Aviso a Chile: países menos desarrollados arrastran constituciones más populistas
Chile se propone aprobar o no una nueva Constitución este 4 de septiembre. Un estudio cuantitativo y cualitativo realizado por investigadores venezolanos sobre 88 constituciones en el mundo muestra que las más extensas y cargadas de populismo son las de países con los peores índices socioeconómicos e institucionales. La de Chile pasaría a ser la segunda más populista de Latinoamérica y sexta en el ranking mundial, según ese estudio.
Chile va a las urnas este 4 de septiembre para decidir si aprueba o no una nueva Constitución cuyo texto mantiene en vilo y polarizado a todo el país. Un estudio cuantitativo y cualitativo realizado por investigadores venezolanos sobre 88 constituciones en el mundo muestra que las más extensas y cargadas de populismo son las de países con los peores índices socioeconómicos e institucionales.
La de Chile pasaría a ser la segunda más populista de Latinoamérica y sexta en el ranking mundial, según ese estudio.
Chile, que en los últimos años ha registrado los mejores índices de crecimiento económico, de desarrollo humano, libertades e institucionalidad de América latina, se propone aprobar un modelo de Constitución que, según los analistas, aumentará las regulaciones, le dará mayor poder al Estado y propiciará la injerencia del gobierno en los poderes públicos.
Esa propuesta de Constitución Política fue presentada por la Convención Constitucional de Chile, aprobada en un plebiscito el 25 de octubre de 2020. Ha sido promovida por el actual presidente Gabriel Boric Font, quien fuera uno de los líderes de las fuertes protestas que se iniciaron en octubre de 2019 cuando casi un millón de personas tomaron las calles de Santiago generando una de las más violentas manifestaciones ocurridas en la capital chilena.
El protagonismo de Boric en esos acontecimientos lo llevó a ser el nuevo presidente de Chile en marzo de 2022. La anterior constitución aprobada durante la dictadura de Augusto Pinochet fue reformada durante todo el período democrático, sin embargo fue considerada por Boric (del partido (Convergencia Social) y la izquierda chilena como ilegítima.
Lo que dice la propuesta chilena
La nueva propuesta de Constitución es analizada por un equipo de investigadores venezolanos con análisis de datos cuantitativos y cualitativos y comparada con las constituciones vigentes de 88 países del mundo y sus contextos institucionales y socioeconómicos.
Los resultados del estudio: “Las constituciones podrían ser dañinas, y mucho” (Análisis cuantitativo y comparado de la propuesta de Constitución para Chile de 2022)” de Edrey Martínez, Antonio Canova y Klaus Jaffe”), indican que esta propuesta tiene características comunes con las constituciones de países que están inmersos en un “síndrome de disfuncionalidad”, con grandes deficiencias y deterioro en lo político, social y económico. Al mismo tiempo se distancia significativamente de las de otros que disfrutan de prosperidad.
El estudio destaca el incremento del porcentaje de “palabras populistas” en la propuesta chilena, que, de aprobarse, convertiría a Chile en el sexto país con mayor populismo constitucional de 88 países analizados y el segundo de Latinoamérica, solo por detrás de la Constitución cubana. Este índice de “Populismo Constitucional se correlaciona significativamente con altos grados de corrupción, inestabilidad, arbitrariedad estatal, bajo desarrollo humano, social y económico”, señala el estudio.
Disfuncionales versus prósperos
Antonio Canova, abogado y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), investigador del Seminario Especial de Derecho Interdisciplinario y Experimental, y activista de Derechos Humanos; Edrey Martínez Level, abogado de la UCAB y Klaus Jaffe Carbonell, químico de la Universidad Simón Bolívar, PhD en Comportamiento Animal en la Universidad de Southampton, hace dos años conformaron un grupo de investigación del Derecho Constitucional a fin de medir los efectos prácticos de las constituciones en los desempeños económicos, sociales e institucionales en distintos países.
“¿Puede saberse qué tan estable es un país en lo institucional, qué tan corruptos son sus gobernantes, cuál es la expectativa y el nivel de vida de sus habitantes, cuán dinámica y compleja es su economía, con solo identificar y contar determinadas palabras de su Constitución?” se preguntaron los investigadores y el resultado de su estudio indica que la respuesta es afirmativa.
“Con mucha probabilidad, gracias al ‘minado’ de texto y a otras técnicas para el análisis de datos, contando y clasificando todas o ciertas palabras de las constituciones, se puede saber si un país experimenta un síndrome de prosperidad o si, por el contrario, padece el síndrome de disfuncionalidad”, indican.
El ‘minado’ es una técnica de análisis de datos utilizada en las Ciencias Sociales que facilita encontrar las palabras que más se repiten en un texto e identificar patrones.
El declive se inicia antes
Un ejemplo que exponen los investigadores es el análisis del Estado de Derecho, antes y después del último cambio constitucional en 8 países latinoamericanos, cuando se determinó que los cambios institucionales comenzaron antes de ser aprobadas sus nuevas constituciones. El estudio muestra cómo el descenso en el Estado de Derecho va en declive antes del cambio constitucional y se hace más pronunciado en aquellas constituciones con mayor carga de términos populistas. Entre ellas destacan los casos de Venezuela y Bolivia.
