El ambiente de euforia masiva de millones de argentinos continúa, pero la caravana con la selección no. El recorrido se suspendió luego de que las autoridades indicaran a la Federación que no era posible avanzar ante la cantidad de personas en las vías.
La información la confirmó en Twitter el presidente de la AFA, Chiqui Tapia, quien escribió lo siguiente: «No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de Seguridad que nos escoltaban, no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores Campeones».
Un recorrido aéreo
El Ministerio de Seguridad de Argentina indicó que habilitarían helicópteros para que los jugadores pudieran saludar a las personas. Aunque numerosas personas culpan a las autoridades del constante cambio de planes, el caos era imposible de manejar. Solo en el Obelisco, pasado el mediodía del martes, había al menos cuatro millones de personas esperando a la Scaloneta.
De hecho, mientras la caravana iba camino a Buenos Aires, dos personas se lanzaron sobre el autobús que trasladaba a los jugadores. En este video puede ver lo que sucedió:
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Por los momentos, no hay información sobre el estado de salud de las dos personas, especialmente del hombre que cayó al piso.
Una celebración que no descansa
Desde la madrugada del martes, el ambiente de euforia masiva en Argentina era evidente: millones de personas acompañaron a lo largo de las autopistas y calles de Buenos Aires, el recorrido de Lionel Messi y su selección, en la caravana para celebrar la tercera Copa.
Aunque el recorrido oficial comenzaría antes del mediodía local, y se estimaba fuera de unos 70 kms u ocho horas, no se logró el objetivo de llegar al Obelisco.
Sin embargo, para cientos de personas bastaría con verlos de lejos: «Yo ya con verlos pasar es mucho. Si Messi nos mira a los ojos, a la cámara, ya está», dijo a la AFP en el Obelisco Valentín Pino, de 19 años. «Después de tanto sufrimiento, ya se consagraron!».
En el centro porteño, desde temprano, hubo un ir y venir de simpatizantes con banderas argentinas por doquier.
Bocinazos, cornetas, y el corear espontáneo de «Muchachos…» el hit mundialista se escucha en cada esquina.
«Voy al Obelisco porque ganó Argentina. Hacía 36 años que no ganaba. Yo tenía 6 años cuando ganó en 1986. No puedo explicar con palabras sino con emoción», dijo a la AFP Paola Zattera, una empleada administrativa de 43 años.
Feriado nacional y un operativo estratégico
Las autoridades dispusieron un operativo de seguridad con desvíos de tránsito y postas policiales para prevenir desmanes a lo largo del recorrido.
Entre bombos, banderas y camisetas con la estampa del «10» de Messi, familias enteras pasaron la noche tratando de hacerse un lugar para ver, aunque sea fugazmente, el paso de sus ídolos.
En el centro de Buenos Aires hay muchos que han venido de otras ciudades, tan lejos como Bariloche (en la Patagonia, sur), o de Rosario, la ciudad de Messi y Ángel Di María, y de las ciudades de la periferia de Buenos Aires.
«El pueblo argentino es muy futbolero, y se nos venía negando los mundiales. Esta nueva camada vino con mucha fuerza. Es muy festejado por las nuevas generaciones. Yo tuve la suerte de ver a (Diego) Maradona jugar, era yo muy chiquito cuando ganó el título de 1986. Esto es muchísimo premio para el pueblo argentino, lo merecía. Esta selección está muy unida al pueblo argentino», dijo a la AFP Luciano Peralta, un comerciante de 41 años de Rosario.
Así se ve la celebración en Twitter
Millones en las calles desde las 4:00 am
Las calles abarrotadas
En Argentina nadie duerme
La espera más bonita
Messi saluda a todos
Celebración sí, tragedia no
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Un documental de Netflix pronto
El sueño cambia de ruta
Quedarse o irse del Obelisco