Internacionales

Nuevas manifestaciones antigubernamentales y disparos en Irak

En la capital iraquí y en ciudades del sur, como Diwaniya y Nasiriya, se oyeron disparos a lo largo de la jornada

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Fotografía: AHMAD AL-RUBAYE / AFP

Miles de manifestantes volvieron a las calles el 5 de octubre en Irak para reclamar un cambio de gobierno, acusado de corrupción, en el quinto día de unas protestas que dejaron casi 100 muertos.

En la capital iraquí y en ciudades del sur, como Diwaniya y Nasiriya, se oyeron disparos a lo largo de la jornada, según periodistas de la AFP.

En Bagdad las fuerzas de seguridad dispersaron la principal concentración, ante el ministerio de Petróleo.

Cerca de 4.000 personas han resultado heridas en los choques, según datos de la comisión parlamentaria de Derechos Humanos.

Una reunión en el Parlamento destinada a abordar la crisis, que tenía que llevarse a cabo por la tarde, no pudo celebrarse por falta de quorum. Los 54 diputados de la coalición del influyente líder chiita Moqtada Sadr, principal bloque parlamentario, la boicotearon.

El presidente del parlamento, rodeado de algunos diputados, prometió en rueda de prensa una larga lista de reformas, en particular en lo que respecta al desempleo.

Moqtada Sadr, un peso pesado de la política iraquí, cuya coalición participa en el gobierno, pidió el viernes la dimisión del gobierno del primer ministro Adel Abdel Mahdi, en el poder desde hace un año, «para evitar nuevos derramamientos de sangre», y la organización de elecciones.

«Cinco días de informes de muertos y heridos; esto tiene que acabar», reaccionó la representante especial de la ONU en Irak, Jeanine Hennis-Plasschaert, mediante un tuit.

«Pido a todas las partes una pausa para reflexionar», añadió.

El movimiento de protesta, surgido en las redes sociales, denuncia la corrupción, el desempleo y la falta de servicios públicos en un país que salió hace menos de dos años de casi cuatro décadas de conflicto.

Los comercios abrieron normalmente el sábado en Bagdad después de que se levantara el toque de queda impuesto el jueves. Las calles que van a parar a la plaza Tahrir siguieron sin embargo cortadas por un importante despliegue de las fuerzas de seguridad y vehículos blindados.

«Mucho peor»

Tras los enfrentamientos violentos entre manifestantes y fuerzas de seguridad el viernes en la capital, y abundantes disparos durante todo el día, los habitantes temen nuevas movilizaciones.

«Si las condiciones de vida no mejoran, las protestas se reanudarán aún más y la situación será mucho peor», advirtió Abu Salah, de 70 años.

Según un último balance el sábado de la comisión gubernamental de derechos humanos iraquí, 93 personas murieron desde el martes, en su mayoría manifestantes, y 4.000 resultaron heridas.

Gran parte de los fallecidos fueron por bala, según fuentes médicas, que también indicaron la víspera que seis policías perecieron durante los cuatro días de altercados.

Las autoridades han pedido tiempo a los manifestantes para poner en marcha una serie de reformas que mejoren las condiciones de vida de los 40 millones de habitantes del país, devastado por la guerra, el desempleo y la corrupción.

«Manifestantes antisistema»

En la calle, los manifestantes critican duramente a los políticos. «Nadie nos representa, traen a tipos, les ponen un traje y los instalan en el Parlamento», dijo el viernes a la AFP uno de ellos, con una bandera de Irak en la cabeza.

«No queremos más partidos, no queremos a nadie que hable en nuestro nombre».

Los responsables iraquíes, muchos de ellos en el poder desde hace 16 años, han visto surgir un fenómeno inédito, explica Fanar Haddad, especialista en Irak.

«Son manifestaciones antisistema», afirma, bien distintas de las tradicionales protestas para reclamar electricidad y agua potable. 

«Es la primera vez», añade este investigador, «que se oye a gente reclamar la caída del régimen», que se basa en un reparto de cargos confesional y étnico, pero que se ha alimentado de nepotismo y clientelismo.

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