El abogado canónico Edward Peters, consejero de la Signatura Apostólica, dijo que el aspecto más preocupante de la reforma es la aceleración del proceso de anulación, decidido por un obispo y que busca acelerar lo que ha sido un largo y complicado procedimiento para declarar un matrimonio nulo.
En un mensaje en un blog el miércoles, Peters dijo que las razones listadas en las nuevas normas del Vaticano pudieran llevar a parejas felizmente casadas a preguntarse si sus matrimonios son válidos ante la posibilidad de que la mujer hubiera tenido un aborto o si un cónyuge ocultó la existencia de un hijo de una relación previa o una encarcelación en el pasado.
«Muchas, muchas parejas casadas han experimentado uno o más eventos en sus vidas», escribió. «Desafortunadamente … personas con cualquiera de esos factores van a preguntarse, lógica y sinceramente, si sus matrimonios pudieran ser nulos».
Peters cuestionó además cómo obispos sin entrenamiento en derecho canónico van a poder juzgar esos casos.
Los funcionarios que dieron a conocer la reforma el martes reconocieron que el entrenamiento es algo a considerar.
Francisco lanzó la reforma para acelerar y simplificar el proceso de anulaciones, parte de sus gestiones para hacer la iglesia más asequible a los fieles ordinarios y mostrar un lado más compasivo a aquellos católicos que a menudo han sido rechazados.