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Maduro el huésped indeseado en México en investidura de López Obrador

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, llegó hoy en mitad de una gran polémica al Palacio Nacional de Ciudad de México para participar en la recepción privada que encabezará el nuevo mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

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Foto: AFP

En medio de expresiones de hostilidad de legisladores conservadores y de algunos grupos que se manifiestan, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, arribó este sábado a México para una comida con el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador y otros mandatarios.

Maduro no asistió más temprano a la ceremonia de investidura de López Obrador en la Cámara de Diputados y en su lugar llegó directamente al Palacio Nacional, en el centro de la capital, para la comida que sostendrá López Obrador con mandatarios de todo el mundo.

Su presencia estaba programada para la ceremonia de investidura, en el Congreso de la Unión, pero finalmente no pudo asistir porque su vuelo no llegó a tiempo.

En su discurso, López Obrador mencionó a Maduro directamente cuando enlistó a los mandatarios que asistieron a su investidura, por lo que diputados del conservador Partido Acción Nacional (PAN) gritaban «dictador».

“Maduro no eres bienvenido”, decía una enorme manta con la imagen del venezolano que colocaron legisladores del PAN, duro crítico del venezolano.

«Hemos rechazado desde el principio esta invitación. Nos parece un agravio y una ofensa no sólo para todo el pueblo de Venezuela sino para los demócratas de este país», dijo Josefina Vazquez Mota, quien fue candidata presidencial en 2012 y ahora senadora del PAN, al calificar como dictador al venezolano.

En las afueras del Palacio Legislativo de San Lázaro, donde López Obrador juró su cargo como presidente y pronunció su primer discurso a la nación como mandatario, se concentraron varios grupos de personas que protestaron por la presencia del mandatario venezolano en el país.

Portaron pancartas con textos como «Maduro, asesino» o «Traidor», aunque también hubo un conjunto de personas que dieron su apoyo al presidente y exhibieron una pancarta con el lema «El pueblo de Villa y Zapata le da la bienvenida».

Maduro arribó directamente al Palacio Nacional, ubicado a un costado del Zócalo, acompañado por su esposa, Cilia Flores.

Ambos se giraron hacia los asistentes antes de entrar en el recinto, sede del Ejecutivo mexicano, y saludaron sonrientes.

Afuera del hotel donde se esperaba que se hospede, había más temprano un pequeño grupo de manifestantes con cartones en los que se le calificaban de dictador.

La invitación a Maduro desató un fuerte debate en la Cámara de Diputados, incluso con conatos de enfrentamientos, pero el equipo de López Obrador rechazó retirar la invitación con el argumento de que es amigo de todos los países.

“No intervenimos en las cuestiones de los países y estamos invitando al primer mandatario de la Republica Bolivariana de Venezuela”, dijo de su lado Javier Jiménez Espriú, nuevo secretario de Comunicaciones y Transportes.

Durante las dos presidencias del PAN, de 2000 a 2012, México tuvo profundas diferencias con Venezuela y su entonces presidente Hugo Chávez, que llevaron incluso al retiro de embajadores.

Las tensiones bajaron de nivel con el presidente Enrique Peña Nieto, aunque México es uno de los países más activos del denominado Grupo de Lima, integrado por 14 naciones del continente americano que buscan resolver la profunda crisis política y económica que golpea a Venezuela.

Algunos críticos de López Obrador advirtieron que bajo su presidencia México podría seguir el rumbo de Venezuela y compararon su estilo con el del fallecido Chávez.

El izquierdista mexicano de 65 años rechazó tener semejanzas con Chávez y aseguró que ni siquiera lo conoció personalmente ni jamás habló con él.

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