Gabriela, clavo y canela
Como siempre, la ronda anual de demagogia en la Asamblea General de la ONU, en la que el populismo global suele montar su show. A pesar de que la generalidad de los expositores son mandatarios democráticos y decentes, y sus palabras se amontonan con el polvo del olvido, siempre hay extravagantes que se comportan ante el mundo como tratan a sus pobres paisanos. Una vez el primer ministro ruso Kruschev se quitó el zapato y golpeó la mesa, en desacuerdo con el Canciller filipino, que pedía fin no de uno sino de dos tipos de imperialismo. En una época fue Castro el dueño del circo y asumía claramente la actitud de “soy un patán…y qué?”