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El efecto Arango

El momento fue muy emotivo. Jugadores apiñados alrededor de su figura y la del Seleccionador. Juan Arango, el jugador más importante en la golpeada historia del fútbol venezolano, decía adiós a la Vinotinto al no considerarse motivado a seguir. La interpretación meramente futbolística, en algunos casos sentimental, de lo que fue la Selección con el maracayero y lo que sería sin él, cubría los análisis. Sin embargo, poco ruido generó aquel “ya no disfruto de todo esto”, frase que ha provocado una cascada de efectos en el devenir del combinado patrio.

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El “no estoy motivado” fue el razonamiento de su adiós prematuro. Convocado, pero no como protagonista sino como pieza de recambio, el banquillo de Cachamay en los partidos amistosos contra Honduras y Panamá fue muy incómodo para el capitán y para el camerino. Manteniéndose al más alto nivel en el fútbol mexicano, Arango ya no era esencial en el juego de la Selección, según las ideas de Sanvicente, y el futbolista no estaba dispuesto a asumir un rol secundario. Su descontento, detrás de las lágrimas, era evidente.

La de Fernando Amorebieta no fue la primera renuncia a la Vinotinto. El retiro “forzado” de Arango fue el primer caso de los que ya no se veían identificados con el nuevo proceso. La ausencia del líder del vestuario implicó que otros jugadores referentes como Tomás Rincón, Oswaldo Vizcarrondo, Salomón Rondón y Luis Manuel Seijas se repartieran ese rol y fueron ellos los que han elevado la voz de descontento por la asunción de responsabilidades que Noel Sanvicente les achaca en el desastroso andar en las eliminatorias.

El espaldarazo dado al seleccionador por una FVF sumida en la crisis más profunda de gestión económica y administrativa en su historia (el caso del descenso entre Tucanes y Metropolitanos rayó en lo inaudito), las declaraciones incendiarias de federativos advirtiendo la reducción de los premios a los convocados a partir de enero y la revelación de un “complot” entre jugadores para sacar al técnico, ha sido una declaración de guerra que ha involucrado al ente en el conflicto, apartándose de su rol conciliatorio, lo que ha dado paso a la formación de dos bandos inéditos en la pugna: federativos y cuerpo técnico unidos contra un grupo de jugadores.

Amorebieta, señalado por su clamoroso error contra Brasil y comprometido su profesionalismo por sectores de la prensa que le acusaron de simular una lesión para no atender la convocatoria a la última doble fecha eliminatoria, decidió dar también el paso al costado, como respuesta efectista de la proclama de continuidad de Sanvicente. Es el primero de varios (razón tiene Laureano González) que decidirán no seguir más y los alegatos serán distintos. Están en pleno derecho de hacerlo.

Seijas siendo figura en la trascendencia de su club a una final continental, Rincón haciendo su primer gol en Europa, Salomón asentándose en la Premier League, Vizcarrondo de nuevo titular y renovando con su equipo en Francia y Andrés Túñez siendo ídolo en el sudeste asiático. El grupo que es acusado de generar una revuelta interna en la Selección contrasta su gran momento individual con sus prestaciones vestidos de Vinotinto, razones que alimentan la hipótesis federativa de “complot”…eso que vulgarmente llaman “cama”, pero también son elementos que evidencian que en año y medio, el técnico no ha sabido ni encontrado la forma que poder explotar el talento de sus dirigidos.

Anunciados los cambios por Sanvicente para las próximas convocatorias, es curioso que la primera intención del técnico no sea acercarse a los jugadores para cerrar la brecha de las diferencias. Un escueto comunicado enviado a la prensa “lamenta” la decisión de Amorebieta, cuando lo más probable es que el de Cantaura no figurara en el venidero llamado, independientemente de su renuncia.

El turbio y no aclarado caso de la exclusión de Manuel Arteaga de la convocatoria es otro de los conflictos que se ha tragado la cascada de problemas que han surgido dentro de la Selección. Actitudes revanchistas, declaraciones inoportunas, decisiones irrevocables, acusaciones que van y vienen. Ninguna de las partes asume un papel de promover el encuentro para tratar de encontrar una pequeña salvación de la caída libre hacia un abismo insalvable.

Lo cierto es que la tabla de posiciones de las eliminatorias al mundial seguirá reflejando por cuatro meses más (al menos), que nuestro fútbol es el último en Sudamérica.

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