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¿Quién es Tabaré Vázquez, el nuevo presidente de Uruguay?

 El oncólogo Tabaré Vázquez, que en 2005 se convirtió en el primer presidente de izquierda de Uruguay, volverá en su segundo mandato a examinar el estado de salud del país al tiempo que se someterá al chequeo de sus ciudadanos, que esperan de él políticas continuistas y leves reformas.

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Foto de AP

Vázquez reabre consulta en Presidencia para sentarse a un lado y al otro de la mesa, como doctor encargado de firmar las recetas que necesite el país y como paciente en permanente revisión de lo saludable de sus políticas y de su aceptación popular.

Paciente también en carácter, por su ánimo diligente y contenido, que proyecta la figura de un hombre organizado y controlador pero no carente de carisma, que logra levantar pasiones entre el público sin hacer gala de la locuacidad y presencia mediática del presidente saliente, José Mujica.

El doctor socialista se impuso en las últimas elecciones generales amparado en el recuerdo de sus éxitos pasados, con los que acumuló un 80 % de popularidad al término de su primera legislatura (2005-2010), y en las promesas de continuidad, crecimiento y tenues cambios en sanidad, educación y seguridad.

Su alta estimación popular habla de la capacidad que atesora para congeniar con los ciudadanos pese a su carácter tímido y reservado, como un médico de familia acostumbrado a encaminar a sus pacientes en los buenos hábitos, a sanar y también a dar malas noticias con ademanes suaves y hablar pausado.

«Vázquez tiene un carisma reposado y la capacidad de mantener un discurso que genere reacción en la sociedad. Maneja bien eso de brillar por su ausencia. Genera expectativas», explicó a Efe el semiólogo y profesor de la Universidad de Ottawa (Canada) Fernando Andracht con motivo de las últimas elecciones presidenciales.

Por contra, los mentideros periodísticos, acostumbrados a la constante presencia pública de Mujica y a sus habituales alocuciones radiales, saben que con Vázquez cambia el tercio, cuya apatía con los medios de comunicación raya la hosquedad.

Diferente piensan también sus detractores, que lo acusan de ser tozudo intransigente, personalista y autócrata.

Y también de contradictorio, por su negativa a legalizar el aborto en contra de la mayoría de su coalición política, el Frente Amplio; y por su incansable lucha contra el tabaco, de la que hizo bandera en su primer mandato pero que no le impidió aceptar la ley del Gobierno de Mujica que autoriza la producción y la venta de marihuana.

Cuarto hijo de un obrero de la empresa estatal de petróleo ANCAP y de una ama de casa, Vázquez es un hombre acostumbrado a hacer historia.Fue el primer médico salido del humilde barrio montevideano de La Teja, donde años después fundó una policlínica y un comedor social que funciona hasta hoy.

Hizo historia también en el fútbol uruguayo, desde donde se introdujo en los quehaceres de la gestión, tomando en 1979 las riendas del Club Atlético Progreso en tercera división y llevándolo hasta su primer y único título de liga, en 1989.

De los palcos pasó a la intendencia (alcaldía) de Montevideo, convirtiéndose en el primer edil de izquierdas de la capital, cargo que ocupó de 1989 a 1995.

Otro hito histórico en la trayectoria de este hombre, que después de gobernar a más de la mitad de los 3,2 millones de uruguayos que residen en la capital inició su carrera presidencial, siendo en las elecciones de 1994 y 1999 el candidato más votado, sin que pudiera asumir debido a la alianza de los partidos Nacional y Colorado.

En 2005 llevó a la izquierda por primera vez al poder y con el mandato que ahora comienza se convierte en una de las tres únicas personas en la historia de Uruguay que ha sido elegida presidente en dos ocasiones.

Pero ante todo Vázquez ha sido y es un médico.

«Si a mí algún día la política me aparta de la gente, dejo de hacer política, y una forma de estar con la gente es estar en la profesión médica», afirmó antes de su primer quinquenio de Gobierno.

Vázquez obtuvo el título de especialista en Oncología y Radioterapia en 1972, y se desempeñó como docente desde 1987 ejerciendo como profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, la más importante de Uruguay.

En su dilatada carrera como especialista en oncología ha prestado servicios en cuatro centros asistenciales del país, ha pertenecido a diez sociedades científicas, fue beneficiario de siete becas para investigación en el exterior y ha mantenido actividades curriculares en EE.UU., Israel, Japón y Francia.

El pasado mes de junio fue investido en España doctor honoris causa por la Universidad de Salamanca, que destacó sus «muchos méritos sociales, médicos y docentes».

En su discurso de aceptación, Vázquez hizo una defensa del progreso, entendido como una búsqueda de «ser mejores».

«Somos lo que hacemos y el futuro será lo que seamos capaces de soñar, modelar y realizar. Ahí radica uno de los mayores encantos de la vida y la esencia del oficio humano», afirmó.

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