Opinión

Libertad: el secreto de Noel

Noel Sanvicente es el técnico más ganador en la historia del fútbol venezolano y los registros lo confirman. Pero siempre nos gusta encontrar un asterisco en todo. Nada puede ser para nosotros lo suficientemente bueno

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Nos ha acostumbrado tanto a ser ganador que ya casi lo olvidamos. Es tan común que triunfe que lo que termina siendo noticia es cuando las cosas no le van bien. ¡Qué mezquinos somos!

No hace falta recordar que Noel Sanvicente es el técnico más ganador en la historia del fútbol venezolano porque esos registros están plasmados en cualquier ranking que hable de nuestro balompié en el tiempo. Y justo en ese túnel llamado tiempo, el dominio brutal desde que comenzó el nuevo milenio pertenece a “Chita”: nueve títulos absolutos en 22 años, casi un título cada dos años. Aplastante.

Pero como somos venezolanos, siempre nos gusta encontrar un asterisco en todo. Nada puede ser para nosotros lo suficientemente bueno o destacado. Que no le fue bien al frente de la Selección Nacional, que no ha dirigido en un club fuera de Venezuela, que es fácil lograrlo en un fútbol como el local. Todo su éxito siempre será cuestionado por algo. Nada puede ser tan bueno.

Lo que quiero destacar hoy es la capacidad que tiene Noel para transformar las cosas, para dar un giro tremendo a lo habitual y cambiarlo para bien. La sonora no continuidad como técnico con Caracas para esta temporada levantó una polvareda. Apenas dio el no a la oferta que le presentaron en el despacho de la Cota 905, Zamora inmediatamente rompió un acuerdo verbal con Martín Carrillo para ir por el de San Félix. No importaron las formas: Sanvicente había quedado libre, era el hombre que necesitaban en La Carolina.

Los barineses estaban perdiendo el rumbo. Tras los procesos de Francesco Stifano y Alí Cañas, Zamora se desvirtuó en todo lo que había construido. Y no por culpa de los técnicos que se sentaron en su banquillo luego: la filosofía Sanvicente, una vez aplicada, impregna todo y hace que la estructura dependa siempre de esa forma de trabajar, de esa manera de entender el fútbol y la vida. Salir de eso es sumamente difícil: es como un vicio. Si no, pregunte en Cocodrilos Sports Park.

Caracas lo implementó, luego Zamora lo tomó prestado. Caracas decidió regresar a su filosofía y lo fue a buscar para devolverle las viejas glorias que se habían extraviado en el rojo. Es su manera de ver el fútbol lo que cambia todo. Entiende como nadie las necesidades del futbolista, explota sus virtudes, los potencia, los recupera, los saca del ostracismo, les devuelve la alegría, la emoción, la competitividad, en un régimen que por mucho es poco soportable por lo estricto, pero tan necesario para la propia evolución del futbolista en un fútbol y país como Venezuela.

Escribo esto cuando faltan aún cuatro fechas por culminar la temporada regular de la liga 2022 y ya Zamora está a una victoria de asegurar su clasificación a la Copa Libertadores, otra vez, y de pelear por obtener una nueva estrella en su palmarés. En apenas ocho meses al frente de los barineses, ya Sanvicente ha rescatado la esencia del Zamora que él mismo ayudó a crear y hoy el blanquinegro es el equipo más regular del país.

Y lo maravilloso de todo esto es que no hay figuras descollantes en su equipo, solo futbolistas realmente rendidores bajo su manto. Ha construido un equipo realmente potente con un solo jugador que llegó con vitola de distinto en enero: Erickson Gallardo. El resto, hombres con una carrera por explotar o que se habían extraviado, vueltos al redil y que hoy son parte esencial, cada uno de ellos, de lo que está por alcanzar este gran Zamora.

Juan Carlos Reyes, Leonardo Aponte, José Pilar Velásquez, Yanniel Hernández, Sergio Sulbarán, Lucho Vargas, Antonio Romero, Danny Pérez, Mauricio Márquez, Luis Casimiro Peña… Todos futbolistas vitales en el funcionamiento del equipo y cuyos apellidos no han descollado en nuestro país, amparados en el gran descubrimiento de uno de los mejores extranjeros de la liga, como lo es el volante central panameño Jovani Welch, un seguro de vida en la mitad del campo.

Entonces, ¿cómo se hace un equipo sólido con tan pocas figuras? Haciendo buen fútbol, con esa palabra tan manoseada como lo es “trabajando”, pero de cabo a rabo. De la mano del que sabe, de Noel Sanvicente. Creo que solo Daniel Farías en La Guaira es un técnico que tiene tanta mano libre para manejar la estructura deportiva de un equipo como Noel en Zamora. Y ese permiso, esa libertad, es vital para que los cambios surjan porque nadie como él entiende cómo se gestiona una plantilla, una estructura de categorías menores.

Ahí está la clave del éxito inmediato de este Zamora: en la directiva sabían que había que “soltarle la mano” a Sanvicente para que él adoptara los cambios necesarios para que todo comenzara a funcionar y, después de recientes desventuras y cambios de orientación, que no le estaba rindiendo frutos a la institución, el rescate parece devolver a los federales al rumbo que los hizo exitosos: explotar la venta de futbolistas para la sustentabilidad. Hay una ventaja evidente y es que en Zamora ya sabían cómo trabajaba Noel y por lo tanto se hizo más fácil adaptarse de nuevo a su metodología.

Aún cuando existe una investigación en curso en Zamora por parte de la FVF y con la dificultad de no poder reforzarse en la última ventana de fichajes por sanciones devenidas, lo deportivo marcha viento en popa de la mano de Noel y parece que nada va a poder truncar ese paso firme. Zamora está virtualmente en Libertadores y la quinta estrella parece también estar muy cerca.

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