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¿Qué sucede en Chile con la reforma de educación?

Tras la aprobación en la Cámara de Diputados del fin al lucro, la selección de estudiantes y el financiamiento compartido entre padres y el Estado en colegios -los primeros proyectos de ley de la reforma-, nadie parece haber quedado conforme

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Padres en pie de guerra, estudiantes desilusionados, un tenso debate en el oficialismo y denuncias de «campaña del terror». La reforma educacional, el programa estrella del segundo gobierno de Michelle Bachelet en Chile, atraviesa un momento crítico.

«La reforma educacional ha tenido bastantes retrocesos en el Parlamento. Pareciera ser que finalmente no se quiere erradicar el mercado de la educación, sino que más bien regular algunos aspectos», dice Melissa Sepúlveda, presidenta de la poderosa Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.

«Se está terminando con la educación de nuestros hijos y afectando directamente a la clase media y vulnerable de este país», señaló de su lado Erika Muñoz, presidenta de la Confederación de Padres y Apoderados de Colegios Subvencionados, que consideran demasiados los cambios.

El rechazo en el Parlamento a la encarcelación de dueños de colegios subvencionados que obtengan ganancias de capital irritó a estudiantes, que piden un cambio radical al modelo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet.

La Iglesia, la derecha opositora, asociaciones de padres y la oficialista Democracia Cristiana (DC) criticaron de su lado la prohibición aprobada para que estos colegios paguen arriendos por su infraestructura, una salida con la que se buscaba que escuelas –principalmente religiosas- pudieran seguir funcionando.

Por medio del arriendo, hoy muchos dueños de colegios retiran cuantiosas utilidades. Tal como se aprobó, si quieren seguir funcionando los colegios subvencionados, a los que asiste más de 50% de la matrícula- deberán ser dueños de los inmuebles o cerrar.

Tensión en el oficialismo

Con cientos de marchas, los estudiantes pusieron la educación al frente del debate, exigiendo que sea pública, gratuita y de calidad. Bajo la promesa de reformar profundamente el sistema, la socialista Michelle Bachelet obtuvo la reelección con 62% de los votos.

Pero tras ocho meses en el poder las aguas están más que agitadas para ella. A la férrea oposición de la derecha se sumó una tensión en la coalición oficialista, la Nueva Mayoría, donde conviven socialistas, democratacristianos y comunistas, con distintas visiones sobre la profundidad de la reforma.

La DC es más cauta frente a las reformas, ya que varios de sus dirigentes son dueños de colegios subvencionados.

«La reforma está atravesando un momento complicado. La tensión es muy grande, porque hay desacuerdos muy profundos en los temas de fondo», dice la analista político de la Universidad Adolfo Ibáñez, Max Colodro.

«Lo más probable es que en el Senado la DC termine rechazando aspectos sustantivos de la reforma, y lo más probable es que estemos a las puertas de una crisis política compleja», agregó Colodro.

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