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Gobierno en Trípoli ordena el arresto de Haftar y sus generales

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Foto: AFP

El Gobierno impuesto por la Organización de Naciones Unidas en Trípoli ordenó a la fiscalía militar que emita una orden de arresto contra el mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del país, que desde el jueves asedia la capital.

Fuentes judiciales explicaron que a Haftar se le imputan delitos de «crímenes de guerra» y «violación de los acuerdos nacionales» a causa del ataque que el lunes lanzó contra los dos aeropuertos de la ciudad.

«La orden de búsqueda y arresto también se ha emitido contra los generales que le apoyan en su ofensiva contra la capital», agregaron.

Haftar, líder militar del Ejecutivo libio establecido en la ciudad oriental de Tobruk, emprendió cinco días atrás una ofensiva para la conquista de la capital con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en su interior en un claro mensaje a la comunidad internacional.

Desde entonces, ha avanzado a través de los barrios meridionales y ha ganado una serie de posiciones estratégicas, pero no ha sido capaz aún de quebrar la resistencia en torno al antiguo aeropuerto internacional de la ciudad, esencial en la estrategia militar.

El lunes, aviones de la Fuerza Aérea controlada por Haftar, procedentes de Emiratos Árabes Unidos, bombardearon diversas posiciones tanto en el citado aeródromo como en la base militar de Maitiga, único aeropuerto en funcionamiento de la ciudad.

De conquistar Trípoli, Haftar se haría prácticamente con el control de toda Libia, a excepción de la ciudad-estado de Misrata, principal puerto comercial del país, que ha enviado a sus tropas en auxilio del gobierno impuesto por la ONU.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los diversos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.

En la actualidad tiene dos focos de poder: uno gobierno impuesto por la ONU y sostenido por la Unión Europea en Trípoli, y otro establecido en la ciudad oriental de Tobruk bajo la tutela de Haftar.

Del caos se benefician decenas de milicias y grupos mafiosos dedicados al contrabando de armas, personas y combustible que se han convertido en el verdadero motor de un estado con una economía destruida.

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