Espectáculos

Manzanero celebra 85 años de juventud

El compositor mexicano Armando Manzanero, autor e intérprete de una larga lista de éxitos de plena vigencia, como "Somos novios", "Adoro", Contigo aprendí y "Esta tarde vi llover", siente que la vida le ha sido pródiga. Cumple 85 años en plena vitalidad creativa.

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A punto de arribar a 85 años de edad -los cumplirá el próximo 7 de diciembre-, Armando Manzanero puede vanagloriarse de que un significativo grupo de sus más de 400 canciones, son hoy tan jóvenes que aún destacan por su permanente vigencia. Títulos como Adoro, Esta tarde vi llover, Contigo aprendí, Nada personal y Somos novios, entre otras, lo sitúan con preeminencia en el Olimpo de los grandes compositores románticos. Hasta la fecha ha grabado más de 30 discos y musicalizado numerosas películas y telenovelas. Su nombre se lo pusieron a un teatro en su natal Mérida, en el estado mexicano de Yucatán.

Comenzó como pianista profesional en Mérida y luego, en la capital mexicana, acompañó musicalmente a figuras de la talla de Lucho Gatica, Pedro Vargas y José José. Sus composiciones le han dado la vuelta al mundo. En 1957 el puertorriqueño Bobby Capó impuso Llorando estoy, mientras Lucho Gatica hizo lo propio con Voy a apagar la luz. Eddie Gormé, Tony Bennet, Frank Sinatra, Elvis Presley, Elis Regina, Andrea Bochelli, Luis Miguel y Plácido Domingo, entre otras voces mundialmente conocidas, popularizaron también sus canciones.

Fue en 1967 cuando un ejecutivo de la RCA Victor lo animó a cantar sus propios temas. En su voz convirtió en éxitos títulos como Adoro, Esta tarde vi llover, Somos novios, Contigo aprendí, El ciego y Tengo, entre otros. Desde entonces actuaría en escenarios tan relevantes como el Lincoln Center y el Madison Square Garden, en Nueva York; el Memorial, en Sao Paulo, Brasil; el Canecao, de Río de Janeiro, así como el Teatro Colón, en Argentina, y el Auditorio Nacional, en Ciudad de México.

Manzanero continúa activo, componiendo y cantando. Se le ha reconocido con el Premio Grammy a la Carrera Artística (2014) y el Premio Patrimonio Cultural de las Américas, otorgado en 2015 por la Organización de Estados Americanos (OEA). El pasado 21 de octubre recibió en Miami el Premio Billboard a la Trayectoria. Entonces afirmó que este prestigioso galardón “es para México, porque es un regalo a una persona que se dedicó a trabajar desde los 12 años de edad para mantener a su familia.

Hoy tengo 86 y sigo con el mismo entusiasmo de siempre”.

“Creo que ahora estoy siendo premiado por la vida, soy un bendecido de Dios”, asegura el compositor. En tiempos más recientes ha hecho duetos con artistas como Lucero, Alejandro Sanz, Presuntos Implicados, Café Quijano, Ariel Rot, Ana Torroja y Carmen París. Y en su memoria tiene un lugar especial para otras colaboraciones importantes, como las que hizo con José José, Angélica María, Susana Zavaleta, Carlos Cuevas y los venezolanos Chelique Sarabia y María Teresa Chacín.

Inspiración para el Gabo

A mediados de los 80, Gabriel García Márquez reveló que se había pasado un año encerrado en varios estudios de grabación y bares junto al compositor yucateco intentando escribir un bolero. Pero el premio Nobel no fue capaz, según reconoció. “Es lo más difícil que hay. Poder sintetizar en las cinco o seis líneas de un bolero todo lo que un bolero encierra, es una verdadera proeza literaria. Manzanero llegó a decirme que escribiera el argumento y él lo sintetizaba, pero lo que yo quería era escribir la letra completa de uno”.

El autor de obras maestras como Cien años de soledad y Crónica de una muerte anunciada, quizá frustrado ante tamaña tarea, llegó a calificar al cantante y pianista como “uno de los más grandes poetas actuales de la lengua castellana”. No era una chanza, lo pensaba de veras, aunque aquella declaración le costara la amistad de algunos “escritores sin sentido del humor”, que veían en sus palabras una afrenta a la profesión.

