El artista explicó que las acusaciones , dadas por individuos anónimos, datan de por lo menos 30 años atrás, además de ser preocupantes e inexactas.
De todas las personas que aportan su testimonio solo se identifica a una, la mezzosoprano Patricia Wulf, quien se presentó con Domingo en la Ópera de Washington. El resto alega que de dar su nombre podrían sufrir represalias en sus carreras.
«Un almuerzo de negocios no es extraño», relató una de las cantantes. «Alguien que intenta sostener tu mano durante un almuerzo de negocios es extraño, o que intente poner su mano sobre tu rodilla es un poco raro. Siempre te estaba tocando de alguna manera y siempre te besaba».
Otra de las acusadas mantiene que en una ocasión el tenor le metió la mano por debajo de la falda y otras tres, por su parte, que las besó a la fuerza en un vestuario, una habitación de hotel y una comida de trabajo.
Plácido Domingo respondió a las acusaciones diciendo que le parecía doloroso escuchar que pudo trastornar o incomodar a alguna mujer, sin importar cuánto tiempo haya pasado y a pesar de sus mejores intenciones.
Sin embargo, reconoció que, a su juicio, las normas y estándares de la actualidad son muy diferentes a como lo eran en el pasado.
Las entrevistadas indican que contaron sus casos a raíz del movimiento #MeToo, aparecido con motivo de las acusaciones de acoso sexual contra el director de cine Harvey Weinstein en 2017.