Opinión

Argentina 3-0 Venezuela: de lo precavido al riesgo total

A Argentina le fue incómodo superar el triple bloque escalonado que José Pékerman dispuso en un esquema ultradefensivo. Pero luego del gol, todo cambió y no para bien

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Venezuela

Desde que José Pékerman asumió el mando de la Vinotinto, nos ha quedado claro que todo lo que signifique la eliminatoria a Catar, implicaba partidos para el globo de ensayo de cara al próximo camino hacia 2026.

Se ha respetado la presencia en la convocatoria (y titularidad) de “caballos” como Tomás Rincón, Salomón Rondón y Roberto Rosales y de a poco se ven nuevas caras y mayor presencia de otros futbolistas como Cristian Makoun, Yerson Chacón y Telasco Segovia. Se ha notado que si bien habrá muchos cambios, hay elementos que aún forman parte esencial de la Selección. Y ante Argentina, eso pasó.

El planteamiento inicial de Pékerman con cinco defensores, tres volantes de corte netamente defensivo y dos atacantes, mostró el interés de salir a bloquear a un rival que no perdía hace 29 partidos y que tomaba el choque como una más que probable despedida ante su público antes de viajar a Catar. La intención notable era que más que en funcionamiento, la idea era no salir con la cara hinchada de La Bombonera, tal como fue en la arriesgada propuesta ante Uruguay.

En el Centenario, fue evidente que en medio de una crisis de juego, identidad y competitividad, ser osado e ir de tú a tú podía ser hasta irresponsable, algo a que sí se atrevió el interino Leo González, quizá por aquello mismo de tener poco que perder. Un esquema ultra defensivo que nos recordó los planteamientos de José Peseiro, hace entender que en medio de la construcción de una idea, se debe maniatar al rival primero para ganar confianza con un resultado y, a partir de ahí, armar una propuesta que sí permita ser competitivo.

La idea resultó. A Argentina le fue incómodo superar el triple bloque escalonado, que esperaba siempre agrupado en terreno propio, hasta que luego de un ataque criollo, encontró el espacio en la transición para romper el cerco. Descifrada Venezuela, Pékerman perdió los miedos y con Jhon Murillo de entrada en el segundo tiempo, trató de ser más agresivo.

A partir de ahí, muchas cosas sorprendieron: pasó a defender con cuatro, ubicando a Makoun en una extraña posición en él, la de lateral izquierdo y agotó cambios todos ofensivos que dejaron solo a “Brujo” Martínez en la zona de recuperación, entendiendo que el ingresado “Cariaco” González no acostumbra a ser volante mixto cuando se sabe que tanto daño hace más cerca del área rival.

Machís, Savarino, Aristeguieta. Todos cambios hacia arriba, arriesgando en extremo ante una Argentina que juntó a Messi con Di María para terminar goleando a Venezuela, contando además con la complicidad de Fariñez, quien en una salida en falso facilitó las cosas en el segundo gol. De la excesiva precaución al riesgo total. Apostó por la osadía, buscar al rival o morir. Pasó lo segundo.

Venezuela se va de este premundial sin ganar un solo punto fuera de casa, realidad innegable más allá que se entienda que estos últimos cuatro partidos son ensayos para lo que venga después.

El estado terminal del enfermo aún tiene una cita contra Colombia, que llega a Puerto Ordaz con una remota posibilidad de poder seguir luchando por ir al Mundial. Con las conclusiones de La Bombonera en la mano, Pékerman debería en Cachamay mostrar su primera propuesta seria de cara a lo que viene. Encontrar el camino en un choque de esa exigencia puede ser el oxígeno necesario para ver el largo camino a 2026 con optimismo.

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