Opinión

La paz es el camino

El presidente Joe Biden invitó a cerca de 110 países a participar en una Cumbre por la Democracia, entre ellos los principales aliados de Estados Unidos. El evento virtual tendrá lugar el 9 y 10 de diciembre con el argumento de la defensa frente al autoritarismo, el combate a la corrupción y el respeto de los derechos humanos.

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Taiwán

La invitación a la cumbre incluye a aquellos países que EEUU considera sus aliados y excluye a otros que -por diversas razones- están enfrentados a la política estadounidense. Entre los invitados figuran todos los países de la Unión Europea; por África participan la República Democrática del Congo, Kenia, Sudáfrica, Nigeria y Níger; en América Latina y el Caribe están excluidos El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia; en Asia han sido invitados Japón, Corea del Sur, Filipinas, la India y Taiwán en vez de China.

La República China es fundadora de la ONU. El 1 de enero de 1942, China, EEUU, Inglaterra, la ex Unión Soviética y otros 22 países dieron a conocer en Washington la Declaración de las Naciones Unidas. En junio de 1945, Beijing firmó la Carta de las Naciones Unidas. Sin embargo, desde 1949 y durante los 22 años posteriores a la fundación de la República Popular China, la nación más poblada del planeta fue desconocida y rechazada. En 1971, la XXVI Asamblea General de la ONU aprobó la reincorporación de la República Popular China, se restauraron sus derechos y reconocieron a sus representantes como los legítimos de China ante la ONU.

La invitación a Taiwán contradice el reconocimiento de China por la ONU y caldea los ánimos entre ambas potencias. La isla de Taiwán ha sido el epicentro de una creciente rivalidad, mientras China reclama su soberanía sobre la isla, EEUU exporta armas a Taiwán. Estas tensiones se han agudizado desde la Administración Trump, cuando se inició una guerra comercial que impuso altos aranceles a la importación de productos chinos.

De dónde viene conflicto entre la República Popular China y Taiwán

Beijing (Pekín) y Taipéi han reclamado ser los gobernantes legítimos de los territorios de China. En 1945, tras la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial, la República China recuperó la isla de Taiwán. En 1949, las fuerzas revolucionarias lideradas por Mao Tse Tung derrotan al gobierno de Chiang Kai-Shek, quien se refugia en la isla de Taiwán para instaurar un gobierno paralelo al de China continental, el cual es reconocido por EEUU y sus aliados.

Después de décadas de tensiones, a finales de los años 80, China y Taiwán empezaron a tender puentes. Beijing postuló la fórmula conocida como «un país, dos sistemas», en la que Taiwán podría ejercer una considerable autonomía si aceptaba la reunificación con China. La propuesta fue rechazada por Taipéi.

En el año 2000, la elección de Chen Shui-ban como presidente de Taiwán generó alarma en Beijing, toda vez que Chen insiste en separar a Taiwán de China. Chen fue reelegido en 2004, lo que al año siguiente llevó a China a aprobar la Ley Antisecesión para disuadir que Taiwán se separe de China Continental.

En 2008, Ma Ying-jeou fue elegido presidente de Taiwán y buscó mejorar las relaciones entre Beijing y Taipéi a través de convenios económicos. Ma gobernó durante dos períodos pero la constitución de Taiwán prohíbe un tercer mandato. Luego la separatista Tsia Ing-wen ganó las elecciones. El gobernante Partido Democrático Progresivo insiste en independizar a Taiwén de China.

Cumbre Democrática: escalada de tensiones entre China y EEUU

La invitación al gobierno de Taiwán a participar en la Cumbre Democrática y la exclusión de China exacerba las tensiones entre ambas potencias. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, ha asegurado que continuarán proporcionando suministros a Taiwán para que sean capaces de defenderse, como lo han hecho “durante múltiples administraciones”. Aunque dice que “no busca un conflicto abierto en torno a Taiwán” no descarta una posible reacción en caso de que China actúe para reivindicar su soberanía sobre la isla.

Desde su reincorporación a la ONU, China se ha opuesto al hegemonismo y a la política de fuerza. China no vive de la guerra, necesita de la paz para progresar, por eso busca alianzas basadas en los principios de solidaridad, cooperación, respeto a la soberanía y seguridad. Para contribuir a la paz mundial, China ha enviado más de 50 mil personas en apoyo a las operaciones de paz de la ONU. Actualmente es el segundo mayor contribuyente al presupuesto ordinario de la ONU.

La prioridad de la política exterior estadounidense de recuperar su liderazgo internacional pasa a ser una lucha por la hegemonía territorial en Asia. Taiwán es una punta de lanza para este propósito. Las tensiones entre ambas potencias nuevamente ponen a la humanidad al borde de una guerra fría que ya se creía superada, después de la implosión de la URSS.

Reeditar la carrera armamentista distrae los recursos que la humanidad necesita para luchar contra los flagelos del hambre y la enfermedad que hoy la azotan. Hay que evitar que se recrudezcan las viejas confrontaciones animadas por el afán de controlar política y territorialmente al mundo. Para que la humanidad progrese tiene que prevalecer el espíritu de reconciliación, cooperación y solidaridad entre los pueblos. “No hay caminos para la paz, la paz es el camino”.

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