Que la Fuerza te acompañe

Más allá de los efectos especiales de vanguardia que en su momento tuvieron las tres primeras entregas y de sus personajes originales,  con el trasfondo de una historia bien estructurada, lo que verdaderamente ha capturado, consciente  e inconscientemente a los espectadores, es esa soterrada y eterna  lucha entre el bien y el mal, en este caso,  entre la fuerza (el bien) y el lado oscuro (el mal).

Todos los moradores de este planeta también participan desde su mundo interior en esa contienda, solo que en esta serie fílmica la dimensión de la misma es galáctica.

George Lucas,  el creador de la Guerra de Las Galaxias,  ha señalado en varias ocasiones que uno de sus libros de cabecera, inspirador de la historia y de la motivación de sus personajes es “El Héroe de las Mil Caras” del ya fallecido mitólogo norteamericano Joseph Campbell”.

En su libro, Campbell describe la travesía mitológica del héroe (aquel que sirve de canal para hacer llegar el mensaje de la eternidad) y  todo el transitar hacia el camino del descubrimiento de la verdad y de la iluminación.

Este, no es un camino fácil y está lleno de trampas, porque contenidas en el interior del hombre, están siempre presentes la fuerza y su lado oscuro. Señala  Campbell: “El reino de los humanos oculta bajo el suelo del pequeño compartimiento relativamente claro que llamamos consciencia, insospechadas cuevas de Aladino. No hay en ella solamente joyas, sino peligrosos genios…”.

Todas las sociedades a través de sus usos y costumbres ejercen diversos ritos de iniciación, retiro y regreso, éste último, es indispensable para que circulen las energías de renovación y se justifique el retiro del héroe. Estas tres etapas Campbell las describe al detalle en su libro. Así, para iniciarse  en el lado de la fuerza, con el fin de llegar a ser un Jedi o para ser partícipe del lado oscuro de la fuerza, se requiere de  un proceso ritual y de una larga jornada.

En esta última película hay un mayor trasfondo político, que en otras entregas. Disolución del Senado de la confederación galáctica, ejercicios destructivos y esclavizantes  de totalitarismo a lo largo y ancho de la galaxia, en donde el ego del tirano galáctico “es una maldición para sí mismo, aunque sus asuntos aparenten prosperidad”.  También la resistencia al tirano está organizada y activa. Añade Campbell: “Donde pone la mano surge un grito… Un grito del héroe redentor, el que lleva la brillante espada, cuyo golpe, cuyo toque, cuya existencia libertará la tierra”.

Según Campbell el héroe será aquel que logre triunfar sobre sus limitaciones históricas personales y locales, no necesariamente a través de un viaje por confines terrenales o galácticos, sino a través de sus profundidades interiores y cuando conquista finalmente la verdad (como un buda o iluminado) puede sentirse tentado a no regresar, a no volver, para no perder tiempo en compartir la cima conquistada con seres que no solo no la ven, sino que tampoco están interesados en alcanzarla. Así le sucede a Luke Skywalker con su retiro, del que parece no estar interesado en salir, y con el cual finaliza la película. Quizás algunos héroes también son egoístas…

Y ¿cuál es, según Campbell, la gran proeza del héroe? Es conocer que en la unidad está la multiplicidad para luego darla a conocer. Suena sencillo, pero no lo es. Campbell cita a Heráclito para ilustrarlo “para Dios todo es bello, bueno y justo, para los hombres todo lo contrario, tienen unas cosas por justas y otras por injustas”. Es decir, somos seres atrapados en la multiplicidad incapaces de ver la unicidad.

En la película se señala que la fuerza hay que trabajarla, es decir que el bien no hay que darlo por descontado. El bien requiere que siempre se haga lo correcto, ya que el mal constantemente cambia de forma para engañar.

Que la fuerza siempre esté contigo. ¡Que la fuerza siempre nos acompañe!