe priorizar la compra nacional e importar solo en el caso de que no existan inventarios, entonces en general el precio de la arepa en Venezuela se vuelve más caro. Sin embargo, si nos vamos a los datos por empresa, en la industria existe un desbalance entre lo que cada industria compra nacionalmente y lo que importa, por lo que los precios en los anaqueles también es distinto entre una marca y otra.

Para dar un ejemplo, este año la cosecha abasteció el 75% de los requerimientos, por lo que la importación fue del 25% del maíz. Sin embargo, la mayor parte del maíz importado (que tiene menos costo) fue comprado por empresas de capital chino, señalan expertos en el área. Eso generó un desbalance en los precios.

Los productores piden más

A pesar de que el precio de la tonelada de maíz es mayor en Venezuela ($320) que en los mercados internacionales ($268), los productores del país piden un mayor pago por tonelada.

Desde Fedeagro, la propuesta es poder vender la tonelada en US$360. El presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), Celso Fantinel, afirmó recientememnte que si los productores cobran por debajo de este precio no podrán cubrir los gastos de producción.

En una entrevista con Banca y Negocios, Fantinel apuntó a un precio máximo de US $380, que a juicio de los industriales, acrecentaría notablemente el precio final del kilo de harina de maíz, que desde el 2022 ha venido bajando producto de la caída en el precio internacional del grano.

En el mercado internacional el precio del maíz cayó alrededor de 48 % desde 2022, mientras que en Venezuela este precio solo bajó 18%.

El Made in Venezuela se encarece

No solo es el maíz. En general, la producción en Venezuela es mucho más costosa que en otras partes del mundo y esto tiene que ver con una crisis estructural en los sectores económicos tras años de desinversión, de regulaciones y de problemas para el sector industrial del país. La agroindustria no escapa a estar realidad.

«En Venezuela tenemos un problema del rendimiento. En el caso del maíz, nuestro rendimiento es tres veces más bajo que el rendimiento de otros países como EEUU», apunta un analista del tema.

En promedio, en Venezuela se producen 4,25 toneladas de maíz por hectárea, mientras que en Estados Unidos el rendimiento alcanza entre 11 y 13 toneladas por héctarea. Adicionalmente, la falta de financiamiento hace mucho más costosa y riesgosa la producción por lo que es lógico que los productores esperen retornos más rápidos a una inversión que generalmente sale de su bolsillo.

En este contexto, la industria tradicional de la harina venezolana se encuentra frente a la posibilidad de tener que aumentar los precios de la harina de maíz ante un posible aumento del precio de la tonelada del grano. A la vez, resiente que nuevas marcas, de capital chino, no tienen este conflicto porque se les ha permitido importar y obtener beneficios de este diferencial de precios nacionales e internacionales y así arropar cada vez una porción más grande de la arepa del venezolano.

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