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Australia revisa su seguridad tras el asalto con rehenes en Sídney

El secuestrador era "un enfermo mental con un largo historial de delitos" conocidos por la Policía y por las agencias de Inteligencia, pero que a pesar de ello no estaba en la lista de sospechosos por terrorismo.

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EFE

Australia revisa este martes sus sistemas de seguridad tras la toma con rehenes de una cafetería en Sídney perpetrado por un desequilibrado, resuelta con una intervención policial que se saldó con tres muertos y seis heridos.

El primer ministro, Tony Abbott, calificó el secuestro de 17 rehenes como un acto de «terrorismo», aunque precisó que sería «equivocado» vincular el suceso con grupos extremistas.

El secuestrador era «un enfermo mental con un largo historial de delitos» conocidos por la Policía y por las agencias de Inteligencia, pero que a pesar de ello no estaba en la lista de sospechosos por terrorismo, dijo Abbott en rueda de prensa.

«Si tengo que ser sincero con ustedes, esta es la pregunta que nosotros nos hemos hecho hoy en el Comité de Seguridad Nacional«, enfatizó Abbott, quien se preguntó cómo alguien con un largo historial no ha sido vigilado más de cerca.

La toma de la cafetería Lindt fue perpetrada por Man Haron Monis, un radical iraní que llegó a Australia en 1996, donde le fue concedido asilo político y cambió su nombre original, Manteghi Bourjerdi, por el actual además de adoptar el apelativo de jeque Haron.

Monis, nacido en 1962, era conocido por enviar cartas a los familiares de los soldados australianos muertos en Afganistán, y estaba acusado de abusos sexuales y de ser cómplice de la muerte de su exesposa.

Abbott aseguró que en los próximos días e incluso semanas las autoridades analizarán «cuidadosamente, con calma y de forma metódica, para aprender las lecciones correctas y actuar en base a ellas».

«No somos inmunes a la violencia con motivaciones políticas que ha acechado a otros países», dijo Abbott que alabó la valentía de la «gente decente e inocente» ante «la fantasía enferma de un individuo profundamente perturbado».

Para Matthew Levitt, exanalista en antiterrorismo del FBI, la toma del café parece ser la acción de un «criminal violento solitario», más que un acto de terrorismo y consideró que era imposible vigilarlo todo el tiempo, según la agencia local AAP.

«Fuera de las películas, en el mundo real, ninguna agencia de reforzamiento de la ley, ya sea local, la Policía Federal, el FBI, tiene los recursos para rastrear a alguien que es sospechoso las 24 horas del día y los 7 días de la semana», subrayó.

Tras 17 horas de secuestro, la Policía entró de madrugada en el local supuestamente al escuchar unos disparos y mató al secuestrador, aunque apenas se han ofrecido detalles de lo ocurrido en el interior.

Desde primera hora de la mañana centenares de personas, entre ellas Abbott y su esposa Margie, fueron a depositar ramos de flores en el pavimento de la calle peatonal de la zona Martin Place para recordar a las dos víctimas inocentes del secuestro.

Katrina Dawson, una abogada australiana de 38 años y madre de tres niños, y Tori Johnson, de 34 años y gerente del establecimiento, murieron tras permanecer retenidas junto a otras 15 personas.

Otros cinco rehenes y un agente resultaron heridos, tres de ellos por disparos, aunque las autoridades informaron que todos se encuentran en situación estable tras recibir asistencia médica.

Las autoridades mantienen cerrada la zona aledaña al corazón financiero de Sídney, donde tuvo lugar el suceso, mientras proceden a la investigación de la escena del crimen.

El violento suceso es el primero de este tipo que padece en su territorio Australia, país que en 2002 perdió a 88 ciudadanos en los atentados en Bali y recientemente a 38 ciudadanos y residentes en el derribo del avión de Malasia Airlines en el este de Ucrania.

En septiembre, Australia elevó la alerta terrorista a nivel «alto» ante el temor de ataques de yihadistas en su territorio y días después realizó el mayor operativo policial con la detención de 15 personas sospechosas de querer secuestrar y decapitar civiles para divulgarlos en las redes sociales.

La alerta por un posible ataque terrorista coincidió con la implicación en la lucha contra el Estado Islámico por parte de Australia, país que intervino en las guerras en Irak y Afganistán tras los atentados del 11-S.

Los representantes de la agencia de Inteligencia y la Policía federal comparecerán mañana ante una comisión parlamentaria para analizar el tercer tramo de las leyes antiterroristas que se buscan aprobar, referidas a la retención de los metadatos.

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