Familia

¿Cómo conversar con los hijos sobre el peligro de los retos virales?

Hasta los adolescentes más tranquilos pueden caer en el peligro de los retos virales. Los padres deben conocer algunas técnicas para hablar con ellos de forma eficaz y las señales que les advierten de un posible problema | Por María Estrella Fernández

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retos virales
Dibujo: Daniel Hernández

Es posible que últimamente estemos oyendo sobre tendencias en las redes sociales asociadas a retos virales, o  challenges. Podemos recordar el reto del balde de agua fría para concientizar sobre ELA o el reto de caminar a la par de un carro, de la canela en polvo, de la sal y el hielo y hasta unos más peligrosos como ingerir cápsulas de detergente o el juego de la asfixia.

Empezaron siendo retos inocuos con el fin de llamar la atención de los seguidores de las redes sociales, que son un nicho importantísimo de activación de cualquier actividad que queramos difundir de forma masiva. Pero, poco a poco, otro filón se activó de forma virulenta. Son los retos que pueden ocasionar graves lesiones y envenenamiento. Algunos hasta pueden ser mortales.

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Los retos son como un huracán

Una combinación muy peligrosa confluye en esta situación de los retos. Por una parte, las redes sociales premian el comportamiento escandaloso, y mientras más escandaloso, más se puede alardear.

El ámbito de las redes sociales es trepidante e irreflexivo. Los retos virales circulan constantemente por la red. Se ponen de moda unas semanas, se propagan por todo el planeta a la velocidad de la luz a través de redes sociales y herramientas de mensajería y desaparecen igual que aparecieron dejando a su paso un número enorme de likes que hace sentir al protagonista, la persona más querida y aceptada. Pero también dejan víctimas por todo el planeta, como si de un huracán se tratase.

Las redes sociales y la dictadura del like induce a usuarios de las redes sociales a actuar así para sentirse aceptados por los demás sin pensar en el peligro que puede ocasionar para sus vidas. Este sentimiento de pertenencia al grupo y popularidad es el principal motivo que induce a incurrir en estas prácticas tan peligrosas.

Estos retos se hacen virales al ser replicados por usuarios de redes sociales a lo largo y ancho del planeta, pero, ciertamente, los adolescentes son la población donde estadísticamente se registra una incidencia mayor de casos, sobre todo de los retos más peligrosos. En algunos casos ponen su vida en riesgo e incluso la pierden.

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Adolescentes neurológicamente vulnerables

¿Por qué los adolescentes llegan tan lejos? Fundamentalmente porque su estructura cortical en desarrollo aún no ha alcanzado el nivel necesario de control de conductas de riesgo, gestión de la impulsividad y autopercepción de protección y salvaguarda de la vida.

Su sistema nervioso central y su sistema hormonal recién estrenado provocan un coctel que, de no contar con un buen sistema de normas y límites de referencia, conllevan a la búsqueda constante de la satisfacción o el sufrimiento en el reto.

Psicoemocionalmente, los adolescentes están desarrollando su identidad a partir de la sobreidentificación con modelos de referencia. Mientras más popular, más significativo, sin la conciencia de riesgo que, en principio, un adulto maduro posee.

Este ámbito posibilita la incapacidad del cerebro en desarrollo de los adolescentes de pensar en las consecuencias de sus acciones. Los adolescentes no necesariamente toman tiempo para considerar si el detergente para lavar ropa es un veneno que podría quemarles la garganta o las vías respiratorias. O si el uso inapropiado de medicamentos como la difenhidramina pueden ocasionar graves problemas al corazón, convulsiones o coma.

En lo que se enfocan ellos es en que un chico popular en su clase lo hizo y consiguió cientos «me gusta» y comentarios en su plataforma.

¿Qué hacer ante este factor de riesgo?

Lo primero, fomentar los factores de protección. Una comunicación fluida con los adolescentes por parte de los adultos significativos es fundamental.

Además, hay que promover un clima de confianza. El adolescente debe percibir a su familia como un entorno seguro donde encontrará la respuesta adecuada a sus dudas. No quiere decir esto que la familia debe aceptar y comprender todo lo que el adolescente haga. Pero sí que, aunque se le indicará lo adecuado o no de su conducta y sus consecuencias, puede contar con el apoyo incondicional de los suyos.

Foto Cottonbro / Pexels

Educar con el ejemplo es otro principio. No podemos pedir a los hijos que no estén constantemente conectados cuando vemos a padres enganchados a las redes, siguiendo retos y subiendo videos.

