Los sillones de países latinoamericanos como Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Panamá o Perú permanecieron vacíos en la sesión inaugural de la presidencia venezolana, que dura hasta el 23 de junio, mientras que el embajador estadounidense en la conferencia, Robert Wood, salió de la sala en los minutos iniciales.
«No vamos a sentarnos allí y escuchar diatribas contra los valores democráticos de Estados Unidos», señaló Wood a los periodistas tras salir de la Sala del Consejo, habitual escenario de la Conferencia de Desarme de la ONU en el Palacio de las Naciones ginebrino.
«Esta presidencia puede hacer lo que quiera pero no tiene ninguna legitimidad, porque su Gobierno tampoco la tiene», añadió el diplomático de Estados Unidos, país que también ha asumido este año la presidencia bimestral de este foro internacional de desarme.
Wood señaló que la presidencia de Venezuela en la conferencia, un órgano creado en 1984 para negociar programas multilaterales de desarme, «mina los valores bajo los cuales este órgano fue establecido» al dar voz a «un régimen que sigue negando a su pueblo el derecho a subsistir, que es corrupto y tiránico».
«Estados Unidos no puede autorizar que un régimen así presida un órgano al que damos tanta importancia», destacó Wood sobre una conferencia que, sin embargo, y según el mismo admitió, no ha conseguido grandes avances en materia de desarme en las últimas décadas.
Por su parte, el embajador Valero aseguró en su discurso inaugural que la presidencia venezolana intentará escuchar durante las reuniones semanales que organizará la conferencia a todas las voces, y establecer un diálogo «inclusivo».