«En breve, Brasil votará a favor de la resolución de la OEA reconociendo el Gobierno de Guaidó», declaró Araújo, sin dar más detalles, durante una audiencia en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
De acuerdo con el ministro de Relaciones Exteriores, Brasil «reitera su apoyo al Gobierno» de Guaidó, jefe del Parlamento que se proclamó presidente interino de Venezuela el 23 de enero al considerar ilegítima la reelección de Maduro en mayo de 2018.
El último lunes, el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo, dijo que su país hará «todo lo posible» para que el organismo reconozca como representante de Venezuela a Gustavo Tarre, designado por Guaidó.
Al asumir ese día la Presidencia del Consejo Permanente de la organización, lo que le otorga mayor capacidad para decidir qué proyectos se someten a voto, Trujillo evitó hablar sobre la fecha en la que sería presentada la resolución.
El 27 de abril es el día en el que se haría efectiva la retirada de Venezuela del organismo, puesto que se cumplen dos años desde que el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, pidió su salida.
Sin embargo, esa decisión no tendría efecto después de que el pasado 22 de enero la Asamblea Nacional de Venezuela (AN, Parlamento), controlada por la oposición, decidió garantizar la permanencia del país en la OEA y nombró a Tarre como «representante especial» ante el organismo.
Actualmente, Estados Unidos está impulsando esa resolución para permitir que Tarre tome posesión como embajador del autoproclamado presidente interino Guaidó.
Para ser aprobada, esa resolución necesita el aval de 18 de los 35 miembros de la OEA (Cuba pertenece al organismo pero no participa en él desde 1962).
Araújo señaló ante la comisión que los últimos Gobiernos brasileños tenían «una relación íntima» con el «chavismo», como se conoce en Venezuela al movimiento liderado por el fallecido presidente Hugo Chávez (1954-2013), que intentó asaltar el poder por las armas en 1992 y luego lo obtuvo con votos seis años después.
Esa relación de Brasil con Chávez y con su sucesor Maduro, apuntó el canciller, «ayudó a crear un país de criminalidad, terrorismo y colapso social».
«Vamos a combatir los regímenes totalitarios que estén aquí en nuestra puerta», apuntó Araújo, para quien la situación de Venezuela representa «enormes riesgos» para Brasil, por tratarse de un «Gobierno dictatorial vinculado al terrorismo y al narcotráfico».
Según Araújo, los cambios en Venezuela con la autoproclamación de Guaidó y el reconocimiento internacional de una cincuentena de países «está evolucionando más lentamente» de lo que esperaba, pero consideró «todo esto una marcha irreversible del proceso democrático».
«Maduro ya no tiene todo el apoyo militar y tiene que recurrir a milicias», de civiles armados, citó.
A juicio del canciller, Brasil no debe «esperar siempre a que las cosas se resuelvan por sí mismas» y, en ese sentido, el gigante suramericano puede «contribuir para que, sin intervencionismo, Venezuela pueda resolver sus cosas», aunque evitó explicar sobre cuáles serían esos mecanismos de contribución.
En su intervención, criticada por los senadores opositores que integran la comisión, Araújo comentó sobre los cambios en la política externa del Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien asumió el poder el pasado 1 de enero.
«Cualquier cambio conlleva a la resistencia», aseveró el canciller, quien puso como ejemplo que el Mercado Común del Sur, fundado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
«El Mercosur fue una obra de la diplomacia brasileña para superar la rivalidad histórica con Argentina, pero eso no significa una renuncia al sentimiento de nacionalidad», sostuvo.
«Brasil ha perdido mucho prestigio y en América Latina ya era tratado sin la dimensión que tiene», manifestó Araújo, quien reiteró que Brasil nunca busca conflicto y que va a seguir así.