Pasos de una conversación eficaz

Como padre, ante el tema específico de los retos virales, usted puede ayudar a fomentar el desarrollo del sentido de riesgo de estas conductas:

1. Para iniciar la conversación, pregúnteles a sus adolescentes sobre los retos más grandes de los que se hablan en su círculo de amigos. Anímelos para ver si pueden sorprenderlo (decirle algo que usted no pueda creer). Pregúnteles (calmadamente y sin juzgarlos) lo que opinan sobre ese reto. Esto los ayuda a fomentar la habilidad de calcular el riesgo de lo que le puede pasar a alguien que asume el reto.

2. Si sus adolescentes han mencionado que tienen interés en participar en un reto, hágales preguntas generales que los hagan pensar detenidamente en cada paso del reto. Pregúnteles qué consideran sería lo peor que pudiera pasar como, por ejemplo, quemaduras o una visita al hospital, así como el posible riesgo de que produzca asfixia, tos o enfermedad.

También pregunte por qué lo harían y si vale la pena el riesgo. Cuestióneles sobre si conseguir muchos «me gusta» y comentarios en las redes sociales vale la pena el riesgo de tener que ir a una sala de urgencias debido a quemaduras en la garganta.

3. Cerciórese de ser «amigo» o seguir a sus adolescentes en las redes sociales. Ser parte de sus plataformas preferidas puede servir para mantenerlo informado sobre lo que pasa en sus vidas cotidianas.

Mire las historias que publican para tener una idea sobre lo que está pasando en la escuela y con sus amigos. Pueden rechazarle, considerando que le está controlando. Es correcto, pero la condición para tener acceso a las redes ha de ser que un adulto responsable sea conocedor de lo que sigue o publica en ellas.

Foto Cottonbro / Pexels

4. A veces los menores están más dispuestos a hablar sobre sus compañeros que de sí mismos. Hacer preguntas sobre las tendencias de la escuela, amigos y nuevas modas puede producir más respuestas que si le pregunta sobre sus propias actividades.

De todas formas, es importante mantener las líneas de comunicación abiertas y evitar juzgarlos. Es mejor discutir con calma los peligros que existen con estos retos.

5. Mientras los adolescentes continúan creciendo, manténgase informado sobre sus vidas, amigos y el lugar que ocupan en el mundo. Estar al día en nuevas plataformas y contenidos para niños para ser capaces de recomendar, orientar su actividad hacia aquello que sea adecuado para ellos.

6. Recuerde que sus cerebros continúan desarrollándose con gran rapidez. Como padres, ustedes pueden ayudar a fomentar ese crecimiento y colaborar para que desarrollen habilidades de pensamiento reflexivo y racional que serán muy importantes en los años venideros.

7. Regule el tiempo de uso de los dispositivos, especialmente móvil, tableta y consolas, utilizando un horario concertado, además de aplicaciones con control parental. Los dispositivos deben permanecer fuera del alcance de los menores en las horas de descanso, estudio y comida.

La prevención y estar al día, es lo más eficaz. Es necesario conocer su mundo digital, ser conscientes de los riesgos que esconde internet, y ayudar a los hijos con educación y acompañamiento para que puedan hacer un uso seguro y responsable de la tecnología.

Este cometido es lo que se ha definido como mediación parental, y define el ámbito de responsabilidad de los padres y madres para con sus hijos en el ámbito digital.

Señales de alarma

Hay que estar muy atentos si observamos cambios importantes en el comportamiento del adolescente como los siguientes:

  • Somnolencia durante el día.
  • Dificultad para dormir, aduciendo que no puede dormirse hasta altas horas de la noche.
  • Cambios sustanciales en su rendimiento académico.
  • Cambio de grupo de amistades o aislamiento. Prefiere quedarse en casa, metido en su habitación que salir a jugar con sus amigos.
  • Evita estar con la familia. Prefiere encerrarse en su habitación.
  • Habla de forma reiterada de algún influencer y de cómo le siguen millones de jóvenes.
  • Cambios en su forma de vestir, peinar, andar.
  • Irritabilidad e irascibilidad cuando los padres o adultos significativos hacen referencia a temas vinculados a los dispositivos electrónicos y las redes.

Ante estas señales, los padres deben comenzar inmediatamente a hacer un seguimiento de la huella digital de su hijo en las redes. Debe ver a quiénes sigue, qué publica, sus comentarios, entre otras cosas.

No olvide, además, que usted tiene la potestad y la responsabilidad social, civil y judicial de lo que su hijo menor de edad sigue y publica en las redes. Por encima de todo eso, además, la vida del adolescente está en juego y es responsabilidad de todos gestionar la responsabilidad para la que ellos aún no están preparados.

Coordenadas

María Estrella Fernández es psicólogo infanto-juvenil venezolana, actualmente de la clínica Salud Madrid (@salusmadrid)
Correo. [email protected]
Instagram. @estrella.psicologia

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