Opinión

Gobierno vs. Guaire

Muchos de los que creyeron en la “revolución” están despertando a la realidad de inmundicias en la que estamos sumidos. Se están percatando de vivimos como si nos bañáramos en el Guaire todos los días… y no les gusta nada

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Guaire

No sé si quedan caraqueños que recuerden al río Guaire como lo cantó Billo: “Quien no te conoció cuando eras anchuroso río, quien nunca se bañó en tu cauce puro y cristalino, quien nunca en tu caudal calmó la sed de los caminos, no sabe los momentos placenteros que ha perdido…”. Para la mayoría de nosotros, el pobre Guaire es sinónimo de toda clase de basura, desperdicios, malos olores, materia fecal, en fin, ustedes que saben a qué me refiero, pueden seguir la lista.

Hugo Chávez ofreció tener el Guaire limpio para 2007. Incluso invitó públicamente a varios miembros de su entorno, empezando por Jacqueline Faría, quien más nunca dijo palabra alguna sobre cómo iba la “limpieza”. ¿Dónde habrán ido a parar esos reales? Hasta visitantes extranjeros invitó Chávez a bañarse en el río, que, según él, estaría como nuevo para finales de aquel año.

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Han pasado 15 años de la fecha vencida y el Guaire hoy está más sucio que nunca… Otra promesa más para la larga lista de las promesas incumplidas. Creo que la pregunta pertinente es ¿qué promesa han cumplido? Pero ese no es el tema de este artículo. Traigo a colación al Guaire porque para los caraqueños comparar algo con el Guaire, al menos desde que yo soy una niña, significa la peor de las inmundicias. Sin embargo, desde hace casi 24 años el Guaire tiene en el gobierno un contrincante de peso. En otras palabras, si hicieran una competencia Gobierno vs. Guaire, el río perdería por paliza.

La muerte de Vasco Da Costa me sacudió. Su caso es uno de los que están pendientes en la Corte Penal Internacional. Su cuerpo enfermo no soportó las torturas a las que lo sometieron en la cárcel. Y es que yo no sé qué más vamos a ver, hasta cuándo vamos a aguantar, por qué aguantamos tanto, hasta dónde vamos a llegar, ni cómo vamos a terminar los venezolanos. Cada día somos testigos -ya ni siquiera sé si quedamos atónitos- de irrespetos, abusos, exabruptos, corruptelas, infamias, injusticias, tropelías, miserias humanas, torturas, asesinatos, sinvergüenzuras a cielo abierto y a todo pulmón. ¿Será que esto seguirá hasta que olvidemos definitivamente el sentido de Justicia, la noción de la estética y los parámetros de la decencia? Porque de seguir como vamos, pareciera que podríamos hasta perder la capacidad de diferenciar entre el bien y el mal.

Sin embargo, pienso que muchos de los que creyeron en la “revolución” están despertando a la realidad de inmundicias en la que estamos sumidos. Los docentes, por ejemplo. ¡Hay que ver por todo lo que han pasado!: la miseria que les pagan, lo que les han dejado de pagar, lo que les adeudan, los beneficios que les han quitado… ¡pero quejarse es anatema para el régimen! Los trabajadores de la salud son otras víctimas. También los buhoneros, obreros, agricultores y tantos otros (me dicen que los militares de rangos bajos también) que sólo por expresar algo tan normal como una queja o una inconformidad han pasado a engrosar la lista de los “traidores a la patria”, se están percatando de vivimos como si nos bañáramos en el Guaire todos los días… y no les gusta nada.

Guaire

Por supuesto, todo esto responde a una política de Estado, y como tal, está respaldada por la fuerza, por el Poder Público y por la fuerza política que de él se nutre.

Nos ofrecieron un gobierno limpio ¿lo recuerdan?… Nos ofrecieron un Guaire limpio… Pero como dijo el presidente Abraham Lincoln, “no se puede engañar a todos todo el tiempo”.

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