Los resultados sugieren que las constituciones extensas que están surgiendo en Latinoamérica obstaculizan los cambios de la sociedad hacia la senda del progreso y son desestabilizadoras porque remueven los cimientos del consenso.
Más palabras menos libertades
En el caso chileno, la Constitución vigente tiene un total de 120 artículos y 25.820 palabras, mientras que la propuesta constitucional de 2022 está conformada por no menos de 485 artículos y 49.600 palabras con lo cual pasaría a ser la que tiene mayor cantidad de artículos en el continente. Esta propuesta de Constitución cuadruplica el número de artículos y dobla el de palabras respecto a la Constitución vigente, de 1980.
Lo mismo ocurrió con las dos últimas constituciones venezolanas. La de 1961 tenía 252 artículos y 8.477 palabras, mientras que la impuesta por el chavismo tiene 350 artículos y 33.718 palabras, siendo la cuarta con más artículos en la región.
Según se desprende del estudio, las constituciones extensas se correlacionan con un bajo desarrollo institucional y socioeconómico. “Mientras menos palabras populistas hay en la Constitución, mejor le va a los países”, indica Canova.
Los constitucionalistas latinoamericanos que respaldan estas extensas cartas magnas argumentan que reflejan la participación de todos los grupos sociales de sus países y a la necesidad de una detallada dirección para los entes públicos en procura del interés común.
Sin embargo los resultados arrojan que las constituciones muy grandes son nocivas para el desarrollo socioeconómico e institucional. Los hallazgos del estudio indican que las regulaciones no necesariamente favorecen la productividad y que la excesiva tutela centralizada aumenta la entropía social y disminuye la salud socioeconómica.
Los investigadores refieren que las nuevas constituciones extensas tienden a brindar mayores potestades de planificación, acción y control al poder central, en perjuicio de la libertad individual y las capacidades creativas y la autoorganización de las personas. Asimismo el aumento del número de artículos y palabras se correlaciona con un aumento de las prerrogativas públicas y los derechos económicos sociales y culturales. En el caso de la propuesta chilena se encontró que esta correlación es muy marcada y supone un incremento, manifiesto, de las facultades o derechos de los que gozan los poderes estatales.
Índice de populismo constitucional
Con un ‘minado’ del texto se realizó un análisis cuantitativo y cualitativo de las constituciones e identificaron las palabras más repetidas y las clasificaron en varias decenas de categorías. Finalmente se centró en siete grupos de palabras. El que más significancia estadística tuvo, al correlacionarlos con los indicadores internacionales en lo institucional y socioeconómico, fue una categoría que calificaron como “populismo constitucional” compuesta por palabras que utilizan los líderes populistas, sean de izquierda o de derecha, tales como: nacional, patria, pueblo, público, soberanía, territorio, justicia, servicios, social, popular, revolución, mayoría.
En Chile se propone sustituir una Constitución con 1,48% de “palabras populistas”, en la actualidad es una de las menos populistas en América Latina, por un texto con 3,03% de populismo. Al ordenar de mayor a menor este indicador de populismo constitucional entre los 88 países que fueron analizados, encontramos que Chile pasaría de ocupar el puesto 50 al 6 entre los más populistas. Entre los países latinoamericanos sería la segunda Constitución más populista, solo un puesto detrás de Cuba y un puesto más que la posición de Venezuela.
Los seis países con mayor índice populista en sus constituciones son China (4,93%), Vietnam (4,87%), Burundi (3,85%), Chad (3,45%), Cuba (3,16%) y Venezuela (2,94%).
Los países con menor índice de populismo en sus constituciones lo encabezan Nueva Zelandia con 0%, Canadá (0,08%), Estados Unidos (0,10%), Alemania (0,10%), Noruega (0,20%) y Dinamarca (0,35%).
Estos países con bajo lenguaje de populismo en sus constituciones encabezan los mejores índices socioeconómicos e institucionales de los más importantes organismos internacionales, en tanto que los que tienen el mayor componente de populismo figuran en los últimos lugares de las mediciones socioeconómicas e institucionales y en libertades.
En el ranking Latinoamericano Cuba encabeza la constitución más populista, sería seguida por Chile que tomaría el segundo lugar, tercero Venezuela, seguida por Nicaragua, Ecuador, Honduras y Bolivia.
No se auguran buenos tiempos
El estudio señala que las constituciones no marcan el inicio de una etapa en la que se construye una realidad a partir del cumplimiento de sus preceptos. Esta propuesta de nueva Constitución es un elemento más de un proceso político, económico y social complejo, de deterioro, que se viene generando desde hace unos años.
Advierte Canova que de ser aprobada la nueva propuesta constitucional chilena sería un paso que, luego de andado, será difícil revertir.
“Es como avanzar frente a un acantilado”, indicó Canova.
En conclusión para los investigadores no parece conveniente en Chile aprobar una nueva Constitución con esas características ya que sería una nueva ley suprema que, en vez de unir, polarizará más aún a su sociedad. Sin embargo ya ese proceso de inestabilidad generalizado está en curso. Inclusive un rechazo en el plebiscito no luce suficiente para detenerlo.
“Después de este domingo 4 de septiembre de 2022, en Chile, así como en Latinoamérica, el duelo entre la opresión y la libertad continuará”, concluyen los investigadores.
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