“Y eso que yo no me considero un cantante de boleros -subrayó entonces Manzanero al diario español ABC-. ¡Mire usted! La música está hecha antes en el corazón, que es por donde le entra a uno primero. Luego, algunos son capaces de desarrollarla y otros se quedan con ella dentro”.

Una familia musical

Él aprendió pronto. “Toda mi familia se dedicaba a la música. Empecé a estudiar con ocho años en la Escuela de Bellas Artes de Mérida y con 12 a tocar profesionalmente como pianista en una orquesta”, recuerda. Su padre, Santiago, era trovador y se ganaba la vida cantando por los pueblos del Yucatán. Su madre, Juanita, y su abuela, Rita, de ascendencia maya, le inculcaron el gusto por la poesía, con la que escribió aquellos boleros a los que aspiraba el Nobel colombiano. El primero, Nunca en el mundo, lo compuso en 1950, con 15 años, a los que siguieron otros cuatrocientos.

Dicen que Elvis Presley quedó prendado de su canción Somos novios en 1970, después que uno de sus colaboradores se la llevara tras escucharla por la radio. Aquello le reportó al azteca un cheque de más de 200 mil dólares como anticipo por los derechos y, hace cinco años, el honor de ser escogida por Billboard como la octava mejor canción de la historia de la música latina. En la primera posición se situó otra de sus composiciones, Esta tarde vi llover. Junto con Carlos Gardel, fue el único en aparecer con dos de sus creaciones en la clasificación de tan prestigiosa revista, por encima de Juan Luis Guerra, Shakira, Celia Cruz, Dizzy Gillespie y Joan Manuel Serrat.

Historia de una canción

En Esta tarde vi llover, publicado en su segundo disco –A mi amor… con mi amor (1967)- concentró todo lo que había aprendido en los años precedentes al lado de maestros como el tenor Pedro Vargas, el compositor romántico Luis Demetrio o el mítico cantante chileno Lucho Gatica.

“Trata sobre la ausencia. Lo escribí un día en que, después de cobrar por unos arreglos musicales, quise llevar a mi familia a comer. Como ellos no podían, llamé a uno de mis mejores amigos, que tampoco pudo porque estaba reunido precisamente con José Alfredo Jiménez. Al final me fui yo solo y, cuando estaba sentado en el restaurante, empezó a caer un aguacero. Era extraño, porque en octubre se supone que las lluvias han terminado. Entonces me puse a cantar y se me ocurrió la letra: “Esta tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú”, cuenta sobre aquella canción que le abrió las puertas de la fama internacional y por la que fue bautizado como “el compositor romántico por excelencia”.

A este tema le siguió un torrente de éxitos –Contigo aprendí, Voy a apagar la luz, Esperaré, Como yo te amé, No-, en los que abordaba las más variadas facetas del amor. “Algunos quisieron tachar todas esas baladas de cursis, pero pueden decir lo que les de la cabrona gana. Yo lo respeto todo. Es cierto que cuando uno se enamora se vuelve un poco cursi, pero estar enamorado es una bendición. Y ser cursi por esa razón, también”, defiende orgulloso cada vez que se refiere a su obra más consistente.

La fallecida cantante española María Dolores Pradera quiso que cantara con ella Esta tarde vi llover, que incluyó en su último disco. “No es que sienta que me estoy quedando solo, pero sí creo que al bolero le hacen falta intérpretes… muchos. Ahora sus éxitos no son tan grandes, pero nunca va a desaparecer. Toda pareja de enamorados necesitará siempre un bolero para poder dialogar entre ellos”.

A sus 85 años, sigue levantándose a las 5 de la madrugada, cuando las giras se lo permiten, para escribir nuevas canciones. “Necesito estar tranquilo en casa… o en un vuelo de 18 horas. Ese es el lugar con más paz para componer. Le dedico unas cuatro horas diarias, porque tengo muchos compromisos que atender. Entre ellos, uno que todavía me gusta mucho: el de hombre. Es decir, llevar a mi mujer a pasear, a comer, de viaje”, asegura quien en 2014 se convirtió en el primer mexicano de la historia en recibir el Grammy Honorífico a toda su trayectoria musical. Lo hizo junto a los Beatles. “¡Y eso que yo me considero un cantante del carajo! Pero para mal. A mí me habría gustado cantar mucho mejor, como Plácido Domingo”.

