La Asociación Textil Venezolana, que agrupa a las empresas del sector afirma en un comunicado que la decisión del gobierno de Nicolás Maduro implica que productos provenientes de India y China serán pechados con impuestos que podrían ir del 26% al 40%. «De esta manera productos nacionales e importados competirían en igualdad de condiciones«.
Las medidas anunciadas por el gobierno nacional, que incluyen la imposición de aranceles a las importaciones de textiles provenientes de China e India, podrían ayudar a la industria textil venezolana a recuperarse.
En un comunicado, la Asociación Textil Venezolana (ATV) señaló que estas importaciones ingresan al país sin barreras arancelarias y con subsidios de sus propios países, hasta de veinte por ciento en algunos casos lo que crea una competencia desigual para la industria textil venezolana.
La industria textil nacional tiene una capacidad instalada para fabricar dos millones de metros de tela mensuales, pero su producción ha disminuido considerablemente en los últimos años.
«Los aranceles compensarán parcialmente los efectos de los subsidios extranjeros y nos permitirá competir en igualdad de condiciones», señala el comunicado.
La semana pasada el gobierno anunció los nuevos aranceles tras una reunión del Consejo Nacional de Economía Productiva.
“Este Decreto ajusta el arancel en un 10 por ciento en textiles y calzado, lo que va permitir un impacto en la producción nacional”, dijo la vicepresidenta Ejecutiva y ministra de Finanzas, Delcy Rodríguez Gómez.
Por su parte, la Asociación Textil estima que aranceles de 26% para las telas y 40% para los pantalones, colocarán a la producción local en una posición competitiva. «Esto podría reactivar la cadena textil venezolana, que en el pasado ofreció más de 300 mil empleos».
Adicionalmente, afirma la ATV, la reindustrialización que impulsa el presidente Nicolás Maduro representará ahorros significativos en divisas para el país.
Solo en productos textiles se importan al año mercancías por valor de $1.300 millones, según los cálculos del sector.
Venezuela tiene una larga tradición en la producción textil, con una industria que data de casi cien años, incluyendo la producción de algodón, de donde se obtiene fibra y aceite, hasta la confección de calidad; además de ser una fuente de empleo masiva e inclusiva.
Pero hasta hace poco los propios empresarios del sector denunciaban un agudo proceso de desindustrialización a favor de las importaciones, así como cierres masivos de empresas textiles que no podían competir. Todo esto en medio de los graves problemas que aquejan a la economía venezolana, con una aguda crisis energética, falta de financiamiento, la inflación más alta del mundo y las secuelas de una depresión económica que se prolongó durante siete años seguidos.
La reducción de aranceles a casi todos los productos importados, incluyendo los suntuarios, es la fórmula más usada por el gobierno desde 2017, en pleno auge de la crisis, para tratar de enfrentar la inflación y la escasez.
El año pasado la Cámara de la Industria del Vestido denunciaba que el número de empresas del sector afiliadas a este gremio había caído desde 400 a tan solo 20 establecimientos.
Analistas económicos observan que parea rescatar este y otros sectores no basta la reducción de aranceles, pues muchas de estas empresas cerraron y ahora sufren desfase tecnológico, siguen enfrentando cortes de energía eléctrica y de agua, escasez de combustible y falta de persona, pues muchos trabajadores capacitados se fueron del país.
El mercado interno también se redujo con la caída del poder de compra del venezolano promedio y la marcha hacia otros destinos de casi ocho millones de personas, una cuarta parte de la población que había en 2018.
Maduro ha expresado su compromiso con la reindustrialización del país y las medidas tomadas para la industria textil son un paso en esa dirección, según los empresarios textiles.
No hay hasta ahora una radiografía pública de este sector, ni estimaciones de en cuánto tiempo podrán ofrecer a los consumidores venezolanos una oferta sólida capaz de competir en calidad y variedad con las telas importadas.
“Estamos dispuestos a apoyar la decisión del presidente en este objetivo para que cientos de empresas de confección puedan seguir adelante”, señalaron los directivos de la AVT en el comunicado.