Después de los tiroteos que dejaron 31 muertos el fin de semana en El Paso (Texas) y Dayton (Ohio), Trump defendió que las armas no caigan en manos de enfermos mentales.
Además, el presidente estadounidense dijo que habló con el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, y con senadores de su círculo que defienden también el derecho a la tenencia de armas.
«Ellos entienden que no queremos gente demente, gente mentalmente enferma, gente mala y peligrosa, no queremos armas en las manos de la gente equivocada», dijo.
En la mañana, el mandatario había asegurado en Twitter que es «el mayor defensor de la Segunda Enmienda», que avala el derecho a portar armas, y contó que estuvo en contacto con los líderes de la Asociación Nacional de Rifle (NRA) para asegurar que sus posturas sean «representadas plenamente y respetadas»
«Tengo una muy buena relación con la NRA. Ellos me apoyaron desde muy temprano. Esa fue una gran decisión que tomaron», indicó después a los periodistas.