Cautivante Venezuela

Manzanero ha perdido la cuenta de las veces que ha venido a Venezuela. Lo hizo tanto en giras artísticas como en viajes privados para visitar a las buenas amistades que con los años ha cultivado en nuestro país. Lo hizo por primera vez en 1968, a raíz del resonante éxito de su segundo elepé como solista, A mi amor… con mi amor, grabado el año anterior, del cual pegó aquí todos los temas, especialmente Adoro, Voy a apagar la luz, Esta tarde vi llover, Contigo aprendí, Perdóname, Cuando estoy contigo y Esta tarde vi llover, álbum que se convirtió en uno de los discos más vendidos de ese año.

Debutó en El Show de Renny, que transmitía Radio Caracas Televisión, y se presentó en el Hotel Tamanaco. En esa visita conoció al músico Aldemaro Romero, quien se convertiría en uno de sus grandes amigos y quien lo invitaría dos años después, en 1971, a participar en el Primer Festival Mundial de Onda Nueva, en el que interpretó su tema Corre lucero, versionado luego por el grupo Onda Nueva, la formación vocal que dirigía Aldemaro.

En la competencia musical alternaría con Chico Novarro, Franc Pourcel, Milton Nascimento, Madalena Iglesias, Eliana Pittman y Manuel Alejandro, ganador de la justa musical con su canción Fango, que interpretó la venezolana Mirla Castellanos.
En1976 grabó en Caracas un disco con Chelique Sarabia, en el cual interpretaba varios temas del autor de Ansiedad, mientras este hacía lo propio con algunos del mexicano. De este álbum, editado por el sello RCA Victor y titulado Chelique y Manzanero en casa: Los románticos de América, destacó especialmente la canción de Chelique Perdido en la nostalgia, que ambos cantaron a dúo.

Leal y amiguero

En enero de 1977, el Palacio de la Música lanza el elepé Ahora María Teresa Chacín interpreta a Manzanero, también grabado en Caracas, en el que la intérprete versionó nueve de los más reconocidos temas del compositor azteca –Me Olvidé, Déjame sola, Yo te recuerdo, De vez en cuando (a dúo con el músico), Te extraño, Yo, Mi adiós, No y Nace el sol-, además de uno compuesto especialmente para ella, de título Ahora, un éxito radial que pasó a formar parte del repertorio obligado de la venezolana en sus presentaciones.

Contaba la fallecida locutora Ana Martínez, entrañable amiga de Manzanero, que a él le encantaba compartir con sus amigos en casa de estos cuando venía.  Eran veladas en las cuales, tocando el piano o la guitarra, cantaba sus canciones, además de preparar platillos que eran una delicia, poniendo de manifiesto sus celebradas dotes culinarias. Una de las aficiones que más le gusta en sus momentos libres.

Radiografía en frases

“Soy un señor que vive, ha vivido, nació y se va a morir con el amor”.

“Una canción es un motivo bonito para hablar de amor”.

“Todo lo que digo y compongo, o lo que yo siento, lo grabo, para que el día de mañana no quede perdido”.

“Empecé de abajo para arriba, no de arriba para abajo”.

“De lo más orgulloso que estoy es de que todavía, cuando salgo a trabajar, tengo que cantar Adoro, tengo que cantar Somos novios, tengo que cantar Por debajo de la mesa”.

“Cuando veo que gente joven me graba y que un señor como Sebastián Yatra quiere trabajar conmigo, yo me siento muy satisfecho”.

“Mi música se parece a Chopin, se parece a Mozart, a Tchaikovsky, a Beethoven. ¿Por qué? Porque es la música que yo escuché, con la que yo me crié”.

“¿Cómo puede ser galán un pinche tipo que tiene 1,54 (metros) de estatura? En donde yo gané y me chingué a todos los de 1,80 y muy guapos era al piano”.

“Desde que era muy joven me puse a trabajar, no festejaba la Navidad ni iba a esas cosas de los jóvenes llamadas fiestas; si quieres triunfar en la vida, tienes que trabajar mucho”.

“Siempre le he cantado al amor de pareja, al de un hombre hacia la mujer, pero en estos tiempos en que la humanidad atraviesa momentos difíciles, cualquier tema mío puede ser considerado un himno de esperanza”.

“Siempre habrá esperanza, justo lo que necesitamos en un tiempo como este, en el que estamos viviendo una pandemia. Siento que el mundo está caminando sobre un alambre y que en cualquier momento puede caer”.

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