La reunión anual acoge a ‘start-ups’ y a gigantes como Google, Amazon y Facebook. En cinco años, su asistencia pasó de 400 personas a los cerca de 30.000 que se esperan en la edición del próximo mes de noviembre.
Pero, a partir de 2016, el evento se celebrará en Lisboa, una ciudad elegida por «sus buenas infraestructuras de transporte, hoteles y su centro de exposición capaz de albergar a más de 80.000 visitantes», explicó el fundador del Web Summit, Paddy Cosgrave, en la página web de la conferencia.
Cosgrave ya había amenazado el año pasado con organizar el evento en otra ciudad, lamentando una mala calidad del wifi en las instalaciones de la reunión y el alza de los precios en los hoteles de la capital irlandesa durante el encuentro.
«No es una decisión sencilla desplazar el Web Summit de su cuna irlandesa. Nos vamos porque queremos dar una nueva amplitud a nuestro crecimiento internacional», justificó.
La decisión supone un varapalo para la economía de Irlanda, que se jacta de acoger centros de operaciones de todos los grandes nombres de Silicon Valley, atraídos por una mano de obra angloparlante y conocedora de las nuevas tecnologías, así como por incentivos fiscales favorables para las compañías cuyos beneficios sólo se gravan en un 12,5%.
La organización de promoción del turismo en Irlanda, Fáilte Ireland, calcula que la cumbre generó cerca de 100 millones de euros -111 millones de dólares- para la economía local el año pasado.