Opinión

Primero la plataforma, luego la candidatura unitaria

Actualmente no existe, más que de nombre, una plataforma unitaria de oposición. Hay un nombre, pero no un espacio debatido, con una estrategia común, de los actores políticos y sociales que comulgan con la idea de empujar a Venezuela hacia un cambio por las vías democráticas. Estas son las apreciaciones de Andrés Cañizález de cara a las elecciones presidenciales de 2024

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plataforma unitaria

Se está instalando la tesis de que debe escogerse cuantos antes, en Venezuela, una candidatura unitaria de oposición, de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Aunque atractiva, esta dirección en la estrategia prodemocracia podría resultar errónea. Lo primero que debería ocurrir, en verdad, es constituir una verdadera plataforma o frente unitario.

Actualmente no existe, más que de nombre, una plataforma unitaria de oposición. Tenemos un nombre, pero no un espacio debatido, consensuado, con una estrategia común, de los actores políticos y sociales que comulgan con la idea de empujar a Venezuela hacia un cambio por las vías democráticas.

La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) fue dinamitada, debe decirse, desde adentro y obviamente atacada, cuestionada desde el chavismo. Es bueno recordar que la MUD se constituyó como espacio amplio de actores de oposición, con varios niveles de decisión, reglas internas y el liderazgo de Ramón Guillermo Aveledo.

Más allá de lo político, la MUD impulsó lo que posiblemente haya sido el mayor aporte en construir una visión de país. Bajo la dirección de Marino González durante largo tiempo estuvieron trabajando distintos equipos, de naturaleza fundamentalmente técnica y académica, construyendo consensos sobre qué debía hacerse en el país, en caso de un cambio democrático, en muy diversas áreas (petróleo, política social, medios de comunicación, entre otros).

La construcción de una visión concertada de país, previa a la decisión de escoger un candidato unitario de la oposición en primarias, es importante resaltarla.

En primer término, se le decía al país, y al propio mundo político opositor, no es que vamos a obtener el poder y luego veremos qué vamos a hacer. Tampoco se le dejaba “dibujo libre” al candidato o candidata que fuese electo, sino que sencillamente se establecía un marco de compromisos para la reconstrucción del país.

La pluralidad de aportes y lo valioso de aquellas propuestas para la reconstrucción nacional deberán ser rescatadas, analizadas, valoradas, en algún momento próximo de nuestra historia.

Al repasar estos hechos me conecto con la idea de que primero debe construirse un espacio sólido y plural, el nombre de plataforma unitaria debe hacer honor a su nombre.

Ahora es la reproducción de lo que fueron las cenizas de la MUD. Cuatro partidos, el G-4 (Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo), que entre ellos tampoco están alineados del todo, como lo dejó en evidencia la crisis reciente sobre el manejo de los activos y finanzas en el exterior por parte de Juan Guaidó, en tanto “presidente interino” reconocido aún por varios países.

La necesidad de reinventarse que tiene la unidad opositora requiere de reuniones, discusiones, trazar estrategias, llegar a acuerdos. No es un asunto de cuántos caben en el lado opositor en la mesa de negociación con el gobierno de Nicolás Maduro. Ni, lamentablemente, salir de buenas a primeras a escoger a un candidato o candidata, sin que haya definiciones de fondo sobre una hoja de ruta prodemocracia, que sea fruto del consenso de las dirigencias políticas y que haya sido dada a conocer al país.

Me temo que escoger una candidatura unitaria, así sea por el voto popular, pero que tal cosa suceda sin acuerdos macro sobre la estrategia a seguir, y sin un equipo político conjunto constituido que lleve una eventual campaña electoral, puede ser otra faceta de la improvisación que viene reinando en el campo opositor.

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