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Un video viral desata campaña para prohibir carruajes turísticos en Nueva York

El 11 de agosto, en pleno verano, un caballo colapsó en la avenida 9 y no quiso levantarse a pesar de que el conductor le gritó y le pegó. Los defensores de animales exigen que sean sustituidos por carruajes eléctricos y ya hay un boceto de ley para lograrlo

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carruajes tirados por caballos en nueva york
pixabay / Pexels |AFP

Un video que se hizo viral en redes sociales ha puesto sobre la palestra la conveniencia de mantener los carruajes turísticos tirados por caballos en Nueva York, una actividad que los defensores de animales califican como cruel y obsoleta.

En la grabación se ve cómo un caballo colapsa en plena avenida 9 de Nueva York y se sienta en el piso. Las altas temperaturas del verano, la probable deshidratación del animal y las largas horas de trabajo causaron que se rindiera. Y ni siquiera los azotes y gritos del conductor logran reanimarlo. Por el contrario: el caballo se acuesta de lado en el piso.

Este es el video. Ocurrió el 11 de agosto de este año:

Tras hacerse viral este video, figuras como la top model Bella Hadid convocaron públicamente a las autoridades a actuar para prohibir esta actividad.

Por su lado, los conductores de los carruajes, que están respaldados por el poderoso sindicato de transporte de la ciudad, aseguran que los equinos están bien cuidados y que las autoridades establecieron las normas de su calidad de vida.

Se reactiva campaña para prohibirlos

Los carruajes tirados por caballos existen en Nueva York desde el siglo XIX, pero en aquella época era una ciudad menos poblada, con poco tránsito vehicular y muchos menos turistas que ahora. Actualmente, cerca de 200 caballos se dedican a este demandante «oficio», guiados por 130 conductores certificados.

«Manhattan es probablemente el peor lugar del mundo para tener un caballo de trabajo, por el tráfico, el ruido, la contaminación, el calor y las condiciones terribles en general», dice el concejal Robert Holden, quien presentó un proyecto de ley para reemplazar a los animales con carruajes eléctricos para junio de 2024.

Quienes se oponen a estos paseos alegan que los caballos viven en condiciones de hacinamiento, por lo general están desnutridos y deshidratados, se asustan con el tráfico camino al parque y trabajan en contra de su voluntad.

«Literalmente son tratados como máquinas, y los caballos no son máquinas», dice Edita Birnkrant, directora ejecutiva del grupo anticarruajes tirados por caballos NYCLASS. «Esto no debería estar pasando en la Nueva York moderna».

La defensa de los conductores

Según los que dirigen la industria turística de los carruajes tirados por caballos, los animales están «bien cuidados» y, aseguran, hasta tienen «vacaciones» cinco semanas al año en una granja.

Se supone que no pueden trabajar cuando hace más de 32 grados de temperatura (cosa que se puede discutir en ese caluroso día de agosto del video viral) ni por debajo de -7.

Muchos de los conductores son migrantes. Los conductores provienen de 20 países, entre ellos Brasil, Italia, Irlanda, México y Turquía. Pueden ganar cerca de 100.000 dólares al año pues cada paseo de 45 minutos cuesta 160 dólares.

La propuesta son carruajes eléctricos

El proyecto de ley de Holden, que propone sustituir los carruajes tirados por caballos por carruajes eléctricos, tiene 14 patrocinadores y necesita 26 votos para ser aprobado. Los activistas esperan que la votación sea en octubre.

No obstante, será difícil que la iniciativa se apruebe dado que los conductores tienen el respaldo del poderoso sindicato de trabajadores del transporte de la ciudad.

«Nadie quiere conducir un carrito de golf eléctrico», asegura Christina Hansen, que conduce carruajes en Nueva York desde hace 10 años. 

«Hemos salido en películas y en televisión. Somos tan icónicos como el Empire State Building o la Estatua de la Libertad», explica a la AFP.

Pero Holden insiste en que los conductores ganarán más con los carruajes eléctricos porque podrán trabajar en cualquier clima.

«Es tecnología limpia. Es un ganar-ganar», dice.

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