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La ONU reclama un alto el fuego urgente en Gaza

La guerra ha dejado en ruinas barrios enteros de la Franja de Gaza y ha provocado el desplazamiento interno de 1,5 millones de personas, según la ONU

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El jefe de la ONU reclamó un alto el fuego urgente en la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, convertida según él en «un cementerio de niños», pero el primer ministro israelí descartó nuevamente esta opción.

«No habrá un alto el fuego, un alto el fuego general, en Gaza hasta la liberación de nuestros rehenes» a manos del movimiento islamista palestino, dijo Benjamin Netanyahu en una entrevista a ABC News.

En una conversación telefónica, el presidente estadounidense, Joe Biden, abordó con Netanyahu la «posibilidad de pausas tácticas» para permitir a los civiles salir de las zonas de combates, asegurar la llegada de ayuda humanitaria y permitir una eventual liberación de rehenes, dijo la Casa Blanca.

En su entrevista con ABC, el dirigente israelí se mostró abierto a «pequeñas pausas tácticas, una hora aquí y una hora allí». «Las hemos tenido antes», dijo.

El conflicto se desencadenó tras el ataque del movimiento Hamás contra Israel el 7 de octubre, que dejó más de 1.400 muertos. Durante su incursión por tierra, mar y aire, sus milicianos secuestraron también a 240 personas.

Desde entonces, Israel bombardea Gaza sin descanso y libra desde el 27 de octubre una ofensiva terrestre contra Hamás. El Ministerio de Salud del movimiento islamista asegura que estas acciones dejaron 10.022 muertos, entre ellos miles de niños.

«La catástrofe que se está desarrollando hace que la necesidad de un alto el fuego humanitario sea más urgente a cada hora que pasa», reaccionó el secretario general de la ONU, António Guterres.

La Franja se está convirtiendo en un «cementerio de niños», agregó.

En su entrevista a ABC News, Netanyahu puso en duda el balance de Hamás y dijo que seguramente incluyen «varios miles» de combatientes palestinos.

El primer ministro también explicó que, una vez termine la guerra, «Israel tendrá, por una duración indeterminada, la responsabilidad global de la seguridad» en Gaza.

«Desde que no tenemos responsabilidad en materia de seguridad, asistimos a la erupción del terror de Hamás a una escala que no podíamos imaginar», agregó.

«Crisis de humanidad»

Además de los bombardeos, Israel mantiene la Franja de Gaza bajo «asedio completo» desde el 9 de octubre. El territorio de 362 km2 y 2,4 millones de habitantes se ha visto privado de suministros de agua, electricidad y alimentos.

El secretario general de la ONU, António Guterres, subrayó que la «pesadilla en Gaza» era «más que una crisis humanitaria, una crisis de humanidad».

Los líderes de las principales agencias de la ONU publicaron un comunicado conjunto el domingo para expresar su indignación ante el aumento de víctimas y pedir «un alto el fuego humanitario inmediato».

El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, afirmó el lunes que su país trabajaba «muy activamente» para hacer llegar más ayuda a Gaza, tras reunirse en Ankara con su homólogo turco, Hakan Fidan.

El paso fronterizo de Rafah, el único que no está controlado por Israel, volvió a abrir este lunes tras un cierre de dos días, para permitir nuevas evacuaciones hacia Egipto.

El cruce está en el sur del enclave, donde se hacinan miles de civiles desplazados que huyeron a esta zona del territorio tras las órdenes de evacuación de Israel.

Si los civiles gazatíes fueran hacia el sur, los soldados estarían «menos limitados» para actuar, afirmó el ejército el lunes.

«Entonces podremos desmantelar a Hamás, bastión tras bastión, batallón tras batallón, hasta que logremos el objetivo final, que es liberar a la Franja de Gaza, a toda la Franja de Gaza, de Hamás», dijo un portavoz.

Pero los bombardeos también golpean el sur del territorio, como la misma Rafah.

«No recibimos ningún tipo de aviso y de repente fuimos sorprendidos por misiles que caían sobre nuestras cabezas, sin pausa», dijo Saad Abou Sariya tras un ataque israelí en ese lugar.

«No hay pan, ni agua»

La guerra ha dejado en ruinas barrios enteros de la Franja de Gaza y ha provocado el desplazamiento interno de 1,5 millones de personas, según la ONU. 

«La situación es muy difícil. No hay pan ni agua, nada, ni siquiera agua salada. Vimos cadáveres [en la carretera], los niños estaban muy asustados», dijo Zakaria Akel, que huía con su familia hacia cerca de la frontera con Egipto.

Esta frontera se abrió parcialmente el 21 de octubre para permitir el tránsito de convoyes humanitarios.

La terminal abrió tres días la semana pasada para dejar salir a decenas de heridos palestinos y cientos de personas con pasaporte extranjero, antes de que Hamás decidiera volverla a cerrar, tras el bombardeo israelí de un convoy de ambulancias.

Seis vehículos con palestinos heridos cruzaron el lunes el puesto, según un responsable egipcio.

Tras la evacuación de los heridos comenzó la salida de extranjeros bloqueados en el territorio.

También se ha recrudecido la situación en Cisjordania, otro territorio palestino, donde en un mes más de 150 palestinos murieron por disparos de soldados o colonos israelíes, según el Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina.

Otro foco de tensión es la frontera norte de Israel con Líbano, donde los disparos entre el ejército israelí y Hezbolá –aliado de Hamás y apoyado por Irán– hacen temer un desbordamiento del conflicto.

Hamás anunció el lunes que disparó 16 cohetes hacia el norte del territorio israelí desde Líbano, con la intención de atacar el sur de la ciudad de Haifa.

Desde el 7 de octubre, 83 personas murieron en territorio libanés, según un recuento de la AFP, entre ellas 61 combatientes de Hezbolá. Seis soldados y dos civiles murieron en el lado israelí, según las autoridades.

En Yemen, los rebeldes hutíes, respaldados por Irán, afirmaron afirmaron haber lanzado un nuevo ataque con drones contra Israel, que no fue confirmado de inmediato.

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