La llegada con gran pompa de Trump a Riad, donde pronunciará un discurso sobre el islam, contrastó con el recibimiento glacial que recibió hace un año el expresidente Barack Obama, criticado por su acercamiento a Irán, gran rival de Arabia Saudí.
Además de las reuniones bilaterales, como la que mantuvo con el rey Salman, Trump dedicó el primero de sus dos días en Riad a las inversiones con una serie de colosales contratos.
«Fue una jornada formidable», lanzó el presidente republicano. «Cientos de miles de millones de dólares en inversiones en Estados Unidos y empleos, empleos, empleos».
En este sentido, un responsable de la Casa Blanca anunció ventas de armamentos por valor de «cerca de 110.000 millones de dólares».
«Este conjunto de material de defensa y de servicios garantiza la seguridad a largo plazo de Arabia Saudita y de la región del Golfo ante las amenazas de Irán», explicó.
El anuncio se produjo, precisamente, el día de la reelección del presidente iraní Hasan Rohaní, que defiende la apertura de su país al mundo.
Arabia Saudí, mayoritariamente sunita, considera a Irán, potencia chiita, como su principal rival en Oriente Medio. Ambos países están enfrentados en los conflictos de Siria y Yemen.
La Casa Blanca precisó que los contratos militares reforzarían la capacidad del reino «en sus operaciones contraterroristas en la región, lo que reduce la carga de Estados Unidos».
Washington espera que Riad incremente su papel en la lucha contra grupos yihadistas como la organización Estado Islámico (EI) y Al Qaida.
Al reunirse con los dirigentes saudíes, Trump tendrá «un mensaje más duro sobre Irán, no les dará una lección sobre democracia y derechos humanos y será aplaudido», aseguró Philip Gordon, del Council on Foreign Relations.
– Alfombra roja –
El rey Salman acogió en persona a Trump, acompañado de su esposa Melania, en la alfombra roja desplegada a los pies del Air Force One, que aterrizó poco antes de las 10H00 (07H00 GMT) en la capital saudí.
Trump se mostró distendido, pese a la avalancha de revelaciones previa a su partida, que lo deja en una posición delicada en su país. El viernes el Washington Post afirmó que la investigación del FBI sobre posibles vínculos de la campaña de Trump con Rusia implica a un alto funcionario de la Casa Blanca.
Además, el Senado anunció que el exdirector del FBI James Comey, que había guardado silencio desde su repentina destitución, había aceptado comparecer, lo que podría causarle más quebraderos de cabeza a la administración Trump.
Al pie de la escalinata del avión, el rey Salmán de Arabia Saudita, de 81 años, estrechó la mano de Trump y de su esposa Melania, que iba vestida sobriamente y con el cabello suelto.
Ivanka, la hija mayor de Trump, y su esposo Jared Kushner forman parte de la delegación oficial estadounidense.
Riad estaba engalanada con banderas saudíes y estadounidenses. Las calles, casi desiertas, también estaban decoradas con fotografías del rey y Trump con el lema «Juntos triunfamos».
– ‘Nuevas relaciones’ –
La de Riad es la primera parada de un largo viaje que terminará en Europa. El domingo, el presidente estadounidense pronunciará un discurso sobre el islam ante unos cincuenta dirigentes árabomusulmanes, en el que subrayará su «esperanza» de una «visión pacífica» del islam.
«Expresaré la posición del pueblo estadounidense de manera franca y clara», prometió Trump en su discurso semanal, difundido el viernes por la noche.
Hace ocho años, Barack Obama, desde El Cairo, solicitó un «nuevo comienzo» entre Estados Unidos y los musulmanes de todo el mundo, «un nuevo comienzo fundado en el interés mutuo y el respeto mutuo».
El viernes por la noche, la defensa aérea saudí anunció que había «interceptado» a 180 km al suroeste de Riad un misil lanzado por los rebeldes hutíes desde el vecino Yemen, escenario de una guerra desde hace dos años.
A pesar del incidente, Arabia Saudí, donde Trump pasará dos días, podría ser la etapa más tranquila del viaje del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Su periplo lo llevará a Israel, a los Territorios palestinos, al Vaticano, a Bruselas y a Sicilia, para las cumbres de la OTAN y del G7, donde los aliados europeos de Washington esperan obtener compromisos claros.]]>