Crespo fue abatido de su caballo después de alterar los resultados electorales de 1897; Grisanti se negó, en 1952, a un fraude a favor del gobierno; y Pérez Jiménez huyó del país después de celebrar unas elecciones que no fueron ni libres ni competitivas
Pedro Rafael Tinoco Jiménez (Caracas, 1927-Denver, 1993) fue de los políticos más influyentes del siglo XX venezolano y de los gobiernos democráticos a partir de 1958. Desde la minoría política, desempeñó cargos de relevancia en el sector público y en el medio financiero. Algunas de sus opiniones sobre la política de la época parecen tener una sorprendente vigencia nacional y continental
Caldera insistió en la “interinidad” del gobierno militar y en que éste no se dejara llevar por la tentación de convertir lo provisorio en permanente / Por Luis Ernesto Fidhel Gonzales
La opulencia de la última fiesta; un discurso que, entre mentiras e imprecaciones a los opositores de su mandato, intentaba maquillar el descontento de un país que clamaba por un cambio. La última de Navidad de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela se caracterizó por una confabulación en su contra que se terminaba de armar entre risas tímidas y champaña el 31 de diciembre de 1957. Una falsa calma que concluiría en la revuelta del 23 de enero 1958
Más de sesenta años han pasado desde aquel 23 de enero de 1958 cuando el gobierno militar de Marcos Pérez Jiménez hizo aguas. Los sucesos que se produjeron entonces condujeron a la instauración de la democracia que, décadas más tarde, acumuló errores hasta dar paso al socialismo del siglo XXI. Luego de 20 años de experimento chavista, hay quienes claman por un régimen que retorne a Venezuela a la senda del progreso, aunque sea sin libertades políticas
La hija del exdictador venezolano Marcos Pérez Jiménez (1952-58), Mónica Pérez-Jiménez, anunció este jueves que denunciará al Instituto Loyola de Nueva York por los abusos sexuales cometidos por un profesor contra ella en la década de 1970, cuando tenía 14 años. "Tenemos que estar seguros de que los curas y los profesores son gente limpia que cuida de nuestros hijos", dijo en una rueda de prensa celebrada en el barrio neoyorquino de Manhattan Pérez-Jiménez, que nació y se crió en el estado de Nueva York, aunque actualmente reside en California. Su abogado Mike Reck apuntó que demandarán a la institución educativa porque "nunca denunció públicamente a este pedófilo", identificado como Louis Tambini, y que el colegio despidió en 1983, tras conocer que había acosado sexualmente a una decena de estudiantes adolescentes.
La crisis migratoria que actualmente afecta a Venezuela tiene preocupados a varios países latinoamericanos y europeos, aún más cuando la Organización de Naciones Unidas publicó un informe en el que detalla que alrededor de 2,3 millones de personas han salido del país hasta julio de 2018, aunque otros organismos citan que van más de 4 millones.
¿Cuándo, cómo y por qué alguien decide irse al foso de la Historia? Esa pregunta me la he hecho muchas veces pensando en el chavismo-madurismo. Porque hay que ser muy imbécil, muy soberbio o muy malo para decidir desbarrancarse por los siglos de los siglos. No existe tal cosa como un tirano bueno. Una tiranía siempre es mala. Pero hay tiranos que son recordados por algunas obras que de una manera u otra maquillan su comportamiento autocrático, despótico, inhumano. Incluso, hay personas que los defienden.
Investigadores de varias universidades se reunirán el 7 y 8 de mayo para reflexionar sobre personajes, sucesos y panorama de la historia contemporánea venezolana como el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez o el papel de la generación de 1928, que serán explicados por un total de 18 ponentes que incluye a Tomás Straka, Edgardo Mondolfi y Ramón Piñango
“La presencia en el poder de partidos como los que actuaron últimamente es perjudicial porque ellos no conocen a fondo los problemas nacionales ni sus soluciones, no constituyen fuerza política y son factores de desunión”. Así justificaba Pérez Jiménez el 4.11.57 al dirigirse al Congreso una elección sin partidos. Presentaba un proyecto de “Ley de Elecciones”, de acuerdo al cual “se expresará la opinión que se tenga del actual régimen”. Intentaba así burlar la disposición constitucional que obligaba a elegir el Presidente por voto popular
La Asamblea Nacional (AN), considerada en “desacato” por el chavismo, conmemoró el 60 aniversario de la caída de Marcos Pérez Jiménez con una sesión especial y uno de los artífices de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Ramón Guillermo Aveledo como único orador en orden.
