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#Fernando Amorebieta

El efecto Arango

El momento fue muy emotivo. Jugadores apiñados alrededor de su figura y la del Seleccionador. Juan Arango, el jugador más importante en la golpeada historia del fútbol venezolano, decía adiós a la Vinotinto al no considerarse motivado a seguir. La interpretación meramente futbolística, en algunos casos sentimental, de lo que fue la Selección con el maracayero y lo que sería sin él, cubría los análisis. Sin embargo, poco ruido generó aquel “ya no disfruto de todo esto”, frase que ha provocado una cascada de efectos en el devenir del combinado patrio.

Amorebieta, el principio o el fin

Por una carta, como solían terminar los novios de las novelas de hace dos siglos, se despide uno de los jugadores que más rápido ha pasado del odio al amor. Aquellos que lo detestaron por rechazar en un principio a la Vinotinto terminaron por acompañarle en su grito contra Argentina. Es el segundo que le da la espalda al proceso de Noel Sanvicente luego del retiro de Juan Arango.

¿Se puede renunciar a la selección nacional?

Con la renuncia de Amorebieta a la Selección Nacional de Fútbol de Venezuela salen dos interrogantes interesantes para analizar. La primera ¿La selección nacional de un país es de un país o de su Federación? Y la segunda ¿Puede alguien renunciar a la selección?

Amorebieta renuncia a la Vinotinto de Chita

El central Fernando Amorebieta renunció a ser convocado para representar a Venezuela mientras se mantenga el actual cuerpo técnico y junta directiva de la Federación Venezolana de Fútbol.

Amorebieta y Añor se caen de la convocatoria

Fernando Amorebieta y Juan Pablo Añor no se sumarán a la Vinotinto para los encuentros ante Bolivia y Ecuador por las Eliminatorias Suramericanas camino al Mundial Rusia 2018, pues ambos futbolistas sufren dolencias físicas que les impiden cumplir con el llamado del seleccionador nacional Noel Sanvicente.

Fútbol patriota: el no fútbol

El fútbol es continuidad, no parcelas aisladas, separadas para el gusto del publicista de turno. Quitarle el balón al rival para luego rifarlo es un acto de poca utilidad, ya que la rápida recuperación del esférico por parte del contrario puede coincidir con la salida de nuestros jugadores hacia campo contrario, y como consecuencia, facilitar que nuestro contrincante encuentre los espacios. Una aclaratoria así sólo puede ser condenada por aquellos que observan al juego como un acto de revindicación patriótica, o simplemente son, en palabras de algún amigo, muestras de un analfabetismo funcional.

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