Espectáculos

El nuevo enfoque de un Metallica perpetuo

Cuando miras a Metallica versionar su propio tema "Enter Sadman" en el programa de Jimmy Fallon, con la certeza de que la broma llegará lejos, sientes a la seguridad de una banda que dejó atrás sus propias barreras.

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Sabe cuando tiene un disco poderoso y sale a defenderlo con todo. Precisamente Hardwired… To Self-Destruct (Blackened Recordings, 2016), su décimo disco de estudio y el primero como independientes, es uno de sus trabajos musicales más destacados en décadas, definitivamente el mejor desde el Black Album (1991).

Frescos, enfocados, relajados, sin presiones y con un control absoluto sobre el material que han gestado, James Hetfield (Guitarra y voz), Kirk Hammett (Guitarra), Robert Trujillo (Bajo) y Lars Ulrich (Batería), se tomaron ocho años para mostrar nuevo material; desde la era de George Bush y ahora que se avecina la expectativa de un apocalipsis político con Donald Trump como presidente electo, Metallica muestra un acercamiento del sentimiento generalizado desde su perspectiva compositiva.

Hardwired… To Self-Destruct, producido por el ingeniero de sonido y colaborador de la banda Greg Fidelman, podría traducirse como «Programados para la autodestrucción», un paralelismo de la incertidumbre que ha contagiado a los americanos luego de las elecciones. “En el nombre de toda la creación/Estamos cagados», cantan en «Hardwired», tema que abre el disco, además el más corto de la placa.

Los integrantes de Metallica han pasado los 50 años y su sonido aún advierte el poder de una banda que lleva 35 años de trabajo inagotable. Es cierto que vuelven a sus raíces pero no hay que confundir, ni hacer comparaciones con primeros trabajos, sería injusto. Hetfield resume la angustia de la sociedad con una sobriedad lírica que se encuentra ante un Hammett de solos incendiarios y por demás excepcionales, junto con un Trujillo sigilosamente magistral, el bajista perfecto para darle cordura a las composiciones, mientras que Lars, siempre injustamente señalado y vilipendiado, aporta repiques y beats que transforman y re-conducen el legado de Metallica.

«Atlas, Rise», «Moth Into Flame», «Now That We´re Dead», «ManUNKind», «Here Comes Revenge» y «Spit Out the Bone» hacen de esta producción una joya que da por sentado la magnificencia de la banda. Un álbum doble de ochenta minutos donde temas como «Halo On Fire» que necesitan de aceptación en el tiempo, pueden dignificar las caídas o proximidad a la repetición de alguna de las otras canciones.

La arrogancia del ser humano, ídolos falsos, el terror de una sociedad capaz de despertar sus instintos de venganza, así como la ineludible victoria de la tecnología sobre la humanidad, impregnan las letras de Hardwired… To Self-Destruct. Es la mirada juiciosa de una banda que ha presenciado transformaciones dentro de la cultura, la que ellos mismos ya han señalado hacia los ochentas.

A estas alturas Metallica ya no quiere ni le interesa demostrar nada, ni siquiera necesitan reinventar el género, sino disfrutar el estatus por el que han trabajado más de tres décadas, el que los reconoce como la banda de metal más poderosa e importante del planeta.

Metallica advierte el apocalipsis de su entorno, revitaliza su sonido, se adaptan al cambio con una facilidad como quien estuvo leyendo las instrucciones pero en realidad, como zorros viejos, el instinto, la sabiduría y todo el poderío que les ha mantenido en la palestra y el soportar las adversidades, les permite salir airosos con un álbum contundente, el mismo que ya encuentra su posición en la lista de clásicos de la banda.

Y ya lo decía Lars Ulrich cuando declaraba que Youtube era la nueva radio en esta era, así que decidieron hacer un video para cada uno de los temas del disco, como una manera de mostrar la grandilocuencia que necesita impulsar su propio ego.

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