Los habitantes de la barriada de San Francisco, donde el pontífice argentino iniciará la última jornada de su viaje, ultimaron en la noche del sábado los últimos retoques de su histórica llegada.
«Es un momento único en la vida, él nos ayudará a que el mundo sepa la verdad de este país, que a los de arriba no les interesa que los chiquiticos salgamos de pobres», explicó a la AFP Alirio Pérez, repartidor de lavadoras en carretilla.
Pegado a la pista del aeropuerto internacional, con desordenadas calles y casas precarias, este suburbio de la joya colonial y turística del Caribe, cuyo alcalde y otras autoridades están presos por corrupción, es ejemplo de la brecha social en Colombia y Latinoamérica.
En un ambiente festivo, decenas de personas tarareaban en la engalanada plaza los cantos llenos de fe y esperanza que el coro de la parroquia le dedicará al pontífice, de joven muy activo en los barrios marginales de Buenos Aires.
«Antes nos decían que no hacían más porque la guerra era muy cara. Y ahora qué?», se pregunta Pérez, de 62 años, quien complementa sus ingresos vendiendo maíz.
Tras abogar en Bogotá y Villavicencio por la paz y la reconciliación en un país en vías de superar cinco décadas de sangriento conflicto armado, y enfocarse en Medellín en los asuntos internos del clero, Francisco, el ‘papa de los pobres’, centrará este domingo sus prédicas en los más necesitados.
En el barrio de San Francisco, uno de los más pobres de la ciudad, dará su bendición a la primera piedra de un hogar de acogida.
– Toque a los políticos –
Más tarde, en un hecho poco habitual en los viajes papales, se trasladará en su papamóvil por otras barriadas populares hasta la zona colonial, un pequeño y elegante barrio de palacetes, calles empedradas, hoteles boutique y carruajes paseando a turistas.
En un hecho poco habitual en los viajes papales, rezará el Angelus, la oración de los domingos, en la Iglesia de San Pedro Claver, un iglesia jesuita -como él- dedicada al santo que representa la defensa de los esclavos.
Después, oficiará una misa multitudinaria al aire libre y, tras despedirse en el aeropuerto, regresará al Vaticano.
«El papa se va a concentrar en la necesidad de superar las desigualdad sociales. Puede que le dé un toque a los políticos, que no están pensando en las necesidades de la gente», explica Camilo Chaparro, experto en el Vaticano.
Francisco cerrará así su quinta visita a América Latina, muy marcada por un potente mensaje de apoyo a la paz en este complejo conflicto, todavía inconcluso, que involucra a guerrillas, paramilitares, agentes del estado y narcotraficantes, con un saldo de 7,5 millones de víctimas.
El papa, que ha apoyado el acuerdo con la guerrilla de las FARC y hace lo mismo con los diálogos con el ELN, el último grupo rebelde activo en el país, «da por hecha la firma de la paz, y en este visita nos ha pedido a los colombianos la firma de la reconciliación», opina Chaparro.]]>