El periodismo siempre ha sido una amenaza para quienes detentan el poder. Aquí, un cuarteto de periodistas avezados relatan cómo sobrevivieron a la dictadura de Pérez Jiménez y a la persecución contra el comunismo que vino después. Pese a todo, consideran que lo que ahora viven los medios es más grave que lo sucedido hace más de 60 años
La credibilidad de la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE) Tibisay Lucena se quebró luego de anunciar que 8 millones de personas aprobaron el proceso constituyente del 30 de julio. La cifra no se justifica ni en la calle ni en los estudios estadísticos. Un fraude de tal magnitud solo comparable en Venezuela con el plebiscito de Marcos Pérez Jiménez en 1957
La opulencia de la última fiesta; un discurso que, entre mentiras e imprecaciones a los opositores de su mandato, intentaba maquillar el descontento de un país que clamaba por un cambio. La última de Navidad de Marcos Pérez Jiménez en Venezuela se caracterizó por una confabulación en su contra que se terminaba de armar entre risas tímidas y champaña el 31 de diciembre de 1957. Una falsa calma que concluiría en la revuelta del 23 de enero 1958. Le puso el punto final a una dictadura]]>
Noviembre de 1957, el general Marcos Pérez Jiménez, presidente de la República de Venezuela, anuncia al país que las elecciones presidenciales y regionales pautadas por la Constitución para ese año no se efectuarían. En su lugar convocó a la realización de un plebiscito que de serle favorable le significaría que estaría cinco años más al frente de la Presidencia y ratificaría a todos sus candidatos al Congreso Nacional, Asambleas Legislativas, Estadales y Concejos Municipales.
Imposible no saber quién es. Su nombre se escarchó con las estrellas del éxito desde su timorata niñez. Cecilia Martínez era una leyenda. Este miércoles 23 dijo adiós, con 102 años. Este es un relato de encuentros, los últimos de este icono de masas, figura por siempre de la radio y televisión Al mirar los ojos de Cecilia Martínez nos ponemos a un grado de separación de José Gregorio Hernández. Si procuramos el silencio y le pedimos que evoque al médico trujillano, su voz, la gestualidad provocada por su apasionado temperamento, su forma de tratar a los pacientes, ella deja vagar su mirada y al rato empieza a describirlo. Entonces, José Gregorio Hernández, está vivo en su memoria. “Era un hombrecito pequeño, de voz suave y agradable. En esa época, los niños se asustaban con el médico, pero eso no ocurría con el doctor Hernández, que venía con un sombrerito negro y su corbatica, me decía: ‘vamos a ver, Cecilia abre la boca a ver qué hay en esa garganta’. Un día amanecí con un tremendo dolor de garganta, mi papá lo llamó antes de irse a su trabajo. Llegó. Me parece que lo veo entrar… me vio la garganta y me dijo: ‘ya vengo’. Echó a correr por la galería. Al rato regresó con una inyectadora enorme. ‘Esto no te va a doler’, me dijo ‘voltéate’. Me pinchó y, verdaderamente, no sentí nada. Tenía difteria, que entonces era una enfermedad mortal. El doctor José Gregorio Hernández volvió en la noche, me vio y luego fue a conversar con mi papá, con quien solía compartir un brandy. Su presencia era habitual en casa, adonde venía cada vez que nos daba catarro. Murió en 1919, cuando yo tenía 5 años. Nunca desarrollé una religiosidad especial con respecto a él. Pero siempre le he atribuido parte del mérito por mi larga vida y la salud que me ha acompañado. Quién sabe si, a pesar de mi descreimiento, soy un milagro andante del médico de cabecera de mi infancia…”.
A excepción de la famosa maleta olvidada de Marcos Pérez Jiménez, los venezolanos teníamos muchos “casos” pero muy pocas leyendas memorables sobre la sempiterna corrupción de nuestros gobernantes.