El presidente estadounidense, Donald Trump, ha dicho este 30 de junio al término de su encuentro con el líder norcoreano Kim Jong-un, que ambos países comenzarán a celebrar reuniones de trabajo en las próximas dos o tres semanas sobre el proceso de desnuclearización.
«Lo que va a pasar es que en las próximas dos o tres semanas van a empezar a trabajar los equipos», ha dicho Trump tras concluir su encuentro a puerta cerrada con Kim en la frontera intercoreana, el cual ha durado unos 50 minutos.
Las conversaciones bilaterales sobre desnuclearización llevaban atascadas desde la fallida cumbre Kim-Trump del pasado febrero en Hanói.
«Vamos a tener un equipo trabajando en ello», dijo Trump antes de explicar que al frente de ese equipo van a estar el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el enviado especial de EEUU para Corea del Norte, Stephen Biegun.
El titular de la Casa Blanca ha asegurado que se ha tratado de una reunión “muy consistente” y que «no hay prisa» por completar la desnuclearización de Corea del Norte.
También quitó peso a unas recientes pruebas de misiles realizadas por Corea del Norte, argumentando que se trató de proyectiles de corto alcance que cualquier país prueba con regularidad, y dijo que de momento no se va a levantar ninguna las sanciones que pesan sobre el régimen de Pionyang.
Con respecto al comentario realizado anteriormente por Trump diciendo que iba a invitar a Kim para que visite la Casa Blanca, el presidente estadounidense ha dicho que se lo ha propuesto antes de que comenzara su reunión a puerta cerrada.
«Se lo he preguntado fuera. Le he dicho,’¿Sabes qué? En el momento adecuado vas a venir, los dos vamos a estar ahí’ Pero aún nos queda camino por recorrer. Veremos», ha afirmado sin especificar cuál ha sido la reacción de Kim a la propuesta informal.
El histórico encuentro entre ambos mandatarios, inicialmente planteado por Trump como un saludo de varios minutos, ha terminado convertido en una cumbre informal que ha servido para reactivar los contactos sobre desnuclearización estancados desde la falta de acuerdo mostrada en Hanói.
En la capital vietnamita, Pionyang abogó por una desnuclearización gradual acompañada del progresivo levantamiento de sanciones, una oferta que Washington -que sostiene que no relajará sanción alguna mientras el régimen no elimine sus programas nucleares, de misiles y de armas químicas y biológicas- consideró inaceptable.