Opinión

Anunciar que anunciarán

La política se ha vuelto un cartel, una agencia de publicidad, un tablón de notificaciones y avisos.“Maduro anuncia que hará anuncios económicos el martes”, “MUD anunciará el viernes planes de protesta”, son los titulares de El Estímulo y otros medios noticiosos.

Publicidad

La Revolución ha puesto de moda los rostros orondos y ufanos anunciando anuncios que luego anunciarán otros anuncios. En mis tiempos de estudiante, la protesta se vivía como un hecho fulminante, imprevisto, insospechado, algo que tomaba por sorpresa a la autoridad. De eso se trataba, de que el poder quedara desconcertado y estupefacto frente a un evento inesperado, súbito, sorpresivo, que lo debilitaba. No se mostraban indicios ni señales para evitar, precisamente, que la autoridad se preparara. Igual hacía el gobernante. El 18 de febrero de 1983, el Presidente de la República, Luis Herrera Campins, apareció intempestivamente en cadena de televisión nacional anunciando la devaluación del Bolívar. Y así han sido los anuncios de los múltiples paquetes y medidas con que los distintos gobiernos han intentado enderezar nuestra siempre torcida economía. Nadie señala anticipadamente una devaluación o un control de cambio por el impacto obvio que esas políticas tendrían en todos los agentes económicos afectados por las medidas.

Este nuevo afán declamatorio que ha invadido la política es indicativo de, al menos, dos vicios: la banalidad y la falta de ideas. Banalidad, por cuanto el narcicismo mediático contemporáneo le exige a los políticos, no que digan algo inteligente, sino que estén simplemente presentes, que aparezcan repetidamente en los medios. Anunciar que algo anunciará le da al personaje protagónico y deseoso de figuración la oportunidad de ser, al menos, dos veces noticia. Por eso vemos continuamente como titulares de los medios de comunicación declaraciones que rayan en la necedad. La patología de la celebridad contemporánea es que lo importante no es ser celebrado por una virtud o por un logro particular sino, simplemente, ser celebrado. El anuncio anticipado permite, a su vez, afrontar otro problema mayor: la falta de conocimiento e ideas. Y es que ni Maduro ni la oposición saben realmente qué hacer para salir del abismo al que nos ha llevado la revolución. El anuncio es una pausa, una especie de lapsus en el proceso de asociación mental, una astucia del actor para mantener a los espectadores ocupados mientras descubre el hilo del diálogo y el guión.

Publicidad
